«La Agenda 2030 es la herramienta que necesita el proceso de reingeniería que se viene desarrollando desde hace décadas» – González Abad

Felipe González Abad es Licenciado en Ciencias Físicas UCM. Ha desarrollado su actividad docente en diversas Universidades y Escuelas de Negocios, dentro y fuera de España.

El periodista Javier Navascués le entrevista para Infocatólica dónde analiza el libro “Desmontando la agenda 2030”, del que es coautor junto a José Ramón Ferrandis. Por su interés reproducimos dicha entrevista.

¿Cómo nace este libro sobre la Agenda 2030?

Todo empezó hace ya cerca de tres años cuando un pequeño grupo de amigos, miembros de un foro de debates, decidimos actuar de forma independiente, para encontrar explicaciones a qué estaba pasando y a que desde los medios de comunicación y de manera masiva se estaba pretendiendo adoctrinar, sobre unos determinados temas, al conjunto de la sociedad española, aunque muy pronto vimos que el objetivo era el conjunto de la sociedad occidental.

Los temas sobre los que estábamos interesados eran qué había pasado con la pandemia de COVID 19, qué era la ideología de género, por qué las agresiones a los valores tradicionales, qué se escondía detrás de la agenda 2030, por qué se difundía el cambio climático, las distorsiones sobre la energía disponible, las innecesarias soluciones para “salvar” a la naturaleza, etc.

En 2022 José Ramón Ferrandis había publicado un extenso estudio sobre el cambio climático, “Crimen de estado” que provocó el interés de Luz de Trento y le propuso que dictara una conferencia sobre el tema, en octubre de 2023.

Llegados a este momento José Ramón y yo mismo comenzamos a interesarnos por la Agenda 2030 en su conjunto, incluyendo no solo los objetivos y las metas sino también sus orígenes, cómo se había gestado, cómo se estaba desarrollando y cuáles podían ser sus efectos colaterales.

Todo ello dio lugar a que Luz de Trento nos pidiera una definición de lo que podría ser un programa sobre la Agenda 2030. Así nació el curso “Destapando la Agenda 2030″ compuesta por 18 conferencias que se impartirían en nueve sesiones y analizarían los orígenes de la agenda, los 17 objetivos y las 169 metas. El curso empezó el 10 de abril de 2024, sus sesiones se grabaron y Luz de Trento nos propuso la edición de su contenido en forma de libro.

¿Por qué editar el curso en forma de libro?

A lo largo de mi vida he pasado décadas dando clases en universidades y en escuelas de negocio y también participando en congresos con presentaciones y dando conferencias y siempre antes de explicar una lección o realizado una ponencia he dejado escrito el contenido de mi intervención.

Cuando se dicta una conferencia, el auditorio puede sentirse atraído o contrariado por la brillantez del ponente y en el mejor de los casos conservará parte del argumento de la conferencia durante algún tiempo que no pasará de alguna semana. En cambio, el libro puede recoger de manera permanente no solo todo el contenido, sino que, dependiendo de lo que le interese al autor, también ofrecer en forma de notas a pie de página y referencias escritas, no necesariamente expresadas en el momento del discurso, las fuentes utilizadas para elaborar el contenido, lo que puede resultar ser la parte más importante de su trabajo y ayuda a reforzar la validez del argumento.

Además, el libro puede ser la herramienta útil para ampliar la audiencia y su lectura puede interrumpirse el tiempo que el lector considere oportuno, para permitirle reflexionar sobre los conceptos incluidos en la conferencia,.

¿Cuándo empezó su interés por la Agenda 2030?

La pobreza, el hambre, la salud, la educación, la energía, etc., en definitiva, el conjunto de los tópicos incluidos en la Agenda son temas que han interesado a la Humanidad desde el principio de los tiempos y su estado actual es el resultado de las decisiones que las diferentes sociedades han ido tomando a lo largo de la historia, para mejorar de forma eficaz y eficiente sus condiciones de vida. Esto es algo que todos hacemos de una u otra forma desde que nacemos y la resultante de las iniciativas individuales y colectivas es lo que cada uno de esos temas vienen mostrando a lo largo de la historia.

