Profesionales por la Ética denuncia que la ONU está acelerando la imposición de la agenda globalista

Profesionales por la Ética rechaza sin paliativos el Pacto para el Futuro, aprobado tras la Cumbre en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, que refuerza y amplía los postulados y amenazas globalistas de la Agenda 2030.

Tal y como hemos señalado desde Adelante España el Pacto para el Futuro aprobado por la ONU los pasados días 22 y 23 de septiembre va a suponer no solo la confirmación de la agenda 2030 sino un compromiso de aumentar y acelerar su implementación.

Rechazo de las asociaciones civiles

Como resultado de la misma ha quedado aprobado un extenso y retórico documento final titulado Pacto para el Futuro.  Un documento con aparentemente buenas y demagogas palabras pero que, una vez analizado en detalle el documento, empieza a constatarse el rechazo de las asociaciones civiles

Los 5 grandes reparos de Profesionales por la Ética

En este contexto, y tras su análisis, la asociación Profesionales por la Ética ha realizado la siguiente valoración:

1. El Pacto para el Futuro entremezcla aspiraciones universales e irrenunciables como son la erradicación de la pobreza, la consecución de la paz y la seguridad o la protección de la naturaleza, con los postulados ideológicos del globalismo, que ya quedaron reflejados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
2. En particular, el Pacto para el Futuro insiste en un inaceptable mesianismo globalista que encomienda a Naciones Unidas y otras “instituciones multilaterales” la “liberación de la raza humana” (principio 18), pretendiendo dotar a aquellas de mayor poder regulador. Una intención que contrasta con la realidad de que dichos organismos globales están cada vez más lejos de los intereses reales de los ciudadanos, siendo más que patente su carencia de legitimidad democrática y transparencia. Se hurta así a la sociedad civil y a las naciones soberanas el protagonismo de un destino en libertad.
3. Resulta alarmante que, de nuevo, un documento que pretende “proteger las necesidades y los intereses de las generaciones presentes y futuras” (principio 1) ignore prácticamente el papel de la familia y de la religión para el desarrollo humano. En efecto, en el conjunto de los 18 principios iniciales y 56 acciones del cuerpo principal del documento, la familia solo es mencionada en cuatro ocasiones, pese a ser la institución social básica con carácter universal. En cuanto a la religión, dimensión sustentadora del significado existencial de miles de millones de ciudadanos en todo el mundo, tan solo aparece citada en cinco ocasiones, cuatro de las cuales se refieren a sus aspectos problemáticos o conflictivos, como obstáculo para la igualdad o la paz.
4. En cambio, el documento resulta completamente explícito en la imposición universal de la ideología de género en sus diferentes manifestaciones.
5. Más grave resulta aún que Naciones Unidas abandere la anticoncepción masiva y la muerte de seres indefensos a través del aborto, particularmente en los países en desarrollo y entre los jóvenes y “futuras generaciones”, reclamando todavía más recursos financieros para su imposición. Unos recursos que sabemos que en la práctica forman parte de las “ayudas del desarrollo”, perpetuando así una suerte de nuevo colonialismo ideológico. El aborto, como bien sabemos desde las conferencias de El Cairo y Beijing, es considerado uno de los llamados “derechos de salud sexual y reproductiva”.

Rechazo sin paliativos de PPE

Profesionales por la Ética señala que las anteriores consideraciones son suficientes para rechazar este nuevo documento de Naciones Unidas.

Los elementos positivos de la declaración, prosigue, quedan eclipsados por una visión del mundo cuyos postulados no son compatibles con la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, con un desarrollo humano verdaderamente sostenible y con el respeto a la soberanía de las naciones y a la voluntad de sus comunidades.

Un documento sin apoyo mayoritario y a espaldas de los ciudadanos

Por último, hay que señalar dos cuestiones relevantes:

• Una cuarta parte de los países integrantes de la ONU no ha aprobado el documento, votando en contra, absteniéndose o no participando en la votación. Es un fracaso que un documento de este calado y ambición reciba este bajo respaldo.

• Es asombroso el bajo eco mediático que ha tenido la Cumbre, su documento final y los resultados de la votación. Sólo se puede interpretar este hecho desde la intención de las autoridades para evitar el necesario debate ciudadano en las naciones, imponiendo a espaldas de la población determinadas políticas globales.

Fuente: Profesionales por la Ética