Al Cesar lo que es del Cesar y la Islamofobia | Francisco Martínez Peñaranda

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“Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.

Algunos han interpretado esta frase del maestro y fundador del cristianismo, como un mandato hacia la separación entre la política y la religión. Lo temporal de lo espiritual. Es algo como decir, las cosas de la Tierra son de la Tierra y las del Cielo son del Cielo. O en otra cita dice “Mi reino no es de este mundo” frase que espetó a Poncio Pilatos. Y en otros pasajes cuando quisieron llevarlo para hacerlo rey, se escabulló y se alejó de la multitud, para refugiarse en la soledad del desierto a orar. De este modo actuó este maestro.

Por otra parte, la mayoría de los libros de historia nos cuentan que el inicio de la actividad del Islam comienza en el año 622, cuando, su fundador huye desde la Meca a Yazrú en lo que se vino a llamar “la Hégira”. Más tarde le cambiaron el nombre y le pusieron Medina que significa: La Ciudad del Profeta.

Cuando llega a la Medina con sus seguidores, la mitad de los pobladores de la ciudad que eran politeístas, creyeron en él y la otra mitad que eran judíos procedentes de la diáspora, no creyeron en esta nueva religión. De modo que los que le siguieron lo nombraron jefe de la ciudad.

Los judíos aceptaron que fuera jefe y firmaron un documento de aceptación con los nuevos musulmanes, de paz y convivencia, permitiéndoles la práctica del judaísmo en un clima de tolerancia. Dos años después rompieron el pacto y asaltaron a las tres tribus judías de la ciudad, asesinando a todos los hombres y llevando a las mujeres como esclavas sexuales para los musulmanes, entre ellas, la octava mujer del profeta que se llamaba Jusía  y que era judía. De este modo actuó este maestro.

Estimados lectores, progres y defensores, contra la islamofobia, esto que estoy relatando, no es opinable. Esto lo dicen los mismos libros musulmanes que relatan la vida de Mahoma, en los libros Islámicos y ni siquiera los musulmanes, se ofenden, ni  pueden ni deben ofenderse, porque está en la literatura islámica que ellos conocen, estudian y divulgan.

Y como quien escribe, no es un onmi  y  ha vivido seis años en Marruecos, cuando he comentado estos episodios entre amigos musulmanes, cercanos, intelectuales y de confianza, no me lo niegan, pero alegan que, también en nombre del cristianismo se han hecho actos de violencia a lo largo de la historia a fin de utilizar la religión como herramienta de poder. Y no les falta razón a estos amigos, sin duda, la historia está ahí para estudiarla y no negarla. Pero mi respuesta siempre ha sido que, cuando los partidarios de cristianismo en sus distintas versiones, han caído, en la tentación de unir el poder temporal al espiritual, no han sido del todo fieles y se han alejado de las enseñanzas y del ejemplo de su maestro. Y por el contrario los musulmanes que han practicado la idea de separar la religión del poder temporal, se alejan del mandato y del ejemplo del suyo.

Ante los recientes acontecimientos en Afganistán, me viene a la memoria la denuncia que ha puesto, una agrupación contra la islamofobia en España, contra mi buen amigo el padre Custodio Ballester, contra otro sacerdote y contra un periodista. Simplemente por opinar sobre el hecho indiscutible de que existe una parte de la población musulmana (no todos) que interpreta su credo como un instrumento de imposición política y que el empleo de la violencia para ellos es legítimo en la busca de la consecución de sus objetivos. También es un hecho que, prácticamente todos los estados de mayoría de población musulmana, son teocráticos. Y decir estas cosas, no es islamofobia, esto son hechos sin discusión. Es una realidad también  constatable, que Europa se está islamizando a pasos de gigante, tal como dice el padre Custodio. Si esto es bueno o malo o regular, será opinable, según los diferentes puntos de vista como es natural, habrá a quien no le guste y a quien le parezca estupendo. Pero lo cierto y verdad es, que de cada cuatro niños que nacen en París, tres son musulmanes.

Por poner otro ejemplo que conozco bien. La ciudad de Mulhouse, está ya habitada por más de ciento cincuenta mil musulmanes, los barrios, los comercios, los mercados, todo es ya en el noventa por ciento de uso y costumbres musulmanas. Los franceses, “no musulmanes,” paulatinamente se han ido marchando a barrios residenciales periféricos dejando todo el espacio de la ciudad a libre disposición de esta cultura. Por motivos laborales en el año 2017 me establecí en un barrio musulmán de esta ciudad, como es natural, porque para mí como extranjero es un mal menor vivir entre ellos a cualquier otra opción.  Indudablemente, la vida es mucho más sociable y hablas con la gente, en las tiendas y con los vecinos, y es por lo que a la hora de elegir, lo prefiero a la otra posibilidad, que me llevaría sin duda a una muerte segura, en el caso de que hubiera establecido mi residencia entre los franceses del norte, me estoy refiriendo a morir de aburrimiento.

Y dicho todo esto, como conocedor que me considero, de su cultura, refranes y costumbres, leyes, religión e idioma, veo con gran tristeza el caso de la denuncia al padre Custodio y sus compañeros, un autentico despropósito, una grandísima injusticia y desde mi punto de vista, un ridículo para el prestigio del ministerio fiscal que lo está llevando a cabo, por defender lo indefendible. Acusan a hombres honrados, simplemente por dar una opinión fundada en la evidencia. Y es el hecho de que algunos musulmanes, (no todos) legitiman la violencia para la consecución de sus objetivos de colonización cultural y política, y la fiscalía pide, nada menos que tres años de cárcel para ellos. Una vergüenza y un atentado a la libertad de expresión, de opinión y de divulgación de ideas.

Es muy posible, que por escribir este artículo, yo también sea un odiador para algunos, para aquellos que dicen que luchan contra la islamofobia y yo todavía no me he enterado de que odio mucho, y yo sin saberlo. Pero de ser así, me pido, desde ya, y con tiempo, para que no se me adelante nadie, compartir celda con Custodio Ballester, al menos no me faltará la asistencia de los sacramentos durante la estancia en la trena, cosa que fuera, ya va escaseando. Hay que ir mentalizándose, de que la falta de libertad, en lo sucesivo, formará parte de lo que algunos llaman la nueva normalidad.

Muchas gracias.

Francisco Martínez Peñaranda |

Escritor, artista y educador

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