Otra cosa es, qué se está realizando con todas ellas y por tanto cómo y por quién está constituido nuestro entorno. En otras palabras, qué es lo que pretenden de nosotros quienes tienen la capacidad de conseguirlo.

Estudiar esto es algo que puede ser más coyuntural y su análisis puede estar provocado por los efectos que sentimos cada uno de nosotros.

En mi caso, y en relación con los temas que ocupan la Agenda 2030, la cosa empezó con la pandemia del Covid19. En aquellos tiempos me vi obligado a hacer con mi vida y la de los que me rodeaban cosas que desde mi punto de vista no estaban suficientemente justificadas y venían a ser completamente distintas a las se habían tomado en circunstancias parecidas en épocas anteriores. Por ejemplo, la obligación de vacunarse y los medios utilizados para que nos sintiéramos obligados. En otras palabras, cómo nos estaban manipulando.

Como la cosa no paró, pronto me vi reflexionando sobre el resto de los temas que de manera abusiva nos iban planteando los medios y como alguno de los temas que se planteaban iban en contra de lo que decía la Ciencia que habíamos estudiado cuando éramos pequeños y finalmente la pasión con la que defendían estas cosas las autoridades establecidas. En definitiva, todo empezó hace ya bastantes años.

¿En qué medida esta Agenda supone un cambio de paradigma?

La RAE define paradigma en su segunda acepción como “Teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento”.

Tomado como fuente el “Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Edición Especial 2023”, elaborado por la ONU, nos encontramos con que en la página 11 aparece el siguiente gráfico:

Es decir, “a mitad del camino” el 15% de los objetivos están bien encauzados, el resto están grave o moderadamente retrasado el 43% o estancados o en retroceso el 37%. No se puede decir que, de momento, la Agenda esté suponiendo un cambio de paradigma. Gracias a Dios.

Otra cosa es que además se esté haciendo algún daño, fundamentalmente, al Mundo Occidental.

De hecho, ya en algunos países como España se legisla en función de lo que dice la Agenda. Por ejemplo, Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030 y Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) 2021-2030. Pero no son solo cuestiones políticas o legislativas, también en las memorias anuales de muchas empresas aparecen declaraciones de apoyo y seguimiento a los principios de la Agenda.

En cualquier caso, la Agenda 2030 no es un caso único en la Historia de la Humanidad y lo que se ha pretendido en este caso es algo que ya se encuentra en el capítulo 3 del Génesis cuando la serpiente tienta a Adán y Eva diciéndoles que si comen de la fruta del “árbol de la ciencia del bien y del mal” serán como dioses. Es una tentación que se repite y hemos sorteado repetidamente.

¿Cuál es el objetivo último de los ideólogos de esta Agenda?

Suponiendo que en la elaboración de la Agenda haya habido ideólogos habría que empezar buscándolos en tiempos pretéritos. Por ejemplo, a principios del siglo XIX con Malthus que afirmaba que mientras la población crecía en progresión geométrica los recursos alimenticios y vitales solo lo hacían en progresión aritmética y había que tomar medidas protectoras.

A finales del siglo XIX y principios del XX el discurso del neomalthusianismo se hace más complejo, incluyendo no solo argumentos demográficos sino también políticos, económicos, de desigualdad social, morales, desarrollo de métodos anticonceptivos, argumentos ecologistas, del cuidado de la tierra y de la emancipación de la mujer con igualdad de derechos laborales y sociales, así como el de “maternidad libre”.

Todo ello constituiría el factor común de los movimientos e instituciones que se desarrollarían a lo largo del siglo XX por personajes como el Presidente de EEUU, Thomas Woodrow Wilson con el concepto de Nuevo Orden Mundial y John D. Rockefeller. También, a lo largo del siglo XX, nos encontramos protagonistas como Józef Rettinger líder del Club Bilderberg y el resto de las instituciones como la Universidad Rockefeller, la Fundación Carnegie, el Foro de Davos o WEF, el Club de Roma, el Consejo de Relaciones Exteriores, la Comisión Trilateral y el Informe Kissinger de 1974, entre otros, que a lo largo del siglo XX desarrollaron los conceptos heredados del neomaltusianismo y los Planes Decenales de la ONU desde 1960.

