El balance de la Siria islamista terrorista financiada por la UE: 10.000 muertos en actos de violencia, con 3.000 ejecuciones extrajudiciales

La Siria islamista yihadista se ha convertido en un infierno desde la caída del régimen de Bashar Al Assad. Nueve meses después, más de 10.000 muertos confirman la masacre yihadista.

Los que prometían democracia y paz terminó en ejecuciones, persecuciones religiosas y caos social. La financiación de la Unión Europea al nuevo régimen ha resultado en un baño de sangre.

El ascenso de Ahmad al-Sharaa y la complicidad occidental

El líder islamista Ahmad al-Sharaa, del grupo terrorista Al Qaeda, llegó al poder con un discurso de cambio. Prometió elecciones, libertades y reconciliación. Sin embargo, pronto demostró que su proyecto escondía la agenda terrorista yihadista.

Líderes occidentales, encabezados por Ursula von der Leyen, celebraron su llegada y ofrecieron ayudas millonarias. La Unión Europea ignoró las advertencias de expertos sobre el peligro del islamismo radical. Se repitió el error cometido en otras intervenciones internacionales donde el fanatismo ocupó el lugar de la estabilidad.

El reconocimiento inmediato al nuevo régimen mostró la ceguera ideológica de las élites europeas. Se prefirió derribar a Al Assad antes que garantizar un mínimo de orden y seguridad en la región.

Siria islamista yihadista : cifras escalofriantes de terror y violencia

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR), entre el 8 de diciembre y el 6 de septiembre murieron 10.672 personas en actos de violencia. De ellas, 3.020 fueron ejecutadas extrajudicialmente por fuerzas de seguridad y milicias islamistas.

SOHR documentó que las ejecuciones se llevaron a cabo en prisiones clandestinas y espacios públicos. Familias enteras quedaron destrozadas por la brutalidad de un régimen que se alimenta del terror.

El propio organismo denunció: «La caída del régimen de Assad también coincidió con un caos de seguridad sin precedentes en todas las zonas sirias». El resultado ha sido una ola de asesinatos y masacres por motivos políticos y sectarios.

La Siria islamista yihadista demuestra que el islamismo radical no trae libertad ni paz, sino opresión y muerte.

Persecución a minorías religiosas

Las víctimas de la Siria islamista se concentran especialmente en las minorías cristianas, alauita y drusa, consideradas apóstatas por los extremistas. Estas comunidades sufren ejecuciones masivas, secuestros y expulsiones forzadas.

El odio sectario impulsa las acciones de las fuerzas de seguridad de Sharaa. Se busca imponer un Estado teocrático islámico basado en la sharía.

La persecución religiosa en Siria recuerda a los peores capítulos del Estado Islámico en Irak y Siria. Los cristianos, los drusos y los alauitas se convierten en blancos fáciles de un fanatismo que solo entiende de exterminio.

La pasividad de Occidente y el financiamiento europeo hacen cómplice a Bruselas de esta tragedia. Mientras la UE se presenta como garante de los derechos humanos, en Siria alimenta la maquinaria del terror.

La farsa de la democracia prometida

Ahmad al-Sharaa prometió abrir Siria al mundo y convocar elecciones. Nada de eso ocurrió. En cambio, se instauró un sistema represivo basado en la delación, el miedo y la violencia. En lugar de libertad, se instauró censura y persecución. En lugar de pluralidad, se impuso fanatismo y sangre.

La comunidad internacional cerró los ojos porque prefería un discurso políticamente correcto antes que una visión realista del islamismo.

La responsabilidad de la Unión Europea

La financiación europea a la Siria islamista representa un escándalo político y moral. Los fondos de los contribuyentes europeos han terminado financiando ejecuciones, masacres y persecuciones.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, estrechó la mano de Sharaa y le ofreció apoyo económico. Hoy ese gesto simboliza la complicidad de Bruselas frente al terrorismo islamista.

Europa debería defender la libertad religiosa y los derechos humanos. Sin embargo, ha preferido alinearse con grupos que persiguen a las minorías, imponen la sharía y destruyen comunidades enteras.

El caso sirio demuestra cómo la ideología globalista de la Agenda 2030 y la obsesión por derribar gobiernos incómodos terminan abriendo la puerta al terrorismo yihadista.

Siria islamista y la amenaza global

La Siria islamista se convierte en un centro de entrenamiento yihadista con consecuencias directas para Europa.

Cada ejecución, cada persecución religiosa y cada campo de prisioneros se convierten en un foco de radicalización. Desde allí pueden salir nuevos atentados que golpeen las calles europeas.

El islamismo no respeta fronteras. Europa debería haber aprendido la lección tras los atentados de París, Bruselas o Barcelona. Sin embargo, sigue financiando regímenes que alimentan el odio y el fanatismo.

El balance de la Siria islamista es devastador: 10.000 muertos en nueve meses, más de 3.000 ejecuciones extrajudiciales y persecución sistemática de minorías religiosas.

La Unión Europea, con su financiación, se convirtió en cómplice de un régimen terrorista. La lección es clara: el islamismo no construye naciones libres, solo destruye.

La Siria islamista es un espejo de lo que ocurre cuando se confunde libertad con islamismo yihadista. Y es también una advertencia: si no defendemos nuestras raíces y valores, el terror que hoy golpea Oriente Medio terminará amenazando a Europa.

Comparte con tus contactos:

Deja un comentario