El Tribunal de Apelaciones de Reino Unido falló a favor, el pasado 9 de julio, de la sentencia del Tribunal Superior de Londres, por la que los médicos pueden poner fin al tratamiento de Alta Fixsler, una niña de dos años quien sufrió un daño cerebral severo al nacer. Y además, la Corte Europea de Derechos Humanos ha dado la razón al Tribunal de Apelaciones del Reino Unido frente a la impugnación que habían presentado los padres de la niña.
Aunque los médicos creen que Alta no tiene posibilidades de recuperarse y sufre un dolor constante, los padres, sin embargo, no están de acuerdo con que ella sufra un dolor constante y dicen que, como judíos jasídicos, consideran que la santidad de la vida es un principio fundamental.
Un juez de la Corte Suprema británica dictaminó el 28 de mayo que “no era lo mejor para Alta que se continuara con el tratamiento médico de soporte vital”.
El juez del Tribunal de Apelaciones desestimó la apelación de los padres y dijo que el juez del Tribunal Superior había “aplicado la prueba adecuada del interés superior del niño”.
El caso ha atraído la atención internacional ya que los padres son ciudadanos israelíes y el padre también tiene ciudadanía estadounidense.
La BBC informó que un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido dijo que dependía de los tribunales decidir el asunto, independientemente del gobierno.
No es la primera vez.
En Reino Unido se han dado ya varios casos de niños que han sido eutanasiados después de que el Estado, por medio de los médicos y los jueces, ordenase la eutanasia y encima en contra de la voluntad de los padres. En concreto, Charlie Gard, Alfie Evans e Isaiah Haastrup fueron niños que murieron en Reino Unido tras retirarles el soporte vital contra el criterio de sus padres y a los que los médicos y la Justicia británicas impidieron trasladarles a otros países para recibir tratamiento.
En marzo, el Tribunal de Apelaciones confirmó un fallo en el que los médicos podían retirar el tratamiento de soporte vital a una niña que se encontraba en estado vegetativo después de sufrir una lesión cerebral. Su madre se había opuesto a la propuesta de los médicos. Tras la decisión judicial, Pippa Knight murió en mayo a la edad de seis años.
David Albert Jones, director del Anscombe Bioethics Center en Oxford, Inglaterra, señaló que existían paralelismos entre el caso de Pippa Knight y los de Charlie Gard y Alfie Evans, en los que la ventilación se retiró en contra de la voluntad de sus padres.