El gobierno socialista de Asturias ha activado una nueva fase en la hoja de ruta de la ruptura de España, introduciendo el bable en Infantil y en las escuelas oficiales de idiomas.
Adrián Barbón copia la agenda separatista catalana
El presidente del Principado de Asturias, el socialista Adrián Barbón, ha dejado claro su objetivo: sumarse a la estrategia de fragmentación nacional promovida por otros barones socialistas. Lo hace enmascarando la imposición identitaria bajo el pretexto cultural. Ya no se trata de conservar tradiciones, sino de construir una nueva identidad regional separada del proyecto común de España.
El último paso ha sido impulsar el uso del bable y del eonaviego en la enseñanza pública, incluyendo ahora el segundo ciclo de Educación Infantil y las escuelas oficiales de idiomas. Todo ello justificado en el Plan de Uso y Normalización del Asturiano, un instrumento claramente político disfrazado de lingüístico.
La hoja de ruta de la ruptura de España se replica con precisión. Primero, se normaliza una lengua local. Después, se impone en la educación. Luego, se exige su oficialidad. Y finalmente, se convierte en excusa para reclamar más competencias, más autonomía y menos España.
Una estrategia bien calculada: de lo “voluntario” a lo obligatorio
La consejera de Educación, Eva Ledo, ha anunciado que el asturiano se ofertará “de manera voluntaria” en los tres cursos del segundo ciclo de Infantil. Una afirmación que pretende tranquilizar, pero que no engaña a nadie. Ya conocemos este patrón: primero se habla de voluntariedad, y con el tiempo se convierte en obligación legal, como ya ocurrió en Cataluña y Baleares.
La verdadera intención es preparar el terreno para la oficialidad del bable, aunque el intento reciente de reforma del Estatuto de Autonomía fracasó por no alcanzar los tres quintos necesarios. Pero eso no ha frenado a Barbón. Todo lo contrario: ha redoblado su apuesta, intensificando la promoción separatista y enfrentando a los ciudadanos asturianos entre sí.
Este impulso del asturiano responde a una decisión política. Se usa el sistema educativo como laboratorio ideológico, bajo las órdenes de una agenda socialista que desprecia la unidad de España.
La hoja de ruta de la ruptura de España encuentra así un nuevo aliado en el gobierno asturiano, que prefiere contentar al nacionalismo minoritario antes que defender la cohesión nacional.
De la huelga docente al separatismo
La ofensiva lingüística llega tras una grave crisis educativa. El profesorado protagonizó una huelga que obligó a la dimisión de la anterior consejera, Lydia Espina. Lejos de rectificar, Barbón ha optado por envolver su gobierno en la bandera asturiana, utilizando el nacionalismo como escudo frente a sus fracasos en política educativa y social.
El nuevo giro nacionalista-separatista no es casual. Forma parte de una maniobra para desviar la atención y ganarse el favor de ciertos sectores sindicales. El reciente pacto “Asturias Educa”, firmado con cuatro sindicatos, recoge la petición al Ministerio de Educación de que se reconozca la especialidad docente de Lengua Asturiana. Otro paso más para institucionalizar una lengua que sirve a la causa del enfrentamiento territorial.
No estamos ante una política cultural. Estamos ante una política de ruptura, disfrazada de diversidad. Un camino que ya conocemos y que solo puede desembocar en más división, más enfrentamiento y más debilitamiento del proyecto común que es España.
La hoja de ruta de la ruptura de España no solo se ejecuta en Cataluña o el País Vasco. Se infiltra también en autonomías gobernadas por socialistas que usan el poder regional para socavar la soberanía nacional.
Lenguas como herramienta de ingeniería social
Lo que está ocurriendo en Asturias es un ejemplo más de cómo las lenguas vernáculas se están utilizando como herramientas de ingeniería social. Lejos de buscar su conservación, se pretende convertirlas en símbolos de ruptura, en armas políticas.
Primero se adoctrina desde la infancia, imponiendo lenguas locales en etapas tan sensibles como Infantil. Después, se normaliza su uso en la administración. Y, finalmente, se convierte en elemento separatista, incompatible con una España unida.
El bable no tiene una gramática oficial consensuada. Carece de un uso masivo en los medios, en la universidad o en la vida cotidiana. Sin embargo, el gobierno socialista insiste en forzar su presencia con recursos públicos, presionando a los centros educativos y manipulando emocionalmente a las familias.
La realidad es que esta política no responde al interés común, sino a una agenda ideológica socialista que apuesta por el fraccionamiento de la nación en identidades locales enfrentadas.
La hoja de ruta de la ruptura de España, una vez más, utiliza el lenguaje como caballo de Troya.





1 comentario en «El gobierno socialista de Asturias impulsa el separatismo: permite el bable en Infantil y las escuelas de idiomas»
No es separatismo. Es palurdismo, papanatismo, paletismo, ceporrismo. Es como decir amoto, arradio, alquilino…