Nueva democracia (2) – Requisitos para la solución | Andrew Faya

Es muy difícil hallar la solución a un problema desde dentro del problema. Si bien ya hemos visto en la historia cambios “de la ley a la ley”, repetir la maniobra necesitaría un pueblo y una clase política unida en al menos lo fundamental y con el interés del pueblo como prioridad. A día de hoy esto no parece existir en España.

El elemento fundamental que se necesita es liderazgo. Esto es algo que ya echan en falta bastantes voces. El liderazgo podría ser un individuo, un comité, un triunvirato … el modelo es secundario. Lo que sí que parece más claro es que ha de surgir de fuera del sistema democrático vigente. Ese liderazgo tendrá que abrir un nuevo “paréntesis” constitucional. Aunque esto pueda parecer impensable hoy en día, es algo que ha funcionado en el pasado y que sirvió para arreglar, al menos en parte, los problemas del país en los años veinte.

La prioridad absoluta de este liderazgo y del paréntesis ha de ser mantener la paz y restablecer el orden. Muchos parecen querer volver al pasado de nuestros abuelos y dirimir nuestras diferencias a golpe de venganzas y de leyes del rencor y la división. Si alguno no lo conoce aún, recomiendo encarecidamente el canal de Youtube de Joaquín Rivera Chamorro y su serie “Hacia la Guerra Civil”. Es una serie larga pero exhaustiva de cómo se llego a la última contienda civil. Además, está narrada de una manera afable y objetiva.

Asegurando la paz, el paréntesis tiene que, de alguna manera, devolver la reconciliación que los enemigos de España tanto se empeñan en romper. Nótese por ejemplo que la “resignificación” de un monumento creado para la reconciliación y el perdón, solo puede traer más enfrentamiento y resentimiento.

Es difícil estimar cuánto ha de durar tal paréntesis. Si bien da la sensación de que España necesita décadas para salir del agujero en que se encuentran la sociedad, la economía y la moral, la historia nos da ejemplos de cambios que ocurren con gran celeridad. Ahí vemos los resultados de los cambios económicos de Milei en la Argentina, la efectividad de la caridad de Bukele en El Salvador o los múltiples movimientos que impactaron a Europa durante el renacimiento y la revolución industrial. Éstos no son más que unos pocos casos en los que el pueblo tomó las riendas de su devenir y en cuestión de pocos años pudo darle la vuelta a situaciones límite.

La fase final del paréntesis tendrá que tener un carácter constituyente. El diseño del nuevo régimen deberá ser formulado y un plan de implementación tendrá que ser aceptado por el grueso de la población. El menú de modelos de estado es muy amplio si miramos a nuestra propia historia. Si queremos monarquía, podría ser hereditaria como lo actual o electiva como en el pasado. Si la queremos hereditaria, habrá que seleccionar una dinastía. Preguntas similares surgirán si queremos una república (aunque lo de la III República Española, suena mucho a un híbrido entre un Tercer Reich y la URSS). También hay otras opciones como la dictadura o la oligarquía.

Otro tema clave es el de la unidad. No faltan intereses espurios que harán todo lo posible para romper una España que lleva existiendo al menos desde el III Concilio de Toledo en el 589. El pueblo deberá reeducarse a sí mismo para entender una vez más lo trascendental y la importancia de una nación unida.

En el próximo capítulo exploraré un modelo de democracia que estoy seguro le será familiar a más de uno.

Andrew Faya | escritor

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