Por tierras de España. El Barco de Ávila: La trashumancia | José Riqueni Barrios

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El Barco de Ávila: La trashumancia

Desde hace muchos años venimos sintiendo, sin que sepamos su causa, cierto afecto o encariñamiento con el Barco de Ávila. Quizás todo comenzó cuando quedamos enamorados del paisaje que nos condujo a este pueblo y una vez allí pisamos por primera vez su “Plaza de España” a sabiendas de que dicha localidad era una cabeza de comarca, un pueblo que da servicios a los pueblos que lo rodean, de modo que desde entonces hemos visto sus comercios y gentes bajo ese prisma. Sea lo que sea, el caso es que uno siempre vuelve a sus lugares más amados, porque estos son parte de él, porque en ellos quedó algo de lo que fuimos y nunca más seremos.

Y en esto mismo, curiosamente, siendo las plazas de los pueblos, junto con los paisajes, aquello que saboreamos con más deleite, la plaza del Barco no destaca precisamente por su fisonomía, sino por una magia, algo inasible que flota en el ambiente…

Pero sin más demora narrativa vayamos a lo que aquí y ahora nos trae entre manos como es conocer un poco más El Barco y los pueblos que viven bajo su amparo, la Comarca de El Barco, valles llenos de vida en aquella trashumancia que pasó y que ahora conservan elementos aislados del ayer en las pocas casas semiderruidas y abandonadas que aún quedan en pie en cada pueblo, un hermoso legado que, en unos años, habrá desaparecido para siempre frente al empuje del turismo rural, el último descubrimiento de los urbanitas que ya es moda en estos tiempos.

Contemplar las casonas de los ricos y las casuchas de los pobres, una constante en cada pueblo, más extrema a mayor importancia de ese núcleo de población, ambos igualados por la muerte -una de las pocas leyes justas de la vida-, detenernos frente a ellas y curiosear por las rendijas de puertas y ventanas, nos viene causando un gran desconsuelo cada vez con más intensidad, porque uno asiste a la fugacidad de la vida, porque uno presiente y de súbito le sobrecoge una hermandad auténtica con quienes allí vivieron… La herrumbre de los ventanales, las desvencijadas hojas de madera de las ventanas, el patio asaltado por yerbajos, el tejado con huecos que dejan ver las vigas de madera y el cielo, la fachada desconchada… mientras, a la par, a un tiempo, uno piensa en la juventud de sus dueños, en sus amores habidos en aquel interior, en las horas felices y despreocupadas de su juventud, en el dolor, la angustia y desengaño que acompañó la vejez de esos moradores y también en la guerra, en nuestra guerra, en aquella guerra que pasó…

En su día, la trashumancia contaba con ocho cañadas principales que unían los puertos del norte con los extremos oeste y sur. En esto, no todas las cañadas guardan el mismo ancho -tal como recuerda el mayoral en el bellísimo libro “El último trashumante” (Borja Cardelús)-:

“Las propiamente cañadas son de noventa varas. Más estrechas son los cordeles, de cuarenta y cinco varas castellanas, treinta y siete metros. Y siguen las veredas, de veinticinco varas, veintiún metros. Y las hay más chicas aún: coladas, galianas, cuerdas, ramales…total, una urdimbre que según me contó mi padre, que le venía del suyo, antes ocupaba ciento veinticinco mil kilómetros. Eso sin contar además los descansaderos. Ahí es nada”.

Situado al suroeste de Ávila, en las inmediaciones de la Sierra de Gredos, la espina dorsal que separa las dos Castillas -Castilla la Nueva y Castilla la Vieja-, El Barco de Ávila, famoso por sus truchas y judías, limita con las provincias de Salamanca y Cáceres, siendo cabeza natural de la comarca formada por los Valles del Tormes y Aravalle. Asentado en las inmediaciones de la Sierra de Gredos, su clima es continental alpino.

