Un terrorista en el Congreso: la indignidad absoluta

El Congreso acepta la indignidad de llevar a un terrorista para acusar al Estado de terrorista; ¿cabe mayor humillación?

No cabe mayor indignidad que llevar a un terrorista al Congreso de los Diputados para que acuse al Estado de terrorista. Eso es exactamente lo que ocurrió este jueves, cuando los separatistas golpistas de Junts permitieron que un condenado por los atentados de Las Ramblas señalara al CNI como responsable de la masacre que él mismo ayudó a perpetrar. Pero lo realmente grave no es la deslealtad de los de Puigdemont, que ya se da por descontada ya que su objetivo es destruir España, sino que la propuesta de comparecencia contó con el visto bueno de los socialistas del PSOE y los comunistas de Sumar. Una vergüenza nacional.

Que el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, haya sido utilizado para dar voz a un terrorista es una afrenta inadmisible a las víctimas del terrorismo y a todos los españoles de bien. Pedro Sánchez y su Gobierno han cruzado todas las líneas rojas posibles al permitir que el separatismo siga marcando la agenda política y judicial del país. Con su ya habitual sumisión a los intereses de Puigdemont y sus acólitos, el PSOE ha demostrado, una vez más, que está dispuesto a vender España con tal de mantenerse en el poder.

La estrategia es clara: utilizar la comisión de investigación sobre los atentados del 17-A para sembrar dudas sobre las instituciones del Estado y alimentar teorías conspirativas que favorecen el discurso independentista. Que la voz de un terrorista condenado sea tomada en cuenta en sede parlamentaria es el colmo del despropósito y muestra el nivel de degradación moral y política al que nos enfrentamos.

Mientras en España se da tribuna a un terrorista, en Alemania un refugiado afgano, identificado como Farhad N., perpetraba un atentado en Múnich, arrollando con su vehículo a un grupo de manifestantes y dejando decenas de heridos. Este nuevo ataque yihadista debería servir como recordatorio de que la amenaza del islamismo radical sigue muy presente en Europa. Sin embargo, aquí en España, en lugar de reforzar la lucha contra el terrorismo, se cede el Congreso a quienes han atentado contra nuestra nación y nuestro pueblo. Es el resultado de una política irresponsable que busca la fragmentación del Estado y la impunidad de quienes atentan contra la unidad y la seguridad de nuestro país.

Que un terrorista haya hablado en el Congreso con el aval de la izquierda y el separatismo es la prueba definitiva de hasta dónde ha caído este Gobierno. No se puede permitir que el Congreso se convierta en un escenario para la propaganda de terroristas ni que el PSOE y Sumar continúen debilitando las instituciones con tal de satisfacer a sus socios golpistas.

La soberanía nacional no se negocia, y cualquier intento de socavarla debe ser respondido con determinación y valentía. Los españoles no podemos resignarnos. Debemos alzar la voz y exigir el fin de esta indignidad. Porque España y su dignidad no están en venta.