Aprueban una ley pionera para proteger la privacidad de nuestros pensamientos, que es ya la única privacidad que nos queda

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Si eres de los que creen que la telepatía o el control mental son cosa de ciencia ficción, piénsalo de nuevo. Los avances en inteligencia artificial están dando lugar a descubrimientos médicos que antes se creían imposibles, incluidos dispositivos que pueden leer las mentes y alterar nuestro cerebro.

La privacidad de nuestra mente es ya la única privacidad que nos queda.

El Dr. Sean Pauzauskie, neurólogo del UCHealth Poudre Valley Hospital, dice que en la actualidad ya hay alrededor de 30 dispositivos de neurotecnología a la venta en Internet, incluido Emotiv, que, según él, es la primera interfaz de cerebro a computadora de calidad comercial, «Todo lo que quieras hacer. Puedes mover tu computadora con tu mente y puedes controlarla con tu mente usando este dispositivo».

Pauzauskie dice que la tecnología está revolucionando la atención médica y permitiendo que las personas que no pueden moverse o hablar se comuniquen con solo un pensamiento o expresión: «Podrías usar este dispositivo para mover el cursor a la letra que deseas y luego, si así lo deseas, podrías simplemente sonreír y dar la orden para ingresarla».

La mayoría de los dispositivos se venden entre 200 y 400 dólares y funcionan mirando el cerebro y, en algunos casos, alterándolo.

Afirma que la neurotecnología promete no solo mejorar la función cerebral, sino también identificar deficiencias. La está utilizando en UCHealth para detectar ataques epilépticos en el momento en que ocurren: «Nunca antes habíamos podido hacer eso. Esto elimina todas las conjeturas y nos permite cambiar los medicamentos en tiempo real».

Tienen beneficios…

Pauzauskie dice que los que ha probado hacen lo que dicen que hacen. Si la tecnología para el hogar es impresionante, los dispositivos que se utilizan en el laboratorio lo son aún más. Elon Musk ha desarrollado un chip implantable que también permite a una persona mover el cursor de una computadora con sus pensamientos. Apple, Meta y Open-AI también están trabajando en dispositivos de neurotecnología.

Pauzaskie dice que nuestras ondas cerebrales son como señales encriptadas y, usando inteligencia artificial, los investigadores han identificado frecuencias para palabras específicas para convertir el pensamiento en texto con un 40% de precisión, «lo cual, en unos años, probablemente estemos hablando del 80-90%».

No sólo las palabras tienen patrones distintivos de ondas cerebrales, sino también condiciones como el Alzheimer, la ansiedad y la adicción. Los investigadores ahora están trabajando para revertir estas condiciones mediante el uso de estimulación eléctrica para alterar las frecuencias o regiones del cerebro donde se originan.

«Los beneficios estarán fuera de serie. Los pacientes tendrán docenas de opciones más», dice Pauzauskie

…pero también grandes Riesgos.

Pero junto con los beneficios, dice, vienen los riesgos: «Nuestros cerebros nos hacen lo que somos, por lo que es uno de los datos más sensibles que puedes compartir con alguien».

Es el tipo de datos que las compañías de seguros podrían utilizar para discriminar, las fuerzas del orden para interrogar y los anunciantes para manipular. El gobierno también podría meterse en nuestras cabezas y potencialmente alterar nuestros pensamientos, emociones y recuerdos a medida que avance la tecnología.

«Nadie quiere vivir en un mundo donde existan algunos de estos malos usos o abusos», dice Pauzauskie.

Los dispositivos comerciales no están regulados ni están sujetos a leyes de privacidad

Pero, si bien los centros de investigación médica están sujetos a leyes de privacidad, las empresas privadas, que están acumulando grandes cantidades de datos cerebrales, no lo están.

La privacidad mental es una dimensión de la privacidad de cada persona que se refiere al control que debemos tener sobre la información acerca de nuestros procesos mentales. Aquello que albergamos en silencio dentro de la cabeza (creencias, deseos, recuerdos, experiencias, rasgos de carácter, etc.)

Según un estudio de la Fundación Neurorights, dos tercios de estas empresas ya están compartiendo o vendiendo los datos con terceros. La gran mayoría de ellas tampoco revela dónde se almacenan los datos, durante cuánto tiempo los conservan, quién tiene acceso a ellos y qué sucede si se produce una violación de la seguridad…

Nueva ley en Colorado

Por eso Pauzauskie, director médico de la Fundación Neurorights, encabezó la aprobación de una ley pionera en el país en Colorado. Esta ley incluye los datos biológicos o cerebrales en la Ley de Privacidad del Estado, de forma similar a las huellas dactilares si los datos se utilizan para identificar a las personas. «Este es un primer paso, pero aún nos queda un largo camino por recorrer», afirma.

Pauzauskie sugiere que, en un momento en que las empresas y los países compiten por acceder, analizar y alterar nuestros cerebros, las protecciones de la privacidad deberían ser una obviedad: «Es todo lo que somos. Es todo lo que tiene que ver con nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros recuerdos, nuestras intenciones».

La nueva ley entrará en vigor el 8 de agosto. Pauzauskie y la Fundación Neurorights ahora están presionando para que se apruebe una ley federal e incluso un acuerdo global. No quieren que los datos cerebrales se vuelvan como los datos de ADN que las personas envían a sitios de genealogía sólo para descubrir que los compartieron o los vendieron a un tercero.

Después de todo, la privacidad de nuestra mente es ya la única privacidad que nos queda.

Fuente: CBS News

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