En rondas de unos cinco presos de ETA semanales, el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha acercado al País Vasco o Navarra, o a cárceles a menos de 200 kilómetros de sus domicilios, a más de un 60% de los terroristas que aún cumplen condena. De 195 convictos, sólo 75 permanecen a más de 3 horas por carretera de sus familias, cumpliendo así las exigencias que lleva planteando EH Bildu a Pedro Sánchez a cambio de su apoyo parlamentario.
El preso de ETA lejos del País Vasco empieza a ser una ‘rara avis’, una especie cada vez más en extinción gracias a la política penitenciaria puesta en marcha por el Gobierno desde que Sánchez llegó a La Moncloa. Al ritmo actual de acercamientos, cuando finalice la legislatura no quedará ningún preso etarra a más de unas horas en coche de su familia.
Los acercamientos de Sánchez a presos de ETA, cuyas estadísticas exactas no ofrece el Ministerio del Interior más allá de sus comunicados cada viernes informando de la nueva hornada de traslados, ya superan los 130 en total.
Sin embargo, no todos ellos han sido llevados a la ‘burbuja’ próxima al País Vasco: las cárceles de León, Burgos, Palencia, La Rioja, Zaragoza o las tres que hay en territorio vasco. Penitenciarias que están entre 200 y 300 kilómetros de distancia máxima de las localidades de origen de la mayoría de estos etarras. De los 195 presos totales de la banda que cumplen condena en España, 123 ya se encuentran en alguna de esas cárceles próximas al País Vasco. Suponen más del 60% de los población reclusa de ETA.
Un 10% acercados al mes
Cada viernes esa cifra aumenta, a una media de esos 5 nuevos traslados. Sobre ese total de 195 reclusos, cada mes se procede al acercamiento de un 10%. Un 2,5% semanal. Un goteo incesante que aplaude tanto EH Bildu como las plataformas que representan a las familias de presos, como Etxerat.
Entre los trasladados más recientes se encuentran Fernando García Jordá, asesino del ex ministro socialista Ernest Lluch, y también Gurutz Aguirresarobe Pagola, asesino del militante del PSE y fundador de ‘Basta Ya’ Joseba Pagazaurtundua.
Cárceles para Urkullu
Mientras tanto, el País Vasco se prepara para asumir las competencias sobre las cárceles. Todo apunta a que el próximo mes de marzo el Gobierno del País Vasco tomará el control de las cárceles que hay en su territorio. Sin embargo, la opacidad del procedimiento es sorprendente, tanto que se ha registrado una pregunta parlamentaria para que se haga público un borrador con esos detalles.
OKDIARIO ha constatado que, pese a la restricción de traslados de presos entre cárceles que se aplican por culpa de la crisis del Covid, en los últimos meses se ha disparado la salida de multitud de internos del País Vasco a otras provincias.
El País Vasco está a punto de convertirse en la segunda comunidad autónoma, después de Cataluña, que pase a tener el control sobre las cárceles que hay en su territorio. A partir de ese momento el Ejecutivo de Urkullu controlará no sólo los recursos materiales y humanos de sus tres prisiones, sino que además será su Departamento de Interior quien tome todas las decisiones que afecten a los presos en el País Vasco desde el punto de vista regimental.
Prisiones ‘límpias’ para acercamientos
A partir de ese momento, además, será también responsabilidad del mismo Ejecutivo vasco gestionar y administrar los fondos económicos para el mantenimiento de las prisiones de Basauri, Nanclares de Oca y Martutene.
Aproximadamente 2.300 presos serán de los que se tenga que ocupar ahora el Gobierno Vasco, y según las últimas cuentas eso supone un gasto anual estimado de más de 50 millones de euros. Sin embargo, ese gasto tiene una variable importante: no todos los reclusos tienen la misma carga económica sobre el sistema. Por ejemplo, si un recluso está recibiendo tratamiento médico o formación académica, sus gastos repercuten sobre las áreas de Interior, por estar preso, y sobre los departamentos autonómicos de Salud y Educación. También encarecen y mucho su mantenimiento los presos más conflictivos porque requieren de instalaciones y personal carcelarios específicos.
De esta manera, las cárceles vascas van a quitarse de encima a presos ‘caros’ y van a hacer sitio para esa llegada paulatina de presos de ETA, que pasarán a estar bajo la tutela del Gobierno de Iñigo Urkullu.
(Pelayo Barro. OK Diario)