Oughourlian, el armenio que susurra a Sánchez: Ni Monzón ni Cebrián

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«El cáncer de Prisa es el exceso de personalismo». La versión más dura de Joseph Oughourlian sacó los colores a Juan Luis Cebrián en noviembre de 2017, durante la Junta de Accionistas que se saldó con la salida del periodista como presidente de Prisa tras tres décadas en la compañía.

Hasta ese momento, pocos le habían escuchado hablar y desde luego no era conocido para el gran público, pero después de varios meses de enfrentamientos tomó la palabra para criticar la «muy mala gestión» del entonces presidente ejecutivo.

Era el final de una batalla de más de un año, que dejaba al descubierto la personalidad de Oughourlian que, tres años después, asume de manera provisional el puesto de Cebrián. El armenio no para hasta conseguir lo que quiere. ¿Y qué quiere? Sobre todo, no perder dinero en sus negocios y rentabilizar sus inversiones. Y lleva demasiado tiempo perdiendo dinero en Prisa.

Aquella última Junta con Cebrián fue la primera aparición para el gran público del gestor de fondos de inversión que en solo cinco años ha logrado convertirse en el mayor accionista de Prisa. Tumbó al todopoderoso Juan Luis Cebrián y ha hecho lo propio con su sucesor Javier MonzónOughourlian fue el ideólogo de la operación de derribo del fundador de El País y ha vuelto a repetir la jugada tres años después.

En el medio ha logrado romper la hasta ahora indestructible alianza de Banco Santander y Telefónica -logrando el apoyo de la operadora- y todo ello al mismo tiempo que se ha convertido en el mejor consejero mediático de Pedro Sánchez y en uno de los pocos que tiene las puertas abiertas de Moncloa para asesorar al presidente de Gobierno. 

Nacido en París hace 48 años, forjó su carrera como especialista en fondos de la mano de Société Générale durante siete años

El nuevo presidente en funciones de Prisa es un hombre de pocas palabras, pero que hace gala de la perseverancia, una de las claves para convertirle en un exitoso hombre de negocios y en una de las voces mediáticas que con más atención escucha el presidente Sánchez.

Puede parecer descabellado que un francés con ascendencia armenia sea el nuevo presidente de una empresa editora española. Máxime cuando es la editora del periódico de la Transición, y cuando es una compañía que siempre ha presumido de ser la más grande en lengua castellana. No obstante, si se conoce más a la persona que al personaje, se entienden mejor las cosas. Oughourlian no es un recién llegado y su inversión como accionista mayoritario con el 29% de Prisa es solo una mínima parte de toda su cartera de activos.

Nacido en París hace 48 años, forjó su carrera como especialista en fondos de la mano de Société Générale durante siete años (1994-2001) para dar el salto con su propia compañía en 2001. Fundó Amber Fund con capital inicial de SocGen y posteriormente se independizó de la entidad gala con Amber Capital en 2005.

A partir de ahí no ha parado de crecer. Quince años después es un fondo que controla 800 millones de euros en activos. Además de Prisa, mantiene inversiones en LagardèreSuez, RAI, Mediaset, Banca Popolare, Holaluz, Indra y Eco Oro Minerals. 

Pero a Amber no solo le gustan estos sectores tradicionales ya que tiene un gran interés por los equipos de fútbol. Es accionista del Padova en Italia (Segunda División), el Millonarios en Colombia y el RC Lens en Francia (Ligue 1).

Durante todo el año 2017, batalló por apartar a Cebrián y a finales de año logró el apoyo del Santander y Telefónica para dejarle fuera

Su mayor inversión después de Lagardère (400 millones de euros) sigue siendo Prisa, participación valorada en poco más de 200 millones de euros. La historia comenzó en 2010 al entrar tímidamente en la compañía gracias -las vueltas de la vida- a la intermediación del propio Juan Luis Cebrián.

Pero no sería hasta 2014 cuando el hedge fund con sede en Nueva York emprendió su arremetida en Prisa. En un año pasó a tener el 14% de la compañía, lo que le dio un puesto en el Consejo de Administración a finales de 2015. Por primera vez, Oughourlian se sentaba cara a cara con Juan Luis Cebrián. Y casi al mismo tiempo comenzaban los problemas.

