La Organización Mundial de la Salud en un comunicado de prensa, fechado el 5 de junio de 2023, señala que “en junio de 2023, la OMS incorporará el sistema de la Unión Europea (UE) de certificación digital de la COVID-19 para implantar un sistema que facilite los desplazamientos por todo el mundo y proteja a todos los ciudadanos frente a las amenazas actuales y futuras para su salud, incluidas las pandemias. Se trata del primer componente de la Red Mundial de Certificación Digital de Salud de la OMS, que incluirá una amplia gama de productos digitales con el fin de que todas las personas gocen de mejor salud».

“Mediante esta alianza, se trabajará en el desarrollo técnico paulatino del sistema de la OMS para abarcar otros casos, por ejemplo, la digitalización del certificado internacional de vacunación o profilaxis”, amenaza la OMS.

La Comisión Europea, también lo ha anunciado en su propio comunicado de prensa.

El acuerdo -que mercadea con los datos sanitarios de todos los europeos y pisotea el derecho a la intimidad personal y al secreto de los datos e historias clínicas de los ciudadanos europeos– ha sido alcanzado de la mano del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, -quien antes de ostentar este cargo había sido el principal miembro de un partido comunista revolucionario de Etiopía, catalogado como organización terrorista por EE.UU. en los años 90-, y por la comisaria de Salud y Alimentación de la Unión Europea, Stella Kyriakides, denunciada ante la fiscalía de Bélgica por los abogados españoles de la Asociación Liberum. Kyriakides está acusada, junto con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, por un presunto delito de destrucción de documentos, de usurpación de funciones públicas, malversación y corrupción de personas que ocupan cargos públicos.

¿Pueden dos personas con semejantes antecedentes firmar algún tipo de acuerdo? La verdad es que ni con un currículo intachable podrían hacerlo, pero lo han hecho. ¿Quién les dio potestad para traspasar los datos sanitarios de los europeos? Nadie lo hizo. Un acuerdo de semejante envergadura no ha sido sometido a referendum en ningún país de Europa, y todavía España, que sepamos, no ha cedido su soberanía sanitaria a la Unión Europea, aunque ese sea el camino que parece que se persigue.

Un Certificado Covid que no ha servido para nada, salvo para perder libertad y salud
Varios europarlamentarios con conciencia, liderados por Cristian Terhes, vienen denunciando en la propia sede de la Unión Europa que se les ha ocultado toda clase de información referente a las inoculaciones para la Covid-19 y también desconocen, porque se les ha negado el acceso a los documentos, el contenido de los contratos que la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, firmó con las farmacéuticas. Sí sabemos, sin embargo, que las farmacéuticas se eximieron desde el principio de toda responsabilidad por los daños que hacen sus productos. El escándalo es mayúsculo, pero se sigue silenciando en los principales medios.

Los propios directivos de la farmacéutica Pfizer han llegado a confesar que su producto no es efectivo. Y lo han reconocido en la sede de la Unión Europea, en Comisión Parlamentaria. Un producto fabricado para inmunizar que no inmuniza frente a nada. Y nadie en Europa ha dimitido todavía por ello.

Y si las inoculaciones para la Covid19 no evitan ningún tipo de contagio, ¿cómo es posible que se haya adoptado en Europa un certificado Covid digital, que todavía está vigente porque no ha sido cancelado, que sólo ha servido para discriminar a los europeos en función de sus datos sanitarios? ¡Y nadie ha dimitido todavía!

Las inoculaciones experimentales no son eficaces, pero tampoco son seguras, ya que desde el principio empezaron a cosechar graves efectos secundarios en la población. Los países de Europa más vacunados son los que más sobremortalidad cosechan por todas las causas, siendo preocupantes las muertes de niños y de jóvenes vacunados, los ataques al corazón y los cánceres fulminantes, tras las repetidas dosis. La Asociación Liberum ya interpuso una denuncia contra la Agencia Española del Medicamento por un delito contra la salud pública.

Ahora, Luis María Pardo, abogado de la Asociación Liberum señala que este acuerdo entre Ghebreyesus y Kyriakides es una abominación liberticida muy preocupante y que “con el nuevo Reglamento Sanitario Internacional y el Tratado de Pandemias que será aprobado en Europa en el año 2024, se volverá a señalar a aquellos estados o a aquellos grupos de estados que no quieran firmarlos, igual que se hizo con el Certificado Covid digital”.

La OMS está en manos privadas

Conviene recordar que la OMS es una organización que mayoritariamente está en manos privadas, como la propia OMS reconoce en su web: Las aportaciones de los estados miembros “cubren menos del 20% del presupuesto total”. “El resto son aportaciones voluntarias”.

La OMS recibirá un incremento de un 20 por ciento de su presupuesto para hacer frente a la “enfermedad X” (término utilizado por la OMS para referirse a una enfermedad desconocida que podría causar una pandemia global en el futuro) y a “todo tipo de emergencias”. Y se ha anunciado una colaboración entre la OMS y la Fundación Rockefeller para promover vacunas.

“La amenaza de que surja otra variante que provoque nuevas oleadas de enfermedad y muerte permanece. Y la amenaza de que surja otro patógeno con un potencial aún más letal permanece… Cuando la próxima pandemia llame a la puerta, y lo hará, debemos estar preparados para responder de manera decisiva, colectiva y equitativa”, dijo Tedros ante los miembros de la 76ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS.

Y sigue su ruta establecida. No es de extrañar que ahora bajo el pretexto de «facilitar» los desplazamientos en todo el mundo quieran imponer mundialmente u Certificado de Salud Digital. No hace falta que nos “faciliten” nada, señores de la OMS, los ciudadanos ya sabemos desplazarnos muy bien y muy fácilmente, sin que ustedes intervengan para dificultarlo todo. Los controles que han impuesto nunca facilitaron, son grandes obstáculos, además de ineficaces herramientas sanitarias porque las inoculaciones Covid19 no inmunizan, no evitan contagios, y además son dañinas.

Dice la OMS que el acuerdo alcanzado con la Unión Europea es para «mejorar» la salud, pero los datos cantan que tras las inoculaciones es alarmante la sobremortalidad acaecida, comparada con la que había antes de la experimentación de estos medicamentos, sólo aprobados por la vía de emergencia (pese a que ya no hay emergencia según la OMS) y todavía no cuentan la autorización definitiva.

Médicos de todo el mundo dieron un paso al frente para denunciar las inoculaciones para la Covid-19 y pedir su su cese inmediato, y otros investigadores han puesto de manifiesto, pese a toda la ocultación de las farmacéuticas, de la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud, que los componentes utilizados en las inoculaciones del Covid son tóxicos para el ser humano, y también conocemos por un reciente artículo publicado en Actuall que algunos de sus componentes también sirven para pegamentar nanopárticulas metálicas al ADN humano, hibridando así al ser humano.

(Inmaculada Fernández | Actuall.com)