Presentamos un estudio incómodo para la legislación sobre lo que se ha venido en denominar “memoria histórica” o “memoria democrática”, pero una verdad que los españoles deben conocer.
La investigación histórica contemporánea no lo tiene fácil para abordar ciertos temas, y el contenido de esta obra es un ejemplo. Da la sensación de que hay una parte de la historia del socialismo que conviene ocultar porque ha sido la historia del terror. Frente a la narrativa de la ideología, sólo cabe el recurso del dato y del estudio, y aquí se presentan muchos y bien expuestos.
«Violencia roja antes de la Guerra Civil» es un ensayo de Sergio Campos y José Antonio Martín, una historia que desmiente el relato republicano sobre el inicio del Terror Rojo. Está dedicada a los que desaparecieron sin que hayamos tenido jamás noticia de ellos.
El subtítulo hace mención a la calle Antillón 4 de Madrid, en cuyos sótanos estaba la primera checa de la República. Asombra saber que en la primavera de 1936 había una checa funcionando. Antes de la Guerra Civil. Y, por tanto, sabido que esa maquinaria de la tortura, perfectamente diseñada en los procedimientos de la “dictadura del proletariado” y la “liberación” de la clase trabajadora, formaba parte del método. Así el libro. los autores han ido descubriendo en su investigación y mostrando a los lectores, el análisis y el marco en el que la estrategia del terror, etapa necesaria de la instauración del socialismo, avanzaba implacable. Al fondo de los cuartos de la parte más baja del edificio, una bañera. Sobre ella, unos ganchos para colgar a las víctimas y desangrarlas durante unos cuantos días, sin manchar.
Si hay algo que demuestra este libro es que la urdimbre represiva creada por los partidos políticos izquierdistas a partir del caos iniciado el 18 de julio de 1936 comienza a trazarse mucho antes, con la creación de las milicias marxistas que darán pie, en abril de 1936, a la incautación de un asilo infantil y a su inmediata conversión en checa. Habían llegado al poder en las elecciones de 1936 y lo de menos era cómo. Si hubo fraude, solo sería asunto para historiadores meticulosos mucho tiempo después. Mientras, la revolución proletaria. Lo que repetía Largo Caballero en los mítines o escribía Araquistáin en “Leviatán”, anunciando que la reacción fascista al progreso se aplastaría como fuese, dejaba dudas: podía ser verdad, podía ser retórica. Pero ellos no dudaban, vivían en la certeza: eran las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC), la vanguardia de la vanguardia del Frente Popular; nadie les iba a parar. Las Milicias reunían desde 1933 a los grupos paramilitares y parapoliciales marxistas. No actuaron como una banda de criminales exaltados, sino como una incipiente milicia política de carácter leninista cuyo objetivo era la revolución y su estrategia para conseguirla, el terror. Tenían su método, sus procedimientos, su capacitación.
Este trabajo, en definitiva, relata cómo se creó y cómo funcionó la primera fábrica de Miedo. Está dividido en cuatro partes y cuenta con un anexo documental que merece ser destacado. También incluyen numerosas fotografías, una gran cantidad de notas, bibliografía e índice onomástico. Creo que Sergio Campos y José Antonio Martín han hecho un buen trabajo de investigación. “No hay víctimas sin verdugos. En estas páginas conviven unas y otros con un único fin: que la dignidad perdida a través del crimen reviva mediante el recuerdo y la fijación precisa y exhaustiva de los hechos”.
(Autor: Gabriel Cortina)
Ficha técnica
Violencia roja antes de la Guerra Civil
Sergio Campos y José Antonio Martín
Editorial Espasa
326 páginas
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