Censura y represión: Una editorial de revistas médicas manda retirar estudios sobre los graves efectos de las píldoras abortivas

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El 5 de febrero, en una evidente muestra de cobardía intelectual, una revista médica supuestamente imparcial anunció que retiraba tres estudios que había publicado anteriormente y que documentaban los efectos médicos peligrosos que se producen entre las mujeres que toman la píldora abortiva.

Los investigadores que revisaron las publicaciones estaban a favor del aborto. Además, también forzaron el despido del autor principal

¿La excusa para la censura? Decir que los autores son providas

Los hechos se dieron después de que un británico, profesor de farmacia y  activista proabortista , alegase a la editorial que trabajar para un grupo provida –como hacen los facultativos– no es ético, ya que, según su propio criterio, sólo intentaban «integrar sus propios pensamientos» y constituía de algún modo un «conflicto de intereses».
La hipócrita cuestión del «conflicto de intereses» planteada por el activista, y que no se plantea cuando los que hacen estudios científicos son proabortistas, es la razón principal por la que la revista médica justifica la retirada de los tres estudios sobre la píldora abortiva.

Lo que no dijeron era que los que los censuraron eran propíldoras abortivas

Tras la queja, un grupo de revisores externos procedieron a revisar los escritos. Coincidieron en que los estudios presentaban deficiencias metodológicas.
El problema se dio tras la orden de retirada, ya que se descubrió que los profesionales que había decidido quitar los ensayos eran científicos a favor de estas controvertidas prácticas, al igual que el profesor de farmacia.

Represión: Expulsan al principal investigador científico

El sesgo a favor de las perspectivas del lobby abortista de los investigadores se vio agravado con otro hecho. En noviembre, mucho antes de que finalizara su decisión de retirar los estudios, James Studnicki, el principal investigador científico de los tres estudios sobre la píldora abortiva, fue «expulsado del consejo editorial de Health Services and Managerial Epidemiology», comentan.
James Studnicki ha denunciado que las anulaciones de los documentos son «completamente injustificadas», puesto que el objetivo principal y por el que analizaron los estudio fue desacreditar la investigación científica que desafiaba el sesgo proaborto arraigado en el mundo académico.

¿Por qué de esta censura y represión?

Además de sentar un precedente – ya saben la táctica marxista de «asesinado a uno, educado a miles»,  los autores del estudio han asegurado a Daily Wire que las retractaciones son «un esfuerzo motivado políticamente» para desacreditar la investigación por la que Matthew Kacsmaryk, juez estadounidense, decidió dar orden para suspender la aprobación de la mifepristona, el fármaco utilizado en la mayor parte de los abortos en los Estados Unidos.
Fuente: María Fernández | El Debate

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