En contra de lo que ha resultado ser un mito falso muy difundido en esta época, un informe elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Familia de EE.UU ha desvelado que las parejas que conviven bajo un mismo techo antes de comprometerse en matrimonio, tienen un 48% más de probabilidades de divorciarse.
La edad media para casarse en España está en más de 30 años y por lo general, hay una creencia falsa común de que casarse con más edad puede disminuir el riesgo a divorciarse en comparación con un matrimonio temprano. Para comenzar a convivir, en cambio, no es necesario consagrar el matrimonio, e incluso esto se ha entendido siempre como un punto favorable para la pareja, para conocerse a fondo antes de formalizarlo con una boda. Sin embargo, un estudio de Instituto de Estudios sobre la Familia, ha desmentido esta creencia, determinado que la convivencia prematrimonial puede suponer un mayor riesgo de divorcio.
Como cabe esperar, los más jóvenes son quienes más creen en lo conveniente que es vivir amancebados antes de casarse. «Sin embargo, desde hace tiempo se asocia la convivencia prematrimonial con un mayor riesgo de divorcio, lo que contradice la creencia común», asegura el informe.
El estudio tomó como muestra a las parejas que se casaron por primera vez en la segunda década del siglo (2010-19). El 70% convivieron antes de casarse. Pero quienes así lo hicieron, se divorciaron en un 48% más de casos (34%) que las que no vivieron juntas antes de la boda (23%).
En vista de los datos, los investigadores aseguran que debería de advertirse a la población de que la convivencia prematrimonial es un claro riesgo para el futuro de los matrimonios.
Dentro del grupo de los que viven amancebados también hay factores que afectan al futuro del matrimonio. Las personas que declararon que la razón principal para irse a vivir juntos era poner a prueba la relación o porque tenía sentido desde el punto de vista económico, tienen más probabilidades de que su matrimonio termine que las que lo hicieron simplemente porque querían pasar más tiempo con su pareja.
En el caso de los matrimonios religiosos, el estudio declara, que los matrimonio religiosos pueden llegar a ser más estables, porque se reduce la posibilidad de convivir antes de la unión y aumenta la probabilidad de comprometerse a una edad temprana.
Por tanto, a pesar de la creencia de que la elección tardía de la pareja es más sensata, sin embargo, hay que tener en cuenta más factores para hablar de un matrimonio exitoso, como las creencias y la concepción de la convivencia. El matrimonio temprano tiene riesgos de todas maneras, pero la educación religiosa lo compensa, entre otros factores, por evitar la convivencia anterior, que es más inestable que la convivencia posterior al matrimonio. Además, el tipo de unión hace que varíe el resultado y tiene en cuenta que el efecto de la religión puede afectar en la inestabilidad en gran manera.
