No ha caído Afganistán; ha caído Estados Unidos
La precipitada salida de Afganistán no es sino el icono de la muerte de Occidente. No es que Afganistán haya caído en manos de los talibanes. Es que ha caído Estados Unidos y con él toda la civilización Occidental.
Los americanos han vuelto a repetir la imagen del helicóptero en el tejado de la delegación diplomática. Un ‘deja vu’ de Vietnam por mucho que Biden ‘profetizara’ que eso no iba a pasar…
Sánchez -en su ya tradicional desidia hacia los asuntos de Estado- ha sido el último en rescatar a sus diplomáticos. Eso sí, se ha ofrecido a acoger cuantos afganos sean necesarios…
No queríamos la guerra y hemos perdido la paz.
No queríamos enfrentarnos y huimos como damiselas porque no creemos en nada más que nuestros intereses y nuestro bienestar.
Este verano marca un antes y un después. En primer lugar porque marca la ‘muerte’ política de Biden, cuya huida vergonzante ha humillado al pueblo americano. Si había dudas sobre su continuidad, las dudas están despejadas. Si había dudas sobre si era un ‘pato cojo’, ya no hay dudas: es un ‘pato cojo’.
Que la primera potencia mundial esté descabezada no es una buena noticia; es nefasta. Porque el mundo está en una ‘tercera guerra mundial a plazos’ como dijo el papa Francisco. Y los frentes son claros: Occidente y el respeto a los Derechos Humanos y el resto.
Por eso no es extraño que los golpistas afganos cuenten con el apoyo de China y Rusia. Los totalitarismos se unen.
Y eso aleja el escenario de que Estados Unidos plante cara a China en su batalla por la hegemonía mundial.
¿Hay Esperanza? La hay, más allá de la evangélica, que es la importante. La primera es que ya se está produciendo un regreso industrial de China a Occidente por razones de cercanía, logística, etc. Y la segunda, más intangible, es que sigue habiendo un pueblo fiel que se resiste a morir, que se resiste a la política del crédito social chino, que ama la libertad, que defiende los Derechos Humanos y que sigue dispuesto a defenderlos. Si eres de ese pueblo fiel y estás leyendo estas líneas, bienvenido a la resistencia.
