Aunque no está muy clara la autoría de la frase “si no eres parte de la solución, eres parte del problema”, la mayoría de las fuentes se la atribuyen al dictador comunista soviético Vladimir Lenin. Siempre que decidas no buscar una solución, o no hacer algo para tratar de encontrarla, lo que estás haciendo es prolongar el conflicto, prolongar el problema.
Ante este golpe de estado de Sánchez en el que estamos inmersos y en la que el pueblo español ya se está dando cuenta, la «España que resiste» ha decidido no ser parte del problema y en vez de seguir quejándonos a diario, ha decidido convertirse en parte de la solución.
La «España que resiste» sabe que la implementación de muchas de las soluciones pueden no estar en sus manos, pero como no quiere simplemente quedarse con las manos cruzadas viendo cómo el problema crece. Va a hacer el esfuerzo necesario que esté en sus manos.
No todos en la actualidad son parte de la solución
El diagnóstico de la realidad de lo que está pasando es relativamente fácil. Ahora bien, cuando se espera y se reclama que instituciones lo resuelvan según sus responsabilidades, la decepción aparece con su reacción de pasividad, negligencia o incluso de connivencia.
Podemos señalar cuatro distintas instituciones y/o estructuras que son en la actualidad no son parte de la solución, pero que deberían. Obviamente hay honrosas excepciones. Unas son de fondo, otras son circunstanciales:
- Hay instituciones que en la actualidad no son parte de la solución. Aun así, en estos momentos hay que defenderlas y apoyarlas porque son posibles diques de contención ante este golpe de estado, pero no debemos creer que forman parte de la solución… aunque podrían. Tienen sus intereses y sus agendas. No es el momento de señalar cuáles son estas instituciones. Que cada uno ponga las que considere oportuno
Debemos entender que la confluencia de discursos o de momentáneos intereses comunes ayuda a dar una solución conjunta. No implica que se comparta la misma agenda y eso es lo que ocurre entre los agentes políticos, sociales, o las altas instancias jurisdiccionales españolas… serán compañeros de viaje solo en aquellos trayectos de la ruta en que a esas altas instancias les interese, pero no a lo largo de toda la travesía.
- La Constitución del 78 es parte del problema, no de la solución. Los problemas de la España actual nacen la pésima Constitución del 78 y su estado de las autonomías. Hemos creído que era la solución para una transición pacífica, pero la realidad es que algunos de sus articulados pactados con los elementos de la AntiEspaña han sido el germen de los actuales males. De aquellos polvos vienen estos lodos,
- El actual sistema bipartidista de partidos políticos es parte del problema, no de la solución. Es un sistema basado en un bipartidismo rígido (así lo blindó la constitución española). Está basado en el reparto de prebendas y corrupción entre ambos partidos y sin posibilidad de que haya una democracia real ni que emerja una verdadera alternativa política. España no es una democracia real.
- La sociedad civil en general, aunque duela, no es parte de la solución. Ya no se puede mirar los toros desde la barrera, señalando lo que se tiene que hacer mientras se está en una terraza tomando unas cañas. Queramos o no, estamos ya en el ruedo. Somos nosotros los que tenemos que torear. Es la hora de la sociedad civil.
Las crisis, además, tienen una virtud: muestran lo mejor y lo peor de cada ser humano. Y esta ocasión no es la excepción. Por supuesto, cada uno elige de qué lado está y no todos están del lado correcto. Y ahora estamos en una crisis de supervivencia de España.