Las asambleas territoriales disconformes con la dirección no colocarán ‘stands’ en la calle en una jornada que la Asamblea teme menos concurrida que nunca
La pelea a muerte dentro de la ANC evidencia la división total del independentismo. La Diada se acerca marcada por boicots internos, dimisiones y desconfianza entre facciones.
El secesionismo llega a este 11 de septiembre profundamente dividido. La Asamblea Nacional Catalana (ANC), antaño motor de la ruptura separatista, atraviesa la mayor crisis de su historia. Las asambleas territoriales, base de su fuerza social, han decidido dar la espalda a la dirección oficialista durante la jornada clave de la Diada.
Lluís Llach, en el ojo del huracán
La fractura se centra en la cuestionada gestión de Lluís Llach, actual presidente de la ANC. Sus críticos lo acusan de un autoritario cuasi dictatorial y de proteger a figuras tóxicas del secesionismo.
Su defensa del exeurodiputado Toni Comín, señalado por corrupción en el Consell, o de la ultra Sílvia Orriols, a quien incluso sugirió levantar el veto, han encendido la indignación. Estas decisiones alimentaron el rechazo de los sectores críticos, que acusan a Llach de haber convertido la ANC en un aparato cerrado y alejado de la base social.
En definitiva, el secesionismo asiste a una implosión interna: la pelea a muerte dentro de la ANC enfrenta a sus propios militantes en vísperas de la Diada.
Estatutos a medida y dimisiones en cadena
El golpe definitivo se produjo con la reciente reforma de estatutos promovida por la cúpula. Esa modificación, calificada por los críticos como un “golpe” a la democracia interna, blindó a la dirección frente a los discrepantes.
El resultado fue inmediato: una veintena de altos cargos dimitieron en julio, entre ellos el exvicepresidente del Parlament, Josep Costa. Para los disidentes, el cambio resta poder a las asambleas territoriales y perpetúa en el cargo a la cúpula oficialista.
Esta crisis interna explica por qué la pelea a muerte dentro de la ANC se manifiesta hoy en boicots visibles, justo en la cita que durante años fue el gran escaparate del separatismo.
El boicot territorial: la Diada sin tenderetes
Las asambleas territoriales han decidido plantar cara. En una acción inédita, boicotearán la organización de la Diada negándose a colocar los tradicionales tenderetes en las calles.
Se trata de agrupaciones clave de Barcelona —Horta-Guinardó, Sant Martí, Sants-Montjüic, Dreta del Eixample, Sant Andreu y Fort Pienc— y de otras zonas de Cataluña como Santa Coloma de Gramanet, Sant Adrià del Besós, Terrassa, Cataluña Central u Hospitalet.
El gesto no es menor: las camisetas de la Diada, cuyo diseño cambia cada año, se habían convertido en un símbolo de la movilización. Ahora los militantes que quieran una deberán acudir a la sede central de la ANC o a los supermercados independentistas Bonpreu, según informó El Triangle.
La pelea a muerte dentro de la ANC se hace visible en la misma calle, en el corazón de lo que debería ser su jornada de gloria.
Una Diada en decadencia
Más allá de la pelea interna, la ANC afronta un problema de fondo: la caída libre de asistencia a la Diada.
Del millón de manifestantes de hace una década se ha pasado a apenas 70.000 en la última edición. Ante este desplome, la ANC ha buscado estrategias de maquillaje:
- Desconcentrar la marcha en varias ciudades para disimular cifras.
- Mezclar el secesionismo con causas sociales bajo el lema “Más motivos que nunca”.
Pese a estos intentos, la realidad es evidente: la pelea a muerte dentro de la ANC no solo divide a los militantes, sino que ahuyenta a miles de antiguos simpatizantes desencantados con el procés.
El fracaso del secesionismo catalán
Lo ocurrido dentro de la ANC refleja el fracaso general del secesionismo. El independentismo catalán ya no moviliza como antes, ni siquiera entre los suyos.
La Diada, convertida durante años en un acto propagandístico del separatismo, se ha convertido en un triste recordatorio de división, desencanto y pérdida de apoyo popular.
La pelea a muerte dentro de la ANC simboliza la descomposición de un movimiento que se vendió como imparable y que hoy se arrastra entre luchas internas, corrupción y cansancio social.
El nacionalismo se derrumba
La división de la ANC no es un hecho aislado. Es la prueba de que el separatismo catalán se encuentra en su etapa final. La sociedad catalana ya no responde a las llamadas masivas a la confrontación.
Los líderes, aferrados a privilegios y cargos, continúan peleando por parcelas de poder mientras las bases se desmovilizan. Esa es la verdadera fotografía del 11S: la pelea a muerte dentro de la ANC desnuda un movimiento roto, que se agota a sí mismo.
El 11S ya no simboliza fuerza, sino decadencia. La ANC, dividida, desprestigiada y boicoteada desde dentro, muestra que el separatismo catalán atraviesa su mayor crisis.
1 comentario en «El separatismo se desangra: pelea a muerte dentro de la ANC. El sector crítico boicoteará al oficialista durante la Diada»
¡Qué bien informado! La pelea interna de la ANC es un reflejo de la crisis del independentismo. El boicot de la Diada y las dimisiones demuestran que ya no hay unidad. Llach y su círculo deben entender que la base no los apoya más. Un movimiento dividido es un movimiento que muere. #Cataluña #Diada