La ideología de género y los dogmas y colectivos LGTBIs tratan de imponerse como un rodillo desde los parlamentos, los gobiernos y las administraciones.
En Ginebra, durante la 53 Sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrada hace unos días, un experto “independiente” ha presentado un Informe que, con el pretexto de defender los derechos de las personas “LGBTQI” limita el derecho fundamental a la Libertad Religiosa.
El Informe es un obús contra las creencias de personas como tú y como yo:
– El Informe sugiere que los gobiernos impidan a los líderes religiosos llamar “pecado” a determinados actos o prácticas.
-Se obligará a las escuelas de ideario religioso a enseñar ideologías contrarias a su doctrina, creencias y valores fundamentales.
-Como consecuencia, se despedirá a los maestros y profesores que no estén alineados con los principios LGTBI.
-Se invita a los Estados a intervenir en la doctrina cristiana, lo cual vulneraría la autonomía de las iglesias y los derechos fundamentales de los creyentes en Cristo.
Objetivo y estrategia del informe
El objetivo del Informe del experto de la ONU es trasladar una serie de “recomendaciones” a los estados miembros.
Es una estrategia perfectamente diseñada para cambiar la mentalidad, las costumbres y las leyes de los países con el pretexto de introducir “nuevos derechos”.
Estos Informes y su aprobación se hacen de tapadillo, en reuniones a puerta cerrada de las que solo se enteran los funcionarios de la ONU, los representantes más activos de los países y los activistas que quieren imponernos su ideología a todos por la puerta de atrás.
El Observatorio para la Libertad Religiosa se ha dado cuenta
Por suerte, en el Observatorio para la Libertad Religiosa se ha dado cuenta lo que se está cocinando en el Consejo de Derechos Humanos y te lo podemos contar.
Y, lo que es más importante, ha iniciado una campaña para decirle al presidente del Consejo de Derechos Humanos, Václav Bálek , que frene el Informe que, de llegar a aprobarse, fulminará nuestra Libertad Religiosa.
Recuerda que no está en juego cualquier cosa. Es tu libertad y la de los tuyos para profesar una religión no solo en tu casa, en tu templo o en tu comunidad, sino en todos los ámbitos de tu vida.
Si somos muchos, podemos parar este nuevo ataque internacional contra un derecho fundamental que está, además, reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
