Váyase, Sr. Sánchez, váyase | Luis Losada Pescador

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Ábalos fue el intermediario de la trama de corrupción y Sánchez su presunto colaborador necesario

El caso Koldo es ya el caso PSOE. Los de Ferraz están superados porque una vez detonada la caja negra nadie sabe hasta dónde pueden llegar las consecuencias y todos tratan de hacer un cortafuegos que les salve de la quema. No será posible.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, primero se muestra sorprendida. ¡Pedazo de actriz! Ahora sabemos que siendo presidenta de Baleares avaló unas mascarillas inservibles sabiendo que eran ‘fake’. Y ocultó la información para que Bruselas liberase el pago. Me temo que nuestros socios comunitarios no estarán muy satisfechos. Porque en un intento de dejar el cajón limpio, denunció la cosa justo antes de su despedida. Feo. Muy feo.

Armengol trata de endosar la responsabilidad a Ábalos e insiste en el ‘caiga quien caiga’, tolerancia cero contra la corrupción, etc. Pero la instrucción del caso es claro: “la Señora está en el punto de mira”. Además, la instrucción señala al ex ministro como la llave de la trata e  “intermediario” en Baleares, algo que el propio Ábalos califica de “conjetura fantasiosa”. ¡Con qué alegría se permite insultar al juez! Y por si fuera poco, Ábalos se defiende de Armengol atacando: “Ahí sí hubo quebranto para las arcas públicas”. ¡Zasca!

Ábalos intenta hacerse la víctima de Koldo, ese asesor que supuestamente le ha defraudado. Se pasea por los platós llorando su pesar y cantando su inocencia. Pero ‘El Debate’ publica fotos del ex ministro recibiendo a los líderes de la trama en su despacho nada más ser nombrado titular de Fomento. Ex altos cargos de la SEPI señalan -además- que Ábalos era valedor de los empresarios de la trama en cientos de temas.

Pero el ‘Torrente’ de la política -con permiso de Óscar Puente- llora a Risto haber perdido su identidad tras 43 años de militancia. Porque efectivamente, el PSOE es más que un partido: es “una identidad”, un todo que te define de la cuna a la fosa, una especie de religión laica…

¿Y Sánchez qué tiene que ver en todo esto? El presidente trata de marcar distancias; pretende que Ábalos sea su cortafuegos. Pero el barco hace aguas por todas partes. La caja negra del ‘sanchismo’ está tocada y se niega a ser hundida: “tengo muchas respuestas”, advierte. La manta será larga. La agonía, dura. 

La pretensión de encender el ventilador no funciona con temas del pasado o con asuntos archivados como los del hermano de Ayuso. Y menos cuando la intervención judicial ofrece noticias desgastantes a diario. Quizás alguien pensó que Sánchez sería eterno, que su resiliencia era imbatible. Quizás se equivocó.

Luis Losada Pescador | Periodista

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