La profanación del Valle de los Caídos ya cuenta con la complicidad eclesiástica
El portal de Contratación del Estado ha notificado que la Archidiócesis de Madrid participará en el concurso de resignificación del Valle de los Caídos mediante la inclusión de un representante eclesiástico como miembro del jurado que elegirá el proyecto ganador.
Esta incorporación supone una cesión sin precedentes ante las intenciones del Ejecutivo de reconfigurar un espacio de culto y evidencia la colaboración jerárquica en esta ofensiva contra un lugar sagrado.
Inicialmente, la Iglesia advertía del riesgo de este procedimiento. Se negó a participar por «no haber sido consultada» y por el peligro de dañar la integridad litúrgica del recinto. Pero ahora, esa postura se ha esfumado. Con su integración en el jurado, la Archidiócesis no solo renuncia a la defensa del culto, sino que valida una agenda que busca vaciar de sentido religioso el conjunto monumental.
Paripé
El sacerdote designado como parte del tribunal es el padre Daniel Escobar Portillo, actual Delegado Episcopal de Liturgia, cuya presencia en un comité formado por diez personas representa, de facto, la renuncia de la Iglesia a su capacidad de veto sobre las actuaciones futuras en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. En lugar de ejercer un control posterior sobre el resultado, como se había anunciado anteriormente, su rol ha quedado limitado a un voto más en un proceso fuertemente cuestionado tanto en lo jurídico como en lo simbólico.
La participación formal de la Archidiócesis en el jurado altera por completo esa postura inicial. Lejos de limitarse a una “revisión final del proyecto para garantizar que se respeten los acuerdos”, como afirmaban entonces, la Iglesia ha aceptado ahora formar parte de un proceso que permite, según recogen los pliegos oficiales, intervenciones en zonas tan sensibles como la capilla del Santísimo, la nave principal o los espacios dedicados a la Virgen, todos ellos consagrados al culto.
Una traición que debilita toda autoridad moral
La profanación del Valle de los Caídos cuenta ya con el respaldo de quienes deberían proteger lo sagrado. Según los pliegos del concurso, el proyecto permitirá intervenciones en zonas como la nave principal, la capilla del Santísimo o los espacios dedicados a la Virgen. Todos ellos están consagrados y tienen un uso litúrgico activo.
Esto no es supervisión. Es colaboración activa en la desacralización. La Iglesia ya no se limita a emitir opiniones: forma parte de la maquinaria que permitirá alterar un espacio de culto. Y lo hace sin resistencia, sin transparencia y sin respeto hacia los fieles.
«Con actitudes como esta, el cardenal José Cobo pierde toda autoridad ante sus fieles. Es difícil seguir a un pastor sabedor de que te va a traicionar». Esta afirmación, que corre como un clamor entre fieles y sacerdotes, refleja la magnitud de la traición.
El cardenal de Madrid debe responder ante los católicos
Los fieles exigen respuestas. Quieren saber si el cardenal José Cobo fue informado de la participación eclesial en el jurado. Quieren saber si él mismo dio su aprobación. Si fue así, está ligando su cargo a un proceso destinado a despojar al Valle de los Caídos de su carácter religioso. Y eso es inaceptable.
La profanación del Valle de los Caídos no es una cuestión de gestión arquitectónica. Es un intento político de borrar la memoria, desmantelar la comunidad benedictina y transformar un templo en museo del olvido. La Iglesia no puede ser parte de ese paripé sin traicionar su misión.
La participación eclesial, una coartada para el Gobierno
Diversas voces dentro y fuera del ámbito eclesial denuncian que esta participación sirve como coartada moral para el Gobierno. Con la firma de un miembro eclesiástico en el acta, todo parecerá consensuado, aprobado, legitimado. Pero es un engaño.
«No es ingenuidad. No es ser bueno. Es ser cómplice», dicen quienes llevan décadas defendiendo el carácter sacro del recinto. La estrategia es clara: contar con la presencia de un sacerdote o laico con sello eclesial para diluir cualquier futura oposición. Y mientras tanto, el Estado avanza con sus planes de profanación del Valle de los Caídos sin oposición real.
El desalojo de los benedictinos, cada vez más cerca
La consecuencia directa de esta complicidad es el posible desalojo de la comunidad benedictina. Los monjes que han mantenido viva la oración y el culto en el Valle durante generaciones podrían verse expulsados. Con ellos desaparecería la dimensión espiritual que ha sostenido este enclave.
Sin vida religiosa, el Valle de los Caídos se convertirá en un cascarón muerto, desprovisto de alma. Y eso es precisamente lo que busca la izquierda: vaciarlo de contenido para reescribir la historia a su antojo. Si la Iglesia entrega las llaves, el proyecto se completa.
La profanación del Valle de los Caídos no será posible sin complicidad eclesial. Por eso es urgente que los fieles exijan responsabilidades. Que pidan explicaciones al cardenal José Cobo. Que los sacerdotes valientes alcen la voz. Y que no se deje pasar esta traición como si fuese un detalle menor.
Si la jerarquía de la Iglesia entrega el Valle, está entregando mucho más: la confianza de sus fieles, la coherencia de su misión, el respeto a los lugares santos. La historia juzgará esta generación de pastores por su valentía o su cobardía.
La jerarquía de la Iglesia debe elegir: o se pone del lado de los que profanan, o del lado de los que rezan.
2 comentarios en «La Archidiócesis de Madrid, ¿cómplice de la profanación del Valle?: participará como miembro del jurado en el concurso de «resignificación»»
Pronto veremos a los obispos en el desfile Lgtbixyz o en las playas cogiendo a los ilegales (creo q, esto ya, lo hacen) lo que no hacen es meterlos en sus residencias… ¿O sí? Eso sí que no falten «westerns» serie Z y películas de Paco Martínez Soria y Manolo Escobar. ¿Para cuándo las de Pajares y Esteso el muslamen y la pechuga a?
Cobardes
Traidores
Profanadores
De conducta inmoral (muchos)
Renegados (muchos más)