Gas natural, buena energía | Jacinto Seara

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

De todos los combustibles fósiles, el gas natural es el que tiene menor impacto medioambiental de los utilizados, y ocurre en todas sus etapas de extracción, elaboración y transporte, así como en la fase de utilización. Es utilizado en la centrales de ciclo combinado en la generación de energía o coexistencia de dos ciclos termodinámicos en un mismo sistema, uno cuyo fluido de trabajo es un gas que entra en combustión o quema y otro cuyo fluido de trabajo es vapor de agua a presión que ha generado la combustión. España produjo 68.138 gigavatios hora (GWh) de electricidad a través de los ciclos combinados de gas en 2022, lo que supone un incremento de su aportación al mix del 53%, según la Red Española de Electricidad (REE). Tengamos en cuenta que su consumo se incrementa con las calefacciones, el consumo en las cocinas de restaurantes y cafeterías y en la industria. Es por lo tanto el más consumido en España.

Cuando se haga el tan esperado Plan Energético habrá que tenerlo en cuenta. Supera en muchos aspectos a las renovables por las que parece que hemos apostado, lo mismo que varios países de la UE y recomendadas por Bruselas. Algunas de las ventajas son: el gas natural ha reducido el CO2 dos veces más; necesita 370 veces menos suelo; se necesitan 13 veces menos minerales para construir una central; es 1,6 veces más fiable; produce menos desechos y contaminación del aire; tiene una vida útil dos veces más larga; promueve la seguridad energética (en España tenemos gas para muchos años, en la península y el Atlántico cercano a las Canarias); cuesta menos la transmisión de la energía a donde la necesitan, y ha costado hasta el día de hoy 48 veces menos que las energías que se quieren implementar.

Obviamente tiene varias desventajas: lo que expulsa a la atmósfera es más dañino que el diésel y la gasolina en cuanto a lo que se denomina efecto invernadero (gracias al cual la vida en la Tierra es posible), a lo que tenemos que añadir el azufre, que vuelve a nosotros cómo lluvia ácida; no tiene olor, pero es tóxico e inflamable; las muertes causadas por falta de medidas de precaución han sido bastantes; el porcentaje sobre su uso es muy pequeño.

Jacinto Seara | Científico y Escritor

Deja un comentario