Aunque el comunista se vista de seda…o la marca blanca de Sumar

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 Sumar es una operación neocomunista de libro

Que no nos cuenten cuentos, esta izquierda trasnochada, esta izquierda nostálgica, revanchista y sectaria que se  inventa las clases para poder justificar su lucha de clases, quiere imponer una visión sectaria e ideológica de nuestra sociedad que solo existe en su mente y en su mentalidad polarizadora. La inflación del Estado del bienestar junto a la hipertrofia de todos aquellos que viven y medran del erario nos está empujando a una situación sin salida.

Cabría preguntarse el porqué de esa obsesión por aumentar constantemente el tamaño del Estado, por la hiperregulación, por la imposición de su moral, por la destrucción de las normas, por la persecución de la libertad del individuo, por la polarización social, por la estigmatización de la diferencia. En verdad, nada nuevo bajo el sol, el comunismo ha mutado en sus formas, pero no en sus objetivos. Han cambiado sus estrategias, pero siguen persiguiendo un sueño en forma de fatalidad que, en verdad, crea monstruos. Los monstruos los conocemos, muchos millones de personas lo sufrieron (y algunos de ellos siguen sufriéndolo). Más de 100 millones de personas fueron asesinados por el comunismo. Es la ideología, sin lugar a dudas, que más crímenes y genocidios ha cometido en el mundo. Allá donde se implanta el comunismo genera  hambre, persecución, asesinatos y muerte.

Mutación

La mutación de la izquierda, partiendo de su orfandad ideológica y estratégica desde la desaparición de la URSS se ha basado en las formas, no en el fondo. Si los partidos comunistas, en los años sesenta y setenta, debatían si la mejor forma de alcanzar el poder (para retenerlo para siempre) era utilizando las propias instituciones democráticas o bien mediante procesos revolucionarios, ahora únicamente han colocado una pieza inicial en ese proceso de toma del poder: el populismo.

Populismo que se descompone en operaciones de desinformación, señalamiento del contrario, la creación de una alteridad, de un chivo expiatorio, la generación de una narrativa polarizadora y, muy probablemente, escenarios de enfrentamiento civil de distintas intensidades. Todo ello, trufado con propuestas políticas rocambolescas e imposibles para crear una sensación de posibilidad para todas aquellas capas de población vulnerables social y económicamente. Lamentablemente, este tipo de narrativas y estrategias han permeado en todas aquellas fuerzas políticas de izquierda, incluyendo las que se denominaban socialdemócratas, porque, efectivamente, son muy rentables electoralmente hablando. Las consecuencias de la polarización y la cosificación del contrario parecen no interesar a nadie.

Marca blanca: Sumar

Solo habría que hacer un repaso de las propuestas de la que nuestro presidente Sánchez cree que es su marca blanca, esto es, de eso llamado Sumar, para darse cuenta de que es una operación neocomunista de libro. Naturalmente con la connivencia y colaboración de Pedro Sánchez y su obsesivo tacticismo.

Y como aderezo populista y, como no, estrategia para lograr una base clientelar de votantes, reparto de subsidios, incluida una «herencia universal» de 20.000 euros para todos aquellos que cumplan 18 años…naturalmente pagado por los «ricos», esos insolidarios que solo se dedican a hacer empresas, traer talento y crear empleo. Y, por supuesto, la inmigración, toda regularizada y con derecho a voto…

Por todo lo dicho hasta aquí, solo lanzar una advertencia, el comunismo, una vez en el poder hará todo lo posible y utilizará toda la maquinaria pública en sus manos, para perpetuarse. Ya lo hemos visto, la historia así nos lo dice. Después no nos rasguemos las vestiduras, el que se cree las mentiras sabiendo que son mentira y no hace nada al respecto, será culpable de la desaparición de la democracia tal y como la conocemos. Así que las sonrisas, el postureo, la cercanía o el glamour no te confundan, un comunista es comunista, se vista como se vista.

(Con información de The Objective | José Rosiñol)

 

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