El Tormes baña esta tierra de inviernos fríos y veranos suaves. Un puente medieval a la entrada de la localidad nos lleva a la ermita del Cristo. Entre el río y la montaña se levanta el castillo de Valdecorneja.

Declarado Conjunto Histórico-Artístico, El Barco conserva parte de su muralla y el Arco del Ahorcado con su leyenda. La Iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora data del XII y fue reformada en los siglos XIV y XV. En el interior del templo, en la Capilla del Inquisidor, una inscripción situada a mitad de pared escribe lo que sigue: “Esta capilla mando facer el onrado Hernan Rodriguez del Varco Inquisidor e canonigo en la Santa Iglesia de Toeldo”.

Paseamos por la Plaza de España del Barco, son las once de la mañana de un lunes 27 de julio del Año de Nuestro Señor de 2015. Hemos recorrido 434,5 Km desde Sevilla la llana. Hacemos un alto para tomar el segundo café de la mañana, ahora café con churros en los veladores de una de las esquinas de esta plaza, a la sombra. El aire es fresco, aire acondicionado natural ¡y gratis! Esto sucede en esta zona, abres una ventana y ya tienes aire acondicionado.

Deambulamos por los soportales de esta plaza y hacemos un alto en “Judías Coronado (Desde 1902)”, contemplamos la variedad de lentejas (verdina, pardina, castellana, caviar…) y alubias (judión del Barco, riñón, fabada, alubia planchada, blanca, verdina, arrocina…) que ofrece este comercio, siendo las estrellas del establecimiento el judión del Barco y el pimentón de la Vera “nuevo”, que hasta el pimentón se valora por su juventud, la que perdimos en su día y nunca más volverá. Si se es amante de la carne española de calidad, en esta plaza podemos comprar un solomillo de ternera espectacular.

Salimos del Barco cruzando su puente y tomamos dirección Hoyos del Espino -la carretera que lleva al Parador Nacional de Gredos- y a unos 7 km giramos a la derecha hacia Bohoyo.

Entramos en una ruta que prima la conducción, el placer de conducir por conducir, a par que la contemplación de un paisaje aún no hollado y contaminado por los urbanitas, y que nos va a transportar a un mundo que pasó. Contemplaremos pueblos que apenas superan unas decenas de habitantes y casas de piedra en una gran variedad de formas y tamaños que constituyen fiel reflejo de una época de penurias y supervivencia. Asistimos aquí a “Las otras Hurdes”, la España vaciada, en una galería de imágenes a extinguir, reductos del ayer, memoria del hombre, de sus trabajos y afanes. En estas paradas, seguro encontraremos el sabor de lo auténtico y genuino, que no siempre tiene que ser grandioso, muestras de una etnografía plena de contenido y sustancia que colma con creces nuestro interés por conocer nuestras raíces más nuestras.

Bohoyo: En 1940 contaba con 1.750 habitantes y en el censo del año 2017 figuraban 261. Un ejemplo de la despoblación del mundo rural que encontraremos si cabe, más acusado, en varios pueblos de esta ruta. A día de hoy, Bohoyo, al igual que el resto de localidades de esta comarca, en gran parte por su proximidad a Madrid, impulsa el turismo rural. Zona de baño con veladores junto al río en el restaurante “El Vergel de Gredos”, lugar con encanto. Alrededores: Garganta de Bohoyo.

Navamojada: Plaza del pueblo. Iglesia.

Los Guijuelos: Fuente.

Navamures: Calle Arroyo. Las fiestas patronales tienen lugar el 24 de junio en honor a San Juan Bautista.

Tormellas: Tormellas tiene su puente romano y vistas a las montañas en el horizonte de sus calles. Fiestas patronales el 15 de agosto en honor a Nuestra Señora de la Asunción. Alrededores: Piscina natural “El Charco de los Mozos”.