Entre 2015 y 2017 la posición del fondo se multiplicó por dos hasta rozar el 27% de la mano de compras selectivas al calor de una acción en Prisa a la baja que se desplomó un 60% en un solo año. Oughourlian comenzó a hacerse fuerte y a cuestionar la generosa política de retribución y los bonus de Cebrián que llegaron hasta los diez millones de euros en momentos en los que la empresa estaba prácticamente quebrada.

Durante todo el año 2017 batalló por apartar a Cebrián y a finales de año logró el apoyo del Santander y Telefónica para dejarle fuera, aunque quedó un cabo suelto: el nombramiento de Javier Monzón como consejero.

Monzón siempre tuvo el apoyo de Santander para ser el gestor -no el presidente honorífico de Prisa- y con el paso de los meses, el directivo fue ganando peso hasta convertirse en presidente no ejecutivo con más poderes que los atribuidos oficialmente.

Con la llegada de la pandemia sus visitas a Palacio se han reducido, pero la relación y las charlas y confidencias se mantienen intactas

Una situación con la que nunca se sintió cómodo Oughourlian, pero que aprovechó para hacerse fuerte, en especial tras la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa en verano de 2018.

Las informaciones confirmadas por este diario con el entorno del empresario armenio indican que éste se reunió en al menos cuatro ocasiones con Sánchez en sus primeros seis meses como inquilino del palacio de la Moncloa. Estas mismas fuentes apuntan a que su relación es muy cordial y que mantienen una interlocución directa que se reforzó durante todo el año 2019.

En estas reuniones solían hablar sobre política y sobre el panorama mediático español. Unos encuentros en los que se ha demostrado que tienen bastante sintonía en muchos de estos temas. Con la llegada de la pandemia sus visitas a Palacio se han reducido, pero la relación y las charlas y confidencias se mantienen intactas. 

Esto contrasta con su relación con el anterior presidente Juan Luis Cebrián y con Javier Monzón. Pedro Sánchez acusó a Cebrián de un bloqueo mediático en su contra después de que el entonces candidato socialista no apoyara a Mariano Rajoy en su investidura en 2016. Monzón, por su parte, siempre hizo gala de sus contactos en el viejo PSOE de Felipe González, pero nunca tuvo sintonía con el actual presidente del Gobierno.

Precisamente este ha sido uno de los detonantes que se ha llevado por delante a Javier Monzón. En verano, Amber articuló su primer gran intento, pero finalmente la sangre no llegó al río, porque Telefónica no se subió al barco y se acordó una salida pactada. Se mantuvo al presidente y a cambio, se comprometió a separar Santillana de Prisa y los bancos prometieron nuevas y ventajosas condiciones para refinanciar la deuda de la compañía.

La idea de Oughourlian a largo plazo es además vender su participación en El País y Cadena Ser con vocación de quedarse solo como accionista de referencia de Santillana

Seis meses después Amber y Oughourlian volvieron por sus fueros. El apoyo de Moncloa y Sánchez permanecía intacto y ahora sí lograron el plácet de Telefónica. La operadora considera que la gestión de Monzón no ha sido la más adecuada y que ha restado valor al grupo.

Y Monzón fue cesado, igual que lo fue Cebrián. Ninguno de los dos quiso abandonar la compañía cuando se les dio la oportunidad y tuvieron que sucumbir a la perseverancia del armenio. ¿Y ahora qué?  Oughourlian sueña con que Prisa sea rentable de una vez, y para ello pilotará una transición suave hacia un nuevo liderazgo con un chairman fuerte que tome las riendas.

En esta línea, su primer gran proyecto será acelerar la escisión societaria de Santillana que Monzón nunca se tomó realmente en serio, según indican las fuentes consultadas. La idea es separar la editorial de los negocios de medios para crear una compañía nueva y saneada que pueda salir a Bolsa y rentabilizar todo su potencial.

La idea de Oughourlian a largo plazo es vender su participación en El País y Cadena Ser con vocación de quedarse solo como accionista de referencia de Santillana. De hecho, al armenio nunca le ha gustado todo el revuelo mediático y el ruido político que genera el grupo, atribuido principalmente al magnetismo que generan sus medios.

Como siempre Oughourlian velará por sus intereses económicos y por primera vez podrá ser dueño de su destino en Prisa. No está mal para comenzar a ordenar unas inversiones que empiezan a despejarse después de cinco años de lucha derribando gigantes. 

(Fernando Cano. Diario El Español)

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