Un cambio decisivo |  Mariano Martínez-Aedo

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El Tribunal Supremo de los EEUU ha anulado su sentencia “Roe vs Wade” que proclamó el aborto como un derecho de la madre hace 49 años, obligando a todos los Estados a aceptar el aborto.  La notica, ya filtrada anteriormente ha tenido una amplia repercusión, pero no siempre es fácil ver cuál es la realidad y qué significa.

En primer lugar, hay que descartar las desproporcionadas e hipócritas sobreactuaciones de los grupos y medios proabortistas que han llegado a titular mentiras flagrantes (como que se había prohibido el aborto en EEUU) o a hacer interpretaciones llamativas como que suponía una ruptura de la sociedad, como si la situación anterior no supusiera la misma ruptura social.

Ciñéndonos a los hechos, supone deshacer un tremendo error, si puede llamarse tal a una interpretación de la Constitución estadounidense totalmente falsa, forzada, interesada y gravísima como fue inventarse un inexistente derecho al aborto que obligó a todos los estados a aprobar el aborto (anteriormente existía en algunos de ellos mientras que estaba prohibido en otros).  Esta decisión supuso que se pasó de 586.760 abortos en 1972 (año anterior a la sentencia) a 898.600 en 1974 (el año siguiente), un 53% de incremento.  Lo cual supone que, en estos 49 años de vigencia del falso derecho, se puede achacar a esta sentencia injusta entre 15 y 30 millones de abortos en EEUU.  Ahora se vuelve a esa situación anterior:  no existe el derecho al aborto y cada Estado tiene “libertad” para legislar, y así muchos ya tienen o van a tener leyes que lo prohíban o restrinjan fuertemente, mientras otros lo facilitan al máximo.

La influencia de EEUU es todo el mundo, especialmente en nuestras sociedades occidentales es tremendo, y así como esa sentencia fue un hito en la imposición del aborto en todos nuestros países, este cambio también nos influirá.  En Europa se ha ido implantando y ampliando el aborto país tras país, y tras un aborto despenalizado en casos “extremos” se ha ido pasando a una normalización y ampliación progresivas.  Ejemplo extremo del caso es España, donde la ley del gobierno Zapatero imponiendo también un inexistente derecho al aborto sigue pendiente del Tribunal Constitucional 11 años después, en una situación escandalosa de desamparo que ilegitima nuestro sistema de garantías, pues ya se han producido un millón de abortos bajo una ley no revisada por dicho Tribunal.  Esperemos que esta actuación del Tribunal Supremo de EEUU suponga un revulsivo para nuestro Constitucional y de una vez declare inconstitucional ese “derecho al aborto”.

Porque esa es la clave del asunto, si existiera un derecho al aborto, es decir un derecho a matar al hijo en su vientre por parte de las madres, nuestra sociedad y sus cimientos se habrían derrumbado totalmente.  Porque un auténtico derecho es algo a respetar y a proteger por la sociedad y por los conciudadanos.  Si hubiera un derecho a matar, nuestra sociedad habría muerto y sería otra cosa.

Por eso, el debate que esta situación de EEUU obliga a poner encima de la mesa, frente a la pretensión de los grupos de presión, partidos abortistas y la mayoría de nuestros medios de comunicación de que no existe tal debate porque para ello es un dogma que el aborto ES un derecho y que nadie puede ni plantear la mínima objeción (y podríamos reírnos de las imágenes de la inquisición que no presentan frente a lo que ellos hacen).  Ese debate debe salir a la luz y superar los intentos de aplastamiento mediático y social.

Es significativo que justo ahora que se sentían tan seguros de su poder que hasta Macron pretendía ya introducir ese “derecho al aborto” como derecho europeo, esta noticia sea un auténtico revulsivo para poder replantear socialmente este tema, para que no siga produciéndose esa nefasta conjunción entre la apisonadora proabortista y el temor acomplejado y deprimido de muchos de los que se oponen, que lleva a la sensación de un consenso social a favor del aborto.

¿Podrá ser este hito un punto de inflexión? Hasta ahora, esa ola ideológica que pretende implantar unos nuevos “valores” por cualquier medio a su alcance parecía imparable.  No importaba los medios para imponerlos: presiones de organismos internacionales, decisiones creativas de Tribunales Supremos o campañas aplastantes de medios de comunicación.  Se puede decir que por primera vez hay un cambio decisivo en sentido contrario al sufrido hasta ahora.  Los ideólogos del cambio revolucionario siempre han intentado aplastar a los adversarios con sus imposiciones, declarando cerrado el debate (si es que lo había, más allá de sus proclamaciones dogmáticas) en cuanto logran imponer por cualquier medio su visión.

Y no acaba ahí la cosa.  Otros “nuevos valores” impuestos mediante sentencias pseudoconstitucionales también podrían revisarse por el mismo criterio de no hacer decir a la constitución lo que les apetece a ciertos sectores ideológicos.  Por ejemplo, hace pocos años, hubo otra sentencia igualmente “creativa” reinterpretando la Constitución estadounidense y sacándose de la manga un “derecho al matrimonio homosexual”, cuando en cada estado se legislaba en un sentido en otro.  Ahora el Tribunal también podría revisarla y aplicar la misma decisión de ajustarse a la constitución y no crear “derechos” a gusto de ciertos sectores ideológicos.

En definitiva, un cambio sustancial que va a actuar decisivamente en EEUU y con toda seguridad en nuestras naciones, y que representa el mayor suceso a nivel internacional a favor de los auténticos derechos humanos en nuestra historia reciente.  No todo está perdido.

Mariano Martínez-Aedo | Presidente IPF

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