Navalonguilla: Entre montañas. Según figura en el INE, su población censada en el año 2021 es de 209 habitantes, de los cuales, 105 son hombres y 104 mujeres. Fiestas patronales: 8 de septiembre, Ntra. Sra. de la Asunción y 29 de septiembre, San Miguel. El Museo de la Trashumancia, ubicado en el edificio de las antiguas escuelas, abrió en verano de 2013 y el horario que anotamos en nuestra última visita es el que sigue: V, S, D y F (11h a 13h y 17h a 20h). La trashumancia, en la zona de Gredos, consistía en trasladar a Extremadura el ganado en invierno para aprovechar la diferencia de clima y pastos, retornando en primavera por las cañadas y cordeles de Gredos. En su día, Navalonguilla contaba con unas 3.000 cabezas de ganado. Restaurante a la salida de Navalonguilla hacia Navalguijo. Alrededores: Puente y Garganta de los Caballeros.

Navalguijo: Navalguijo pertenece al término municipal de Navalonguilla y forma parte del partido judicial de Piedrahita. Sus fiestas patronales tienen lugar entre los días 8 y 11 de septiembre, en honor a la Virgen de los Leones. Puente y río (zona de baño), arboleda, bancos y mesas de granito; muy próximo se encuentra un restaurante rústico que rotula “Kiosco El Puente” (reservar): judías, caldereta, carnes a la plancha.

Nava del Barco (Ávila)

 Nava del Barco: En el mismo pueblo: La Pera, roca de granito, y El Molino. Senderismo: Subida a la Laguna Nava-Gredos.

Montería en Las Umbrías. 30/01/1924 © Wikimedia

           Umbrías: Según información del INE de 2021, este municipio cuenta con una población total de 103 habitantes. Donde 53 son hombres y 50 son mujeres. Umbrías, a su vez, acoge los núcleos de Canaleja, Casas de Maripedro, Casas del Abad, Hustias, Retuerta y Venta de Veguillas. Fiestas el 24 de agosto y 11 de noviembre. Alrededores: El Barranco de las Umbrías.

Salimos de Umbrías siguiendo la carretera que hemos traído, llegaremos al cruce hacia Gil García que dejamos a un lado hasta llegar a la carretera en donde giramos a la izquierda hacia Plasencia. Al poco encontraremos el cartel indicador hacia Santiago de Aravalle.

Santiago de Aravalle: Plaza e iglesia.

Monumento a la Trashumancia (Solana de Ávila)

 Solana de Ávila: Monumento en granito a la Trashumancia. Alrededores: Escalada y subida a la Laguna del Duque o Laguna de la Solana.

Mazalinos: Pertenece al municipio de Solana de Ávila. En el año 2012 tenía una población de 18 habitantes. ​

Santuario visigótico (Santa Lucía de la Sierra)

 Santa Lucía de la Sierra: Alrededores: Presa de Santa Lucía. Santuario visigótico Santa Lucía del Trampal.

Ya sólo queda continuar la carretera que nos ha llevado hasta Santa Lucía y en unos 5 kilómetros estaremos de nuevo en la vía que une Plasencia con Ávila antes pasando por Piedrahita.

Pero pongamos fin a esta ruta con una noticia aparecida en “El Norte de Castilla” (19/10/2018) y cuyo titular reza así: La trashumancia abulense llenará este domingo las calles de Madrid”.

El Barco de Ávila estará presente un año más en la Fiesta de la Trashumancia que tendrá lugar este domingo en el centro de Madrid, que será copado por la visita de rebaños de ovejas y sus pastores. De esta manera, la localidad abulense mostrará “su reconocimiento a una actividad con mucho arraigo en nuestra provincia”, según ha señalado el portavoz municipal del consistorio barcense.

Es la XXV edición de esta Feria y el cuarto año que Barco acude a ella, para conmemorar “la ley aprobada el 23 de marzo del año 1995 para la protección de las vías pecuarias de España y el libre tránsito de los rebaños de animales por todos esos caminos —cañadas, cordeles y veredas—, antiguamente usados para este menester”.

© José Riqueni Barrios | Escritor

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