Trama de corrupción en Acento: el lobby del bipartidismo PP-PSOE bajo sospecha

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Acento y la sombra del bipartidismo

La trama de corrupción en Acento revela el rostro más oscuro del régimen bipartidista PP-PSOE que ha dominado España durante décadas. La consultora Acento, creada por exministros del PP y del PSOE, aparece vinculada a una red de adjudicaciones irregulares en el Ministerio de Transportes, con ramificaciones internacionales y un trasfondo de poder político y económico.

Según reveló El Español, las investigaciones del caso Koldo apuntan directamente al secretario de Estado de Telecomunicaciones, el socialista Antonio Hernando, y a su socio, el exministro socialista José Blanco, por facilitar contratos millonarios al Grupo Puentes, una constructora gallega que multiplicó sus negocios con la Administración central en los últimos años.

La trama de corrupción en Acento no es un caso aislado. Representa el síntoma de un sistema donde los partidos PP y PSOE han intercambiado sillones y favores al servicio de intereses privados y extranjeros, mientras España se hunde en la falta de transparencia y la desigualdad.

Los nombres detrás del escándalo

Las grabaciones obtenidas por la Guardia Civil implican a Antonio Hernando, José Blanco y al empresario José Manuel Otero, presidente del Grupo Puentes, en conversaciones sobre adjudicaciones públicas. Las pruebas aparecieron en el teléfono móvil de Koldo García, antiguo colaborador del ministro socialista José Luis Ábalos, pieza clave en esta red de poder y corrupción.

En los registros de agenda de Koldo se descubrieron reuniones con Pepe Blanco, Otero y Miguel Duch, empresario chino cuyo verdadero nombre es Fangyong Du. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) lo había señalado por su conexión con los servicios de espionaje de Pekín. Duch actuó como intermediario entre Acento y la China Communications Construction Company (CCCC), interesada en adquirir Grupo Puentes a través de su filial China Road and Bridge Corporation (CRBC).

Esta trama de corrupción en Acento combina el poder político, el dinero público y los intereses de potencias extranjeras, configurando un entramado que vulnera la soberanía nacional y expone la dependencia del Estado español frente al capital chino.

Del lobby político al negocio público

Fuentes judiciales aseguran que Antonio Hernando abrió la puerta de España al gigante chino de la construcción antes de reincorporarse al Gobierno en 2021. Según El Confidencial, él mismo envió una carta oficial invitando a directivos de CCCC a establecer contactos institucionales.

Cuando Hernando abandonó Acento, presidido por el exministro del PP Alfonso Alonso, se desprendió formalmente de sus participaciones, pero la empresa mantuvo vínculos con su entorno más cercano. Su esposa, Anabel Mateos, adjunta a la Secretaría de Organización del PSOE, fue contratada poco después. Mateos ya había trabajado en otro lobby vinculado al socialista andaluz Gaspar Zarrías, quien también aparece en los círculos del caso Koldo.

La trama de corrupción en Acento demuestra cómo los líderes del bipartidismo PP-PSOE han transformado su poder político en una red de consultoras e influencias al servicio de contratos públicos y capital extranjero. Acento, lejos de desaparecer, siguió moviendo hilos dentro del Ministerio de Transportes gracias a funcionarios afines y cargos de confianza.

Red de favores y adjudicaciones millonarias

Entre los nombres destacados figuran Ricardo Mar y Sergio Vázquez, ambos estrechamente vinculados a la etapa de Ábalos y Raquel Sánchez. Mar, jefe de gabinete de ambos ministros, aparece en una nota manuscrita de Koldo García donde se menciona un pago de 12.000 euros “para las cuotas del PSOE”.

Por su parte, Sergio Vázquez, hoy presidente de Ineco, y la exresponsable de Adif, Isabel Pardo de Vera, fueron designados por recomendación del entorno de José Blanco tras la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez al poder.

Desde entonces, el Grupo Puentes ha obtenido contratos públicos por unos 400 millones de euros, de los cuales 132 millones proceden directamente del Ministerio de Transportes. Muchas de esas adjudicaciones se otorgaron sin competencia real o mediante uniones temporales de empresas controladas por el mismo grupo de intereses.

La trama de corrupción en Acento muestra cómo el dinero de los españoles terminó en manos de redes político-empresariales que operan desde la sombra, mientras el ciudadano común soporta impuestos asfixiantes, paro estructural y salarios de miseria.

El bipartidismo PP-PSOE y su red de poder

El caso Acento confirma que la alternancia entre PP y PSOE es, en realidad, una cohabitación de poder. En los despachos donde se reparten contratos, no hay oposición, sino colaboración entre élites. El exministro popular Alfonso Alonso, al frente del lobby Acento, ejemplifica esa simbiosis entre el PP y el socialismo institucional.

Ambos partidos comparten estructuras paralelas que se reciclan con cada cambio de gobierno. Los mismos que ayer se enfrentaban en el Congreso, hoy se sientan juntos en consejos de administración, consultoras o fundaciones, gestionando el dinero público como si fuera privado.

La trama de corrupción en Acento no solo refleja un caso judicial, sino la decadencia moral de una clase política desconectada de la realidad nacional. Mientras se enriquecen los poderosos, el pueblo sufre inflación, precariedad y pérdida de soberanía.

El bipartidismo PP-PSOE ha convertido las instituciones en un mercado de favores donde los mismos nombres se repiten, cambiando solo el color de la bandera partidista.

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