Sabían lo que hacían: la extrema izquierda justifica la rebaja de penas a los violadores

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De forma paralela al escándalo por las rebajas de penas a los violadores y pederastas en España, ha surgido un debate sobre su intencionalidad.

Dos explicaciones a la rebaja de penas a violadores

Algunos vienen sosteniendo la tesis de que esa rebaja de penas fue una metedura de pata del gobierno, y concretamente del partido de ultraizquierda Podemos, que en su perpetuo adanismo quiso inventar la rueda en lo relativo a la lucha contra las violaciones, logrando un efecto contrario al buscado. Esta tesis abunda en la idea de que tenemos un gobierno con ministros que no saben lo que hacen, que aprueban leyes sin tener el más mínimo cuidado.

Por otro lado, existe la tesis de esa rebaja fue intencionada y con una cierta carga ideológica, y no una metedura de pata. Según esta tesis, lo que ha hecho el gobierno de coalición formado por socialistas y comunistas no sería el fruto de una forma torpe de gobernar, sino un intento perverso de ajustar las leyes a unos dogmas ideológicos aberrantes, ocultando a los españoles las verdaderas motivaciones de esos cambios. Así pues, esta tesis vendría a señalar que no es que tengamos un gobierno formado por tontos, sino por malas personas.

No son unos estúpidos, sino malas personas

Hay que decir que la mayor parte de la oposición política ha abrazado la primera tesis, en buena medida por una cierta tendencia de la derecha a subestimar las intenciones de la izquierda. Solemos creer que la izquierda hace ciertas cosas por estupidez, cuando en realidad las hace por maldad. Basta con repasar ejemplos como el aborto para darse cuenta de que quienes promueven leyes así, recurriendo a la más zafia propaganda y a burdas mentiras, no son unos estúpidos, sino malas personas, lo cual es mucho peor. Ser idiotas es algo que les disculparía, pues una escasa capacidad intelectual es algo con lo que se nace, mientras que el mal es algo que se elige.

Los efectos de negar el libre albedrío como lo hace el marxismo

La extrema izquierda, hija del materialismo marxista, sostiene la teoría de que los seres humanos carecemos de libre albedrío, de que nuestras elecciones no son libres y están condicionadas por multitud de factores, y que lo que interpretamos como decisiones libres no son más que una ilusión que en realidad está motivada por procesos químicos y por diversas influencias culturales. Por el contrario, la civilización occidental se fundó sobre la premisa cristiana de que cada persona puede elegir entre el bien y el mal, que somos responsables de nuestras decisiones y debemos responder por nuestros actos.

Estas dos visiones opuestas tienen consecuencias en la esfera penal. Si no somos libres, como sostiene el marxismo, entonces tampoco somos realmente responsables de nuestros actos y éstos, en consecuencia, no deberían ser castigados con penas de prisión. Para la extrema izquierda, la culpable última de cualquier delito siempre es la sociedad, por habernos forjado en unos patrones culturales que el marxismo considera alienantes y opresivos. Si llevamos esa disparatada forma de pensar a sus últimas consecuencias, las prisiones no tienen razón de ser en su sentido de castigo por cometer actos delictivos, y sólo serían justificables como un proceso de reajuste de una máquina estropeada.

Los antecedentes de la actual rebaja de penas a violadores

El problema de no comprender el trasfondo ideológico de la izquierda es que se acaba perdiendo la noción de lo que realmente pretende. Como ya señalé el año pasado, en 1995 el PSOE ya rebajó las condenas de violadores y pederastas y lo justificó abiertamente. Aquella rebaja ya fue apoyada por la extrema izquierda (Izquierda Unida), actualmente aliada con Podemos. Recordemos, además, que la comunista Simone de Beauvoir, una de las referentes ideológicas de Podemos, firmó dos textos defendiendo legalizar las relaciones pedófilas, a raíz de la detención de tres hombres en octubre de 1973 por haber tenido relaciones sexuales con niños y niñas de 13 y 14 años.

