El primer paso para la clonación humana
La clonación de mascotas está en auge en países como Estados Unidos, China y Corea del Sur, llegando ya a España donde es una «práctica» que es «legal».
En los últimos años, el negocio de la reproducción de mascotas mediante la clonación ha experimentado un considerable crecimiento en países como Estados Unidos, China y Corea del Sur, y esto, aunque, los animales clonados no son genéticamente idénticos a los originales y pueden tener mayores probabilidades de desarrollar enfermedades.
La primera vez que se clonó un animal fue en 1996, cuando se logró clonar una oveja a partir de una célula adulta. Esto dio lugar al popularmente conocido caso de la ‘oveja Dolly’. Desde entonces, la clonación de animales se ha ido popularizando y es común en camellos y caballos, donde los ejemplares de pura raza son altamente cotizados.
La clonación en España
Este negocio se está abriendo ya camino en España. Por una suma de alrededor de 55.000 euros, una clínica en Marbella puede crear una réplica genética de un perro o gato utilizando una técnica de reproducción legal pero que plantea graves dilemas éticos y morales.
Además de la mencionada empresa de Marbella, en España hay otras empresas, como ‘Embryotools’, en Barcelona, que se dedica a la clonación de caballos de pura raza, pero no realiza clonación de mascotas domésticas.
Mientras que clonar un caballo cuesta alrededor de 75.000 euros y se hace por un sentido meramente económico, en el caso de las mascotas prima la conexión emocional.
No existen límites legales de la clonación en España
El abogado Alberto García Cebrián señala que “la clonación de mascotas en España es perfectamente legal ya que no está prohibida en ninguna norma de nuestro ordenamiento jurídico. Al igual que hace años era algo infrecuente, la tendencia lo convierte en algo cada vez más habitual, por lo que surgirá la necesidad de regularla y poner límites a esta nueva práctica”.
En este sentido, el letrado sostiene que «según se vaya asentando requerirá que se límite la posibilidad de clonar animales en la medida en que esta práctica pueda acabar superando límites éticos y morales. Debemos recordar, además, que las mascotas han sido reconocidas como un miembro más de la familia y esto también puede suponer nuevos límites legales”.
Para llevar a cabo el proceso de clonación, es necesario tomar una muestra de ADN de la piel del animal, que solo se puede obtener cuando está vivo o justo después de fallecer. Después de la biopsia, se crean células llamadas fibroblastos que contienen información genética en su núcleo. Este núcleo se extrae y se introduce en un óvulo previamente vaciado de su núcleo. Este proceso da lugar a un embrión que comparte el 99,9% del material genético del animal original. Posteriormente, el embrión se implanta en una hembra para su gestación.
Los riesgos de la clonación animal
Ante el auge de esta práctica a nivel mundial, numerosos expertos advierten de que los animales clonados no son genéticamente idénticos. La mascota resultante tendrá un 0,1% del genoma de la hembra que gesta el embrión modificado. Además, según han reseñado numerosos expertos en este campo, los comportamientos del animal clonado tampoco serán idénticos a los del original.
Por otra parte, hay un alto porcentaje de fracaso en estos procesos que, además, pueden dar lugar a enfermedades en los ejemplares clonados.
En este sentido, varios estudios han indicado que los animales clonados tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedades. Por otra parte, el proceso de extracción de óvulos y gestación subrogada en las hembras donantes puede ser doloroso y angustiante.
¿Clonación humana?
Es obvio que son problemas técnicos y que es cuestión de tiempo el ir resolviéndolos. El gran problema vendrá cuando el proceso de clonación esté bien desarrollado técnicamente e implantada la clonación de animales se abordará la siguiente etapa: la clonación de seres humanos.
Una técnica que llegado el caso podría darse técnicamente pero que sin embargo tendría graves problemas éticos y morales. Son muchas las razones para hacer un juicio negativo de la clonación humana. Reseñemos solo algunas de ellas:
- En el proceso de clonación se pervierten las relaciones fundamentales de la persona humana: la filiación, la consanguinidad, el parentesco y la paternidad o maternidad. Una mujer puede ser hermana gemela de su madre, carecer de padre biológico y ser hija de su abuelo. Con la clonación se llega a la ruptura total de estos vínculos.
- Como en toda actividad artificial se “emula” e “imita” lo que acontece en la naturaleza, pero a costa de olvidar que el hombre no se reduce a su componente biológico, sobre todo cuando éste se limita a las modalidades reproductivas que han caracterizado sólo a los organismos más simples y menos evolucionados desde el punto de vista biológico.
- Se alimenta la idea de que algunos hombres pueden tener un dominio total sobre la existencia de los demás, hasta el punto de programar su identidad biológica -seleccionada sobre la base de criterios arbitrarios o puramente instrumentales-, la cual, aunque no agota la identidad personal del hombre, caracterizada por el espíritu, es parte constitutiva de la misma.
- La clonación humana merece un juicio negativo también en relación a la dignidad de la persona clonada, que vendrá al mundo como “copia” (aunque sea sólo copia biológica) de otro ser. En efecto, esta práctica propicia un íntimo malestar en el clonado, cuya identidad psíquica corre serio peligro por la presencia real o incluso sólo virtual de su “otro”.
- En todo caso, dicha experimentación es inmoral por la arbitraria concepción del cuerpo humano (considerado definitivamente como una máquina compuesta de piezas), reducido a simple instrumento de investigación. El cuerpo humano es elemento integrante de la dignidad y de la identidad personal de cada uno, y no es lícito usar a la mujer para que proporcione óvulos con los cuales realizar experimentos de clonación.
- Es inmoral porque también el ser clonado es un “hombre”, aunque sea en estado embrionario.
- El proyecto de la “clonación humana” es una terrible consecuencia a la que lleva una ciencia sin valores y es signo del profundo malestar de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la técnica y en la “calidad de vida” sucedáneos al sentido de la vida y a la salvación de la existencia.
Cierre Digital /Universidad de Navarra
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