La web oficial no traduce las noticias y la ventana de elección de lengua está escondida
Todas las comunicaciones con los medios son exclusivamente en catalán
El sistema bipartidista balear PP-VOX prometió bilingüismo real. Pero en la realidad impone un catalán hegemónico. El español, ignorado, sufre una marginación estructural. ¿De qué sirve que Vox esté en la Mesa si no cambia nada? ¿Para qué gobierna el PP si no garantiza la neutralidad lingüística
Promesa de bilingüismo, realidad de exclusión
El 14 de febrero de 2024, Gabriel Le Senne (Vox), presidente del Parlamento balear, junto al grupo parlamentario del PP, proclamaron con entusiasmo el inicio del bilingüismo en la Cámara. Fue vendido como un “logro” por Vox y aceptado estratégicamente por el Partido Popular.
Pero 16 meses después, la situación es clarísima: nada ha cambiado. El español sigue desaparecido. El sistema bipartidista balear PP-VOX ha dejado claro que el “bilingüismo” no era más que un brindis al sol, un titular para la galería.
La web oficial del Parlamento balear sigue en catalán. Aunque existe una opción para cambiar al español, esta aparece relegada al final de la página de inicio. Una vez activada, el usuario descubre que las noticias siguen exclusivamente en catalán. El cambio de idioma afecta solo a elementos menores: nombre de secciones, calendarios y datos administrativos.
La trampa está servida. La fachada de “bilingüismo” tapa la realidad de siempre: la exclusión del español en las instituciones baleares.
Las redes sociales del Parlamento, otro bastión del catalán
La situación no mejora en las redes sociales. Aunque el compromiso institucional prometía comunicaciones en ambas lenguas, la realidad es otra.
Los perfiles oficiales del Parlamento balear siguen publicando exclusivamente en catalán, con muy pocas excepciones anecdóticas. Todo el contenido relevante –resúmenes de plenos, comisiones, ruedas de prensa– se ofrece solo en la lengua regional. El español aparece solo en publicaciones irrelevantes, lo que refuerza la idea de que la lengua común de todos los españoles no cuenta.
El equipo de comunicación no parece tener ni intención ni medios para revertir esta tendencia. El sistema bipartidista balear PP-VOX ha optado por mirar hacia otro lado.
Una decisión política: obediencia al catalanismo
Días después del anuncio de bilingüismo, la Mesa del Parlamento balear dio marcha atrás ante una queja del grupo independentista Més per Mallorca. Alegaron que el Estatuto de Autonomía obliga a que las redes oficiales usen preferentemente el catalán. La Mesa, en lugar de defender el bilingüismo, se plegó de inmediato.
El resultado fue una reinterpretación interesada del Estatuto: catalán como norma, español como excepción esporádica. Así lo confirma la actividad parlamentaria diaria. Y así lo asume sin protestar ni Vox ni PP.
El ciudadano no solo no importa, sino que debe adaptarse al marco ideológico de los nacionalistas catalanistas.
El sistema bipartidista balear PP-VOX no combate este atropello, sino que lo asume con cobardía o complicidad.
¿Dónde está Vox? ¿Dónde está el PP?
La gran pregunta es inevitable: ¿Dónde está Vox? ¿Dónde está el PP? ¿Dónde están aquellos que prometieron el cambio? ¿Dónde está la defensa del español como lengua oficial, común, compartida y vehicular?
La respuesta es amarga: están tragando con el sistema. Ni denuncias públicas, ni iniciativas nuevas, ni rectificaciones. El “bilingüismo” anunciado fue humo. El sistema bipartidista balear ha absorbido a todos: derecha, centro e incluso supuesta “alternativa”.
El presidente del Parlamento, Gabriel Le Senne, sigue presidiendo una institución que comunica exclusivamente en catalán, que no traduce contenidos y que no contrata personal para garantizar el bilingüismo. Por su parte, la presidenta de la Comunidad, Marga Prohens (PP), no ha movido un dedo para revertir esta situación. Calla y otorga.
Todos tragan con el sistema
El sistema bipartidista balear demuestra una verdad incómoda: da igual quién gobierne.
Hoy gobiernan PP y Vox. Ayer fueron PSOE y nacionalistas. Mañana será otra combinación. Pero todos se subordinan a la misma estructura de poder. Una estructura que arrincona al español, que impone el catalán como identidad política, y que convierte el Parlamento en una institución ideológica al servicio de una parte, no de todos.
Da igual que se hable de Vox o PP: al final todos tragan con el sistema. Y mientras tanto, el español sufre una exclusión institucional constante. El ciudadano que quiere informarse en su lengua es despreciado.
¿De qué sirve que Vox esté en la Mesa si no cambia nada?
¿Para qué gobierna el PP si no garantiza la neutralidad lingüística?
El español sigue silenciado en su propia tierra. Lo vemos en Baleares. Pero también en Cataluña, en la Comunidad Valenciana. Es el mismo patrón de rendición frente a la agenda lingüística nacionalista.