La ultraizquierda justifica esa rebaja de penas señalando al capitalismo

Estos últimos días, ante la posibilidad de que la ley que rebajó las penas a los violadores sea reformada, desde la extrema izquierda han empezado a surgir justificaciones claras de esa rebaja de penas. Recordemos que ya en noviembre, el periódico socialista El País, cada vez más inclinado hacia la ultraizquierda, rechazó las críticas a esa ley tachándolas de «populismo punitivo». Una de las personas a las que consultó el periódico para respaldar su tesis la justificó con una arenga anticapitalista: «El populismo punitivo es una bandera del capitalismo neoliberal. Tiene que ver con la obsesión por la seguridad e intentar solucionar los problemas sociales aumentando las penas». Otra de las personas consultadas, también de izquierdas, afirmaba: «hay que sobreponerse al ojo por ojo hablando de penas». Es decir, que desde la izquierda se presenta la Justicia penal como una forma de venganza, un discurso que ya hemos visto muchas veces desde la izquierda al hablar sobre los presos de la banda terrorista ETA.

El 22 de enero, en una entrevista en el diario La Opinión de La Coruña, una de las redactoras de la ley reconocía que sabían que se bajarían algunas penas y abrazaba el mismo argumento izquierdista publicado por El País: «Sabíamos que algunas penas bajarían con la ley del ‘solo sí es sí’, pero castigar más no protege mejor a la víctima». Este argumento tan repetido nunca explica si acaso se defiende mejor a las víctimas rebajando el castigo penal a violadores y pederastas y permitiendo, así, que vuelvan antes a estar en libertad.

Esta semana, uno de los gurús mediáticos de la ultraizquierda española, Ignacio Escolar, se sumaba a la campaña para justificar la rebaja de penas: «hay una premisa errónea que conviene descartar: que una reforma penal solo es mejor si garantiza condenas más duras a prisión. En España eso que llaman ‘populismo punitivo’ goza de una salud excepcional«. ¿Y qué mote le ponemos a la tesis ideológica que lleva a rebajar las penas a violadores y pederastas, como si eso beneficiase a las víctimas? Escolar afirmaba que «nuestro Código Penal es excepcionalmente duro». Después de calificar ese «populismo punitivo» como un «problema», añadía: «son muy pocas las personas dispuestas a aceptar rebajas penales para delincuentes tan odiados como lo son un pederasta o un violador, aunque sea pasar de diez a nueve años. Y son menos aún los políticos dispuestos a aparecer como abogados defensores de delincuentes así». ¿Y qué justifica esas rebajas, acaso protegen mejor a las víctimas? Escolar no lo explica.

Un diputado de Podemos desvela la causa ideológica de esa rebaja de penas

Para completar el panorama, este viernes el diputado de Podemos Jaume Asens repetía esas mismas consignas: «Hemos entrado en un populismo donde es aceptable subir penas, pero nunca bajarlas», y añadía: «el machismo no se soluciona con la cárcel, no se protege a las mujeres por tener un Código Penal más severo«.

Y así llegamos por fin a la esencia de la rebaja de condenas. Para la extrema izquierda lo que hay que combatir no son las violaciones, sino el «machismo», ese enemigo difuso al que culpa de los males de nuestra sociedad (junto al capitalismo y el Cristianismo, claro). Como señalé más arriba, para la ultraizquierda no somos libres porque estamos condicionados culturalmente, así que un violador no puede ser responsable de sus actos, ya que lo consideran un simple fruto de un sistema educativo «machista», al que consideran vinculado al malvado capitalismo y a nuestras raíces cristianas. En el pensamiento utópico de la izquierda, las violaciones desaparecerán cuando desaparezcan el machismo, el capitalismo y el Cristianismo.

No fue un despiste: fue la aplicación de las patrañas ideológicas de la ultraizquierda

Por supuesto, esa una idea absolutamente irreal, igual que lo era la idea de los viejos marxistas de que en la sociedad comunista no existirían los delitos, ya que todos serían iguales y nadie sentiría envidia de nadie. Así pues, la angustia que muchas víctimas están soportando desde hace meses en España, como consecuencia de esa ley y de su rebaja de penas a los violadores, no es el resultado de un despiste, sino de unas disparatadas tesis ideológicas que niegan el libre albedrío y que seamos responsables de nuestros actos. Unas tesis surgidas del marxismo y que sostienen la absurda idea de que el mal desaparecerá con la instalación de un nuevo sistema político e ideológico. Unas patrañas que los comunistas llevan defendiendo desde hace más de cien años y que ahora han servido para favorecer ya a 400 agresores sexuales en España. Eso es lo que hay detrás de esa nefasta ley. Ojalá todo fuese un caso de simple estupidez, porque para resolverlo bastaría con cesar a una ministra.

(Outono| Artículo publicado en el blog Contando Estrelas)

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