Sinvergüenzas, gritó ella, la ministra de Igualdad | José Antonio Ruiz de la Hermosa

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Están recibiendo multitud de personas que, jubilados en este momento, pero que antes, durante decenios han trabajado y cotizado, a sabiendas o sin saberlo, queriendo o sin autorizarlo, un expolio en sus rendimientos económicos a sus trabajos. ¡’TRABAJO!, actividades laborales en las que han volcado el mayor tiempo de sus vidas. Trabajos en los que se han jugado el tipo, sin excesivos medios y con más corazón y ganas, que prevención riesgos. Y digo que están recibiendo avisos de la Agencia Tributaria para que aclaren sus cuentas con Hacienda. Pero no es en realidad en concepto de ciudadanos que contribuyen al bien común, sino que son tratados como delincuentes, sin el presunto, de defraudar a en sus impuestos.

 

Tomemos un ejemplo. Un trabajador de la Sanidad a la hora de jubilarse, que empezó, como se empezaba antes de 1975, como aprendiz, que trabajó de 50 a 60 horas a la semana y que, mientras hacía esto, lograba estudiar una carrera de grado medio. Eso sí, con las cifras de entradas y salidas económicas de la época. Este hombre con 17 años ganaba 5.000 pesetas netas mensuales. Bueno, todo era neto, pues no había IRPF, ni ningún otro impuesto directo. Y las cotizaciones de Seguridad Social y demás en su nómina, eran generalmente repercutidas por la empresa y aproximadamente y en comparación a las actuales, apenas significaban una cuarta parte de lo que son ahora.

 

Tras años de trabajo y de pagar 235 pesetas anuales de matrícula en la carrera de grado medio que estudiaba, han leído bien, porque creo recordar que antes sólo podían pagarse los estudios los ricos, nuestro protagonista consiguió terminar sus estudios y empezar a trabajar en lo que con tesón se había preparado. Hizo previamente su año y medio de Servicio Militar, lo que le permitió practicar su futura profesión y prepararse en ese tiempo las diversas oposiciones a las que luego se presentó.

 

Podría haber trabajado solo en su puesto obtenido limpiamente en unas oposiciones que ganó a pulso, pero como no existían las incompatibilidades de trabajo entre unos y otros puestos laborales, trabajó durante años en un lugar el horario completo y en otro media jornada, obteniendo con su esfuerzo los frutos del mismo, eso sí, cotizando ya unas cantidades económicas al bote común de la Seguridad Social o al naciente IRPF, para levantar un Estado que en 1975 tenía cero por ciento de déficit, mientras ahora está casi dos veces por encima del Producto Interior Bruto.

 

Llegado el momento de poder jubilarse con más de 45 años de trabajo y cotización al Estado, en realidad 68 años de cotización, cuando solo tenía 61, le comunicaron que daba igual lo que hubiese cotizado, pues los sindicatos y partidos habían llegado al acuerdo de que había una pensión máxima, y que le correspondería por tanto aproximadamente unos 2.200 euros netos, cuando, al hacer sus cuentas, en realidad, su cotización por su trabajo era de más de 4.000 euros mensuales. Pero es lo que había.

 

Bueno, pues a nuestro trabajador, con 70 años le llama ahora la Agencia Tributaria porque sus ahorros, en forma de su propia vivienda, que no usa, por vivir con unos familiares, la tiene alquilada. Y bueno, el Estado, quiere parte de los 600 euros que teóricamente, y después de los gastos y más gastos, de los disgustos e incomodidades que le causen con todos sus derechos los que en ella viven, repito, el Estado quiere su parte, que es la del “León”. Y van tres de meterle la mano en el bolsillo, porque aparte de una y otra, también hizo un Plan de Pensiones, que al ser rescatado porque necesitaba el dinero por una emergencia familiar, el Estado se quedó con más del 40% de lo que en él había ahorrado.

 

Y ahora, una individua que no ha trabajado en su vida, que ha vivido del momio de la política y de los chanchulleos propios de la misma, eso sí, sin doblar el lomo, que tiene un sueldo bruto anual de 79.415,16 euros, más 20,008,61 euros de dietas mensuales libres de declaración, más coche oficial con chófer, vivienda oficial y múltiples prebendas, además de 7 viviendas en propiedad, que ayude a los demás ciudadanos poniendo en alquiler barato esa vivienda que no utiliza, porque si no se la van a expropiar. Eso sí, el 60% de lo que cobre por esa vivienda tributaria y ojito con equivocarse al hacer la cuenta porque le pondrán una multa. Ah, y recuerden que al declarar esos ingresos saltarán en las cifras que indican el % a pagar, con lo cual se beneficiará más la recaudación del Estado, En fin, no sé qué pretende esta individua y su partido, y su gobierno, porque expoliando a los trabajadores y pensionistas, no creo que nada bueno.

 

Yo, personalmente creo que esta persona desconoce la realidad, más que nada porque no le interesa conocerla. Es, en definitiva, un claro exponente del anuncio de la DGT más actual, en el que nos dice que los que van a su aire, sin pensar en los demás, son los que provocan los accidentes. Cierto, aunque no estamos hablando de accidentes, sino de lo que puede pasar cuando la gente se canse de pagar en este momento más del 50% de lo que gana. Y va a más. Y ahí lo dejo…

 

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

 

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4 comentarios en «Sinvergüenzas, gritó ella, la ministra de Igualdad | José Antonio Ruiz de la Hermosa»

  1. Atajo de maleantes y de gente sin ningún tipo de escrúpulo. Lo peor de nuestra sociedad y de muchas otras. Me pregunto a diario, como persona que ha sido definida perfectamente en el artículo, dónde está la justicia de mi nación, ¿donde?, actuará o lo dejará pasar como si nada, este expolio sin precedentes.

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