Plataforma per la Llengua ya ha «espiado» a los menores para ver en qué idioma se relacionan.
La aberración lingüista en Cataluña ya es total. La vigilancia lingüística a niños en Cataluña ya cuenta con respaldo institucional para espiarlos. La Agencia Española de Protección de Datos. La AEPD ha dado la razón a Plataforma per la Llengua, la ONG separatista que quiere erradicar el español de la región catalana. Este organismo pública español legitima el espionaje de conversaciones – no tiene otro nombre posible- de menores durante actividades recreativas.
La Asamblea por una Escuela Bilingüe denunció estas prácticas ante la AEPD. Alertó de un ataque directo a la protección de datos y a la intimidad infantil. La agencia desestimó la denuncia. Consideró que estas actuaciones no vulneran la normativa.
Este aval abre una puerta peligrosa. El poder público español normaliza el control ideológico del ocio infantil. Le hace el juego a los separatistas. Normaliza el espionaje, la censura y el control. La vigilancia lingüística a niños en Cataluña deja de ser una sospecha para convertirse en política tolerada. Es normalizar un estado policial … contra los niños.
Plataforma per la Llengua impulsó en 2024 un informe sobre el “estado del catalán” en espacios de ocio extraescolar. Analizó conversaciones en “caus” y “esplais” de Cataluña. Seis entidades participaron: Esplac, MCECC, FCE, AEC, MEG y Escoltes Catalans. El informe concluyó que solo la mitad de las conversaciones entre menores usaban el catalán.
Espiar a menores no protege la lengua, la instrumentaliza
Las críticas no tardaron en llegar. Entidades españolas y medios de comunicación denunciaron estos métodos intrusivos y represivos. Señalaron que la vigilancia lingüística a niños en Cataluña equivale a espiar a menores sin consentimiento. Estas prácticas permiten monitorizar a niños según su idioma. Es censura total y represión. Es dictadura.
Obviamente los separatistas de Plataforma per la Llengua negaron cualquier irregularidad. Rechazaron grabaciones de voz o recogida de datos personales. Afirmaron que sus informadores solo anotaron la lengua usada, el número de niños, monitores y el grupo de edad. Esa explicación claramente insuficiente no despeja la preocupación. El control persiste. El espionaje y la represión también
La vigilancia lingüística – espionaje- a niños en Cataluña convierte el ocio en un laboratorio ideológico. Los menores son controlados. La libertad lingüística retrocede.
Un patrón ideológico que se extiende
Este caso no resulta aislado. En Vascongadas, la Soziolinguistika Klusterra aplica métodos similares. Ambos ejemplos revelan una estrategia común. El independentismo lingüístico busca datos para justificar más imposición y represión,
La vigilancia lingüística a niños en Cataluña no persigue convivencia. Persigue control. Además, Plataforma per la Llengua acumula críticas por campañas de señalamiento. Ha puesto en el punto de mira a negocios y profesores universitarios por no usar catalán. Utiliza buzones anónimos y campañas en redes. Estas prácticas fomentan la delación y el acoso social.
Libertad, familia y unidad frente al intervencionismo
La AEPD respalda estas prácticas bajo la presidencia del magistrado Lorenzo Cotino, nombrado en febrero de 2025 tras el aval del Congreso a propuesta del Gobierno. Este contexto político no resulta neutro. ¿Es fruto del chantaje separatista catalán?
La vigilancia lingüística a niños en Cataluña choca con principios básicos. La familia educa. El Estado garantiza derechos. Ninguna administración debe vigilar ni espiar conversaciones infantiles por motivos ideológicos.
La libertad de educación exige respeto a la pluralidad lingüística. Cataluña es bilingüe. España es una nación plural y unida. El control del idioma en el ocio rompe la convivencia y estigmatiza a los niños.




