Lo Woke. ¿Una carga de profundidad a la sociedad occidental? | Albert Mesa Rey

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Quizás el lector esté asombrado ante una serie de hechos, actitudes y/o legislación que chocan con el más elemental decoro y sentido común. En nuestra Patria con un gobierno social-comunista que se autodefine como “progresista”, cada día asistimos a una nueva ocurrencia. Todas esas ocurrencias no son “originales” de la parte “podemita”, apoyada por la parte socialista del Ejecutivo y aplaudida por la parte antiespañola del Congreso de los diputados, estas “ocurrencias” tienen una base, se llama ideología o movimiento Woke.

¿Qué es el movimiento Woke?

El movimiento woke tiene en primer lugar referentes marxistas, a los que sus ideólogos y activistas hacen alusiones explícitas. “El capitalismo es esencialmente racista; el racismo es esencialmente capitalistaafirma Ibram X. Kendi, uno de sus mentores, autor del libro How To Be an Antiracist (2019). También las afroamericanas impulsoras del Black Lives Matter, Alicia Garza, Patrice Kahn-Cullors, y Opal Tometti, se definen como “marxistas entrenadas”.

La nueva izquierda en EE. UU. se ha centrado en las últimas décadas en los intereses de los grupos culturales y minoritarios –feminismo, movimiento queer, LGTB, black power, enarbolando la bandera del identitarismo. Lo expresó el politólogo de izquierda Mark Lilla, profesor en Columbia y autor de “El regreso liberal, más allá de la política de identidad (2018)”: «La izquierda ha abandonado a la clase trabajadora, y la ha sustituido por un nuevo proletariado».

La ideología Woke es un regalo envenenado que proviene de las universidades americanas.  Nacida alrededor del 2010, los defensores de la ideología “wokes” o “wokies” pretenden ser personas despiertas a las injusticias sociales de la sociedad occidental. Este movimiento proviene del post-modernismo y está literalmente en todas partes en la sociedad norteamericana, en especial en las universidades, los medios de comunicación y la industria cinematográfica.

Se trata de presentar a las minorías (étnicas, mujeres, LGTBIs, etc.) siendo siempre víctimas de persecución sistemática de parte de la cultura occidental y del hombre blanco y su sexualidad en particular. Consideran que la mismísima cultura occidental es opresiva y que toda la historia de las minorías ha sido una historia de opresión. Podría decirse que el wokie es un “progre concienciado”.

Los gobernantes “wokies” pretenden combatir las desigualdades y las discriminaciones legislando a base de “discriminaciones positivas”. La población afectada por el progresismo, el buensismo y por esa ideología, aplaude entusiasmada estas normas. Quizás estén adormecidos y no se quieren dar cuenta que una “discriminación positiva” es una siempre discriminación, un oxímoron a la pretendida igualdad que pretenden combatir con tales medidas.

La aparición de esta nueva cultura moral, en la que el victimismo se convierte en un recurso social requiere ciertas condiciones como la atomización social y un alto nivel de diversidad étnica y sexual. La burocratización y la legalización de la sociedad también desempeñan un papel fundamental para que la condición de víctima sea reconocida por terceros con autoridad y se pueda imponer un verdadero “orden woke”. Cada año, más postulantes a las universidades de EE. UU. resaltan sus condiciones (reales o ilusorias) de víctimas de la sociedad en sus cartas de motivación. Muestran que superaron varias discriminaciones (reales o supuestas) para maximizar sus chances de ser aceptados en dichas universidades.

Los activistas proceden en su mayoría de familias acomodadas. De niños, que no han tenido ningún tipo de carencia en un entorno sobreprotegido. De adultos, que les cuesta quitarse la costumbre de buscar una autoridad establecida en caso de conflicto con otra persona en lugar de resolverlo directamente ellos mismos. Es una de las consecuencias es el crecimiento de una burocracia universitaria para continuar y prolongar este estado de sobreprotección. El último criterio sociológico necesario para la aparición de la cultura de la victimización es un alto nivel de igualdad: cuanta menos discriminación real hay, más se multiplican las protestas contra la supuesta discriminación residual.

En resumen, el pensamiento o doctrina Woke no es más que Comunismo 2.0 porque, parafraseando el “Test del Pato”: “Si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato”.

Transformar la sociedad es el objetivo

Los orígenes filosóficos del movimiento woke habría que buscarlo en la Escuela de Frankfurt. El llamado Instituto de Investigación Social de Fráncfort se puso en marcha inicialmente para analizar las causas del fracaso de la revolución comunista en Alemania en 1918. Pero bajo la dirección de Max Horkheimer, a partir de 1931, dejó de lado el estudio del capitalismo exclusivamente como un sistema económico y pasó a estudiar su superestructura: el capitalismo como sistema de dominación cultural. Las teorías críticas, derivadas de la Escuela de Fráncfort, inspiraron el activismo político de la nueva izquierda de EE. UU. como indican Pluckrose y Lindsay en «Cynical theories» (2020)

Los autores que elaboraron una teoría crítica (a través de obras como Dialéctica de la Ilustración, de Adorno y Horkheimer) tenían como objetivo transformar la sociedad. El adjetivo «crítico» no se refiere, para esos teóricos, al enjuiciamiento o al análisis de la realidad sino a su orientación hacia la praxis, en el sentido de Marx, de transformar esa realidad. El objetivo es subvertir o desmantelar un determinado estado de cosas, para rehacer después la sociedad de acuerdo con la visión ideológica prescrita por la propia Teoría Crítica. Herbert Marcuse, por ejemplo, llegó a decir en su libro Eros y civilización (1955) “El objetivo de la revolución no ha de ser meramente la sustitución de la clase dominante por otra, sino el nacimiento de un nuevo hombre”.

Otros referentes del movimiento Woke son: el comunista italiano Antonio Gramsci (Primero la cultura, luego la política); la llamada French Theory que saltó a los campus universitarios norteamericanos, lo que sirvió de base para los estudios de género y la teoría queer; Judith Butler, un referente en la teoría Queer; la Teoría de la raza o Marxismo racial principalmente.

En opinión del autor de este artículo, el pensamiento woke, el pensamiento políticamente correcto y la teoría Queer supone un peligro real a la libertad de pensamiento y también a la libertad individual y de acción. Son un verdadero peligro.

Después del Relativismo moral de finales del siglo pasado y principios de este, donde tu “verdad” y mi “verdad” sobre un mismo asunto tenían la misma validez, el pensamiento woke nos hace volver al absolutismo.

Los wokies forman hoy una verdadera religión con sus dogmas que nadie puede discutir so pena de ser inmediatamente descalificado. Los wokies están convencidos de haber alcanzado la iluminación y eso los lleva a una “incuestionable superioridad moral”. Hoy en día existe una “inquisición” de lo políticamente correcto y eso es el pensamiento woke que se va imponiendo que, si bien no queman en la hoguera a los “herejes”, si causan la muerte civil en términos de discriminaciones a todos aquellos que osen ponerlas en cuestión. Mientras, como ha ocurrido a lo largo de la historia, nos van entreteniendo y anestesiando con “panem et circeses” (pan y circo), no sea que algún día despertemos y se les caiga todo el montaje. Gracias por leerme.

Albert Mesa Rey | Escritor

1 comentario en «Lo Woke. ¿Una carga de profundidad a la sociedad occidental? | Albert Mesa Rey»

Deja un comentario