Cuando de analizan sus programas y objetivos se observan coincidencias que dan la sensación de pretender alcanzar una sociedad uniforme y acorde con los principios vigentes en todos ellos, en la que las personas cedan su libertad y su individualidad a cambio de una pretendida seguridad. Es como si hubieran pretendido enmendarle la plana al Creador. En el Foro de Davos de 2016 publicó un video como resumen de un ensayo de la política socialdemócrata danesa Ida Auken que incluía la frase “No tendrás nada. Y serás feliz”.

Quizás deberíamos preguntarnos quién se está beneficiando de esta situación y también cómo y por cuánto tiempo

¿Cuál es el alcance económico de la Agenda?

La Agenda 2030 persigue alcanzar una muy ambiciosa gama de objetivos, los ODS, Objetivos de Desarrollo Sostenible que son 17 objetivos con 169 metas relacionados con multitud de aspectos del mundo en que vivimos, y cuyo desarrollo precisa de una ingente cantidad de recursos económicos.

Por otra parte, la Agenda es globalista y por tanto precisa de un ámbito de aplicación global, tanto geográfico como social. Además, la estrategia de desarrollo de la propia Agenda se basa en “compartir recursos para conseguir soluciones innovadoras” lo que obliga a la movilización internacional de estos recursos, para aplicarlos en los países en desarrollo y en las economías emergentes con el fin de alcanzar los objetivos de la Agenda 2030.

En uno de los epílogos del libro “Desmontando la Agenda 2030” se señala que “el presupuesto anual de la Agenda”, según algunas fuentes, se estima en 2´5 billones de dólares/año, aunque la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNCTAD, en una nota conceptual de 2018 sobre financiación de los ODS, estima entre 5 y 7 billones de dólares los fondos anuales necesarios para lograr la Agenda 2030”. Billones de doce ceros.

Quizás si, como recomendamos, la Agenda se centrara en la creación de riqueza aprovechando las ventajas competitivas de los países, no sería necesaria la movilización de estas cantidades de recursos económicos.

¿Por qué mucha gente piensa que es un gran avance para mejorar la calidad de vida?

Porque la Agenda es la herramienta que necesita el proceso de reingeniería que se viene desarrollando desde hace décadas y, este proceso, está consiguiendo un resultado más o menos coherente con el esfuerzo político, económico y de comunicación que se viene aplicando.

No obstante, conviene distinguir entre lo que piensa la gente común y corriente y las reacciones en otros niveles sociales y económicos. Hay metas y objetivos que no son admitidos de forma global por los regímenes, las sociedades y religiones de algunos de los países que formalmente han aprobado la Agenda 2030 en la ONU.

En la página 24 del “Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Informe especial. 2023” de la ONU se afirma “Al ritmo actual, se calcula que se necesitarían 300 años para acabar con el matrimonio infantil, 286 años para llenar los vacíos en la protección jurídica y eliminar las leyes discriminatorias, 140 años para que las mujeres estén representadas de manera igualitaria en cargos de poder y liderazgo en los lugares de trabajo, y 47 años para lograr la igualdad de representación en los parlamentos nacionales”.

También se están produciendo reacciones en otros temas como los de la desindustrialización, las energías renovables o la utilización de los combustibles fósiles.

Hay un refrán español que dice “una cosa es predicar y otra dar trigo”

¿Por qué en el fondo es una imposición encubierta?

En principio, la Agenda no se desarrolla o expone como una imposición encubierta.

De forma clara y persistente, la Agenda insiste en que la solución de los problemas que la Humanidad tiene planteados requiere de la integración de esfuerzos internacionales, públicos y privados, con la consiguiente movilización de los recursos económicos imprescindibles necesarios.

