La respuesta es muy sencilla: Porque son libres.
El odio de la izquierda a los autónomos crece mientras miles de profesionales protestan en España contra impuestos abusivos y una burocracia que destruye su libertad económica.
La izquierda ataca al autónomo porque representa la libertad
Las manifestaciones del domingo 30 de noviembre reunieron a miles de profesionales hartos de un sistema que castiga el esfuerzo. El odio de la izquierda a los autónomos nunca sorprende porque la izquierda no tolera la existencia de personas que crean su propio trabajo sin depender del Estado.
El autónomo no pide favores, no exige subsidios y no reclama privilegios. Produce riqueza. Paga impuestos. Levanta empleo. Y actúa sin tutelas ideológicas. Por eso molesta. Porque es libre. Y la izquierda no quiere personas libres.
La izquierda necesita dependientes. Necesita ciudadanos sometidos a la subvención para controlar votos y conciencias. El autónomo rompe ese esquema porque vive sin ayuda pública y avanza con su propio esfuerzo. Esa independencia irrita al socialismo desde hace décadas.
El domingo 30 de noviembre, las manifestaciones en toda España confirmaron ese rechazo creciente tal como recoge Eulogio López en Hispanidad. El Gobierno lanzó nuevas subidas de cotizaciones y creó normas absurdas que solo buscan vigilancia y control. El odio de la izquierda a los autónomos se expresa en cada anuncio, en cada decreto y en cada declaración pública.
El Gobierno multiplica la burocracia para controlar al autónomo
Los profesionales denuncian un acoso insoportable. La izquierda sabe que el autónomo trabaja sin descanso y lucha para mantener su actividad. Por eso el Ejecutivo intensifica la presión fiscal y la burocrática. A partir de ahora, el Gobierno quiere controlar todos los gastos del autónomo y del profesional independiente. Este sistema exige horas de trabajo extra y aumenta costes injustificados.
El ataque no se limita a la subida de cuotas. Hacienda y Seguridad Social vigilan cada movimiento porque el Estado ansía más recaudación. El odio de la izquierda a los autónomos alimenta un clima de persecución diaria.
Hoy, incluso el trabajador más pequeño debe contratar una gestoría. Ese gasto no procede de una opción libre, sino de una obligación encubierta que nace por la maraña legal diseñada desde el gobierno de Sánchez. El autónomo pierde tiempo, pierde dinero y pierde energía en trámites que no aportan valor.
La izquierda repite continuamente que defiende al trabajador. Sin embargo, castiga al trabajador que más produce. El profesional libre vive con un pacto claro: renuncia a varios derechos, ya sea a la baja laboral, a la pensión ‘digna’, incluso a las vacaciones, etc., a cambio de menor presión fiscal. Pero el Estado no respeta ese acuerdo.
El Gobierno promete prestaciones que nunca llegan y exige cada año más impuestos. Por eso el odio de la izquierda a los autónomos se nota en cada decisión económica.
La izquierda teme al autónomo porque demuestra el fracaso socialista
El autónomo evidencia que la libertad funciona. Construye riqueza sin subvenciones. Sube ingresos con trabajo real, no con discursos ideológicos. No hace huelga porque trabaja para sí mismo. Esa actitud deja en evidencia la mentira socialista basada en la dependencia del Estado.
Los socialistas necesitan un ciudadano débil que agradezca la limosna estatal. El autónomo rompe ese modelo. Por eso lo odian.
Las ministras responsables del ataque lo confirman. María Jesús Montero, Elma Saiz y Yolanda Díaz jamás resistirían una semana como autónomas. No soportarían la presión de la incertidumbre, la obligación de pagar cuotas aunque no entren ingresos, ni la responsabilidad de mantener empleados.
Aun así, ellas imponen normas, decretos y sanciones. Ellas exigen más pagos y más controles. Ellas asfixian al elemento más productivo del país.
El odio de la izquierda a los autónomos nace del miedo. El miedo a que el ciudadano descubra que puede avanzar sin el Estado. El miedo a que España comprenda que la prosperidad crece cuando se libera a quienes producen.
La izquierda combate esa verdad simplísima: la libertad crea riqueza.
Las manifestaciones del 30 de noviembre muestran el hartazgo nacional
Las calles de España reunieron a autónomos, microempresarios y profesionales de todos los sectores. La protesta no nació de un sindicato subvencionado «comegambas». Surgió desde la base, desde los que pagan facturas, hipotecas y salarios sin ayuda estatal.
Miles de manos levantaron carteles que denunciaban la presión fiscal, la vigilancia abusiva y la burocracia interminable.
El odio de la izquierda a los autónomos provocó esta movilización histórica.
Los autónomos se crean su propia nómina. No exigen nada. Solo piden que el Estado los deje trabajar.
La izquierda considera esa petición como una ofensa. El socialismo necesita imponer su modelo colectivista y el autónomo rompe esa estructura. Por eso la izquierda lo señala. Lo critica. Lo persigue. Pero nunca lo entiende.
La libertad del autónomo resulta incompatible con la ideología socialista. El profesional libre demuestra que la vida prospera cuando no interviene el poder. Esa evidencia refuta décadas de discurso izquierdista. Por eso el Gobierno incrementa controles, cuotas, declaraciones informativas y sanciones desproporcionadas. El sistema intenta rendir al autónomo por agotamiento.
La izquierda odia al autónomo porque no puede controlarlo
El odio de la izquierda a los autónomos define al socialismo moderno. La izquierda teme la libertad real. El profesional independiente encarna esa libertad con su trabajo diario. España necesita proteger a quienes generan riqueza y empleo. El país no avanza con burocracia ni con impuestos confiscatorios. La nación prospera cuando respeta la iniciativa individual.
El autónomo representa el modelo que defiende nuestro diario: libertad, responsabilidad, esfuerzo y dignidad.
España debe elegir entre dependencia estatal o libertad económica. La respuesta aparece clara: defendamos al autónomo. Defendamos a quienes sostienen la economía y aman la libertad.





1 comentario en «¿Por qué la izquierda odia a los autónomos?»
Totalmente de acuerdo con el artículo!!
No hay un solo socialista/comunista con «narices» para montar una empresa y a los 6 meses cuando se da cuenta de que prácticamente no ha ganado dinero… remangarse y hacer más horas, estrujarse el cerebro para ver cómo puede sacar adelante su empresa, y…conseguirlo al cabo de X!! Bravo a todos esos valientes! Y luego cuando llega la jubilación, te das cuenta de que has pagado muchisimo dinero en impuestos, irpf, etc…y te queda una pensión mínima!! Pero, la satisfacción del trabajo realizado, de la tremenda experiencia… quién ha trabajado de funcionario no lo entenderá en la vida!!!