Abogados Cristianos denuncia un ataque animalista cristianófobo que simula el descendimiento de Cristo

Una nueva muestra de ataque animalista cristianófobo ha estallado en España. Esta vez, los activistas radicales de extrema izquierda han representado a la Virgen María sosteniendo a un toro en vez de a Jesucristo, burlándose así del sufrimiento de la Madre de Dios. Mientras tanto, las instituciones, los partidos políticos y gran parte de la jerarquía eclesial permanecen en silencio cómplice.

¿Qué ha ocurrido? La imagen de la Piedad, profanada por los animalistas

La Fundación Anima Naturalis ha protagonizado un acto ofensivo y blasfemo contra los cristianos en plena calle. Simularon la escena de la Piedad —uno de los íconos más sagrados de la cristiandad— reemplazando el cuerpo de Jesucristo por el de un toro muerto, acompañado de un cartel que rezaba: “Las corridas de toros son pecado”.

Abogados Cristianos ha actuado con firmeza y ha presentado una denuncia contra los responsables de esta performance blasfema. Los acusa de un posible delito de escarnio recogido en el artículo 525 del Código Penal. Según la presidenta de la fundación, Polonia Castellanos, este acto supone “comparar a Dios con un animal de campo y burlarse del sufrimiento de la Virgen por su hijo”.

Este es otro ejemplo del ataque animalista cristianófobo promovido por la izquierda radical bajo el pretexto de defender a los animales, cuando en realidad lo que hacen es ofender y perseguir a los creyentes.

Silencio institucional y complicidad moral

El problema no se limita al grupo de activistas animalistas de ultraizquierda. La complicidad del sistema es total. Ni ayuntamientos, ni comunidades autónomas, ni los grandes partidos —empezando por el PSOE de Pedro Sánchez, cómplice habitual de estas ofensas— han levantado la voz.

Tampoco se han pronunciado obispos ni representantes de la Conferencia Episcopal, cuya tibieza o ausencia en estos ataques se ha convertido en norma. Su silencio les convierte en cómplices por omisión de un clima de hostilidad hacia los cristianos que se extiende por toda España.

Mientras tanto, solo la sociedad civil, representada en este caso por Abogados Cristianos, defiende los valores cristianos y la dignidad religiosa de millones de españoles. Como afirma Polonia Castellanos, “se trata de una muestra más del clima de intolerancia que hay y de cristianofobia. La justicia debe poner límites, porque los ataques a los creyentes cada vez van a más”.

Este ataque blasfemo refleja con precisión esta creciente ofensiva contra el cristianismo, que no se detendrá si no hay consecuencias legales y sociales claras.

Cristianofobia creciente y sistemática: la agenda del odio anticristiano

Este no es un caso aislado. Es una pieza más en el engranaje de la agenda ideológica de la izquierda radical. Lo vemos en la educación, donde se adoctrina con ideología de género; lo vemos en los medios públicos, donde se ridiculiza sistemáticamente la fe; lo vemos en la política, con leyes que limitan la libertad religiosa.

El ataque animalista cristianófobo de Anima Naturalis forma parte de esa estrategia: socavar los cimientos religiosos de nuestra sociedad. El cristianismo molesta porque ofrece verdades objetivas, valores innegociables y una visión trascendente del ser humano que no se arrodilla ante el Estado ni ante la moda ideológica.

Además, al sustituir a Jesucristo —Dios hecho Hombre— por un toro, se lanza un mensaje claro: los valores cristianos valen menos que una vaca para estos activistas. Un ataque que no solo hiere los sentimientos religiosos, sino que degrada a todo el que cree en la trascendencia, en la redención y en la dignidad del sufrimiento.

La urgencia de una respuesta firme desde la sociedad civil

Este ataque animalista cristianófobo exige una reacción decidida. Los cristianos no pueden seguir callando ante la burla sistemática de sus símbolos más sagrados. La Piedad representa el dolor de una madre ante el asesinato de su hijo inocente. Usarla para hacer propaganda ideológica animalista es una infamia intolerable.

No podemos permitir que se normalicen estas ofensas. Es hora de respaldar a organizaciones como Abogados Cristianos, que luchan en los tribunales por la libertad religiosa de todos los españoles. Es momento de exigir a nuestros representantes políticos —si es que aún queda alguno con principios— que defiendan nuestra fe y nuestros valores.

La libertad religiosa no se defiende con discursos vacíos, sino con acciones concretas. Cada vez que se permite una ofensa de este calibre sin consecuencias, se da un paso más hacia la desaparición del cristianismo en la vida pública.

Tampoco es aceptable que la jerarquía eclesial guarde silencio. Si no se defienden las imágenes sagradas, si no se condenan públicamente estos actos, ¿qué mensaje se está dando a los fieles?