Conseguir la movilización del esfuerzo económico integrado no se puede conseguir solo por imposición, sino por la adhesión global de los diferentes niveles sociales y políticos implicados en el desarrollo de la Agenda. Entendiendo por global no solo la extensión geográfica sino también referida a la verticalidad de los diferentes niveles que incluyen a los que deciden el apoyo económico y la implantación de los objetivos y también a los protagonistas de su desarrollo y todo ello requiere una compleja estrategia de comunicación de amplio espectro.

La adhesión global a las propuestas y recomendaciones de la Agenda se está tratando de conseguir por medio de una estrategia de comunicación en la que están implicados los primeros niveles políticos y económicos de los países que adoptaron la Agenda, incluida la ONU.

La Agenda no fue un hecho anecdótico ocurrido en el año 2015.

La Resolución 70/1 de la Asamblea General de la ONU, adoptada el 25 de septiembre de 2015, bajo el título “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” ha requerido décadas de elaboración y el protagonismo de múltiples instituciones sociales y políticas.

¿En qué medida la resiliencia del ser humano le puede permitir superar las consecuencias de estas situaciones?

Si volvemos a la RAE y tomamos su definición de resiliencia, aplicada al ser humano, como “la capacidad de un ser vivo para adaptarse y recuperar su estado inicial tras una perturbación o situación adversa”, encontramos que esto es lo que el ser humano ha venido haciendo desde que existe.

Además, la Humanidad ha ido complementado esta capacidad con el repertorio de cualidades que Dios le ha dado, para beneficiarse sistemáticamente de lo que le rodea y optimizar su situación, a pesar de los errores que haya podido cometer con anterioridad.

Esto es algo que viene sucediendo desde el principio de los tiempos y esta no es la primera vez que el ser humano se ha equivocado y ha sido capaz de salir de su equivocación mejorando la situación precedente.

Miremos nuestro entorno. ¿Cuándo ha estado mejor el conjunto de la Humanidad? Seguramente nunca, quitando las excepciones que saltan a la vista. ¿Cuántas situaciones catastróficas ha sido capaz de superar? Multitud. ¿Cuánto tiempo hace que se acabó la última gran guerra? Más de 80 años.

El ser humano está acostumbrad a resistir situaciones adversas y salir de ellas superando lo precedente.

¿Por qué sostiene que es inviable llevar a cabo la Agenda 2030?

La Agenda es un instrumento y como tal solo tendría éxito si fuera adecuada para conseguir lo que acomete. Cuando un instrumento no consigue lo que pretende es porque no es la herramienta adecuada o porque los objetivos son en si mismos inviables. En el caso de la Agenda 2030 se dan las dos cosas.

Por ejemplo, el primer objetivo “El Fin de la pobreza” es inviable por definición. La pobreza es un concepto relativo y una persona será rica o pobre en relación con quién se compare. En consecuencia, dejar de ser pobre no es un objetivo viable y menos de forma global. No todo el mundo podrá dejar de ser pobre.

Por otra parte, y con el fin de objetivar el contenido, La Agenda marca como límite para ser considerado pobre tener que “vivir por debajo de $2.15/día”. Viviendo por encima de esta cantidad la persona deja de ser considerada pobre desde el punto de referencia de la Agenda. Esto no precisa de mayores comentarios.

Y desde este objetivo hasta el final. La literalidad del enunciado de los objetivos es lo suficiente vaga como para que resulte imprescindible explicar qué es lo que se pretende. Esta necesidad siempre va a dar lugar a opiniones contrapuestas que van a impedirla aceptación global del resultado de los objetivos lo que los hace inviables.

A lo largo del libro se van desgranando los objetivos y las metas que resultan inviables como herramientas o como objetivos, lo que va poniendo de manifiesto por qué a la mitad del periodo establecido para la Agenda, la propia ONU en el informe mencionado, considera que solo el 15% de los ODS estén bien encauzados y el resto grave o moderadamente retrasados, estancados o en retroceso. Se puede adquirir el libro a través de la web: http://luzdetrentoeditorial.es

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