Profesoras feministas destapan los inquietantes protocolos trans en los colegios: «Lo peor está por venir»

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La ley Trans avalará la actuación a espaldas de los padres, a quienes se amenaza incluso con quitarles la custodia si se oponen al cambio de género.

Y esto es algo que ya está pasando en las comunidades que tienen aprobadas sus propias normativas autonómicas, donde impunemente, en los centros, se cambia el nombre a los niños sin consultar, pero lo peor está por venir, porque se amenaza con quitar la custodia a los padres que se opongan al cambio y la nueva ley propone multas de hasta 150.000 euros si los profesores se atreven a cuestionar mínimamente que el menor sea trans.

El impacto de las leyes trans en las aulas

El año pasado ya varias profesoras destaparon lo que sucedía en centros. No se les permite hablar con el alumnado, no se les permite conocer el contexto o ayudarle a encontrar el origen de su malestar. Es más, en los casos en los que las familias no se muestran conformes, están obligados a abrir protocolos de desprotección

Las docentes corroboran así la situación denunciada por muchas madres, muchas de las cuales se han enterado de que sus hijas adolescentes llevaban mucho tiempo siendo tratadas en masculino en sus respectivos colegios e institutos al ir a solicitar una tutoría.

Lo que vendrá con la ley Trans

Las profesoras creen que ahora la amenaza se cierne sobre todos los centros: «Un profesor medio no puede hacer frente a una multa de 150.000 euros, aparte de que, si no sigue los protocolos, puede ser expulsado y, además, en principio, sin derecho a juicio, porque hay preparada una figura que es una especie de comisario que tendrá por misión establecer si uno es culpable o no. Es algo inaudito», denuncia.

Hasta ahora, lo único que recibían los docentes eran advertencias verbales. Las sanciones eran extraoficiales y se limitaban al ámbito universitario, donde según Araceli Muñoz, «la libertad está totalmente coartada«. Como muestra, alega las cancelaciones que han sufrido «profesoras como Juana Gallego o Silvia Carrasco, porque sus alumnos dicen que son tránsfobas, y no por lo que dicen en clase, sino por los artículos que han escrito sobre este tema».

Talleres a cargo de activistas

En este sentido, Docentes Feministas por la Coeducación denuncia, además, que quienes formarán tanto a los profesores como a los alumnos -a través de talleres- serán precisamente los transactivistas más radicales y otros representantes de la ideología queer, algo que ya está sucediendo en muchas comunidades: «El bombardeo es terrible. Están entrando hasta en las escuelas infantiles, porque saben que cuando se está formando la plasticidad del cerebro los niños son como esponjas, y lo peor es que a estas personas, que van más allá de la ciencia y de la razón, se las paga con dinero público».

En el caso de los niños, aunque a veces son talleres abiertamente trans, la mayor parte de las veces se enmascaran en charlas de educación afectivo-sexual, pero no se incluye apenas nada sobre salud sexual ni se les habla de procesos biológicos como la menstruación, sino que se les adoctrina contra el binarismo y con que cada uno puede elegir el sexo al que pertenece.

La propaganda y el adoctrinamiento cumple su función: «En mi centro, hemos pasado de 0 a 6 trans en los últimos cuatro años, coincidiendo precisamente con la entrada de este tipo de talleres», alertaba la docente.

La formación del profesorado

En cuanto a los talleres para profesores, éstos reciben instrucciones precisas: «Postergar al máximo la reunión con la familia» en caso de que un niño solicite que se le trate conforme a un género diferente al que le es propio, «evitar los términos hombre y mujer cuando fueran asociados al cuerpo humano» y «que, cuando en la asignatura de Biología fuera el momento de hablar del aparato reproductor humano, no se hablara de pene como órgano sexual del hombre de vulva como órgano sexual de la mujer».

Esta docente valenciana no concibe la propaganda que niños y profesores están recibiendo. «Solo se permite la formación del profesorado para afirmarles y a cargo de las entidades transactivistas que la propia ley recomienda. ¿Cómo puede ser que el claustro no pueda solicitar información al respecto en su propio centro educativo y solo deba recibir información exclusivamente de estas entidades?»

(Con información de Libertad Digital)

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