No lo llames Koldo, llámalo #Corrupsoe | María Menéndez

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Siempre ha habido ovejas negras o manzanas podridas en el seno de las familias, en las empresas, en los colegios, en los partidos, en los grupos de amigos, …

Personas que se aprovechan de una situación privilegiada, que escalan puestos para su beneficio personal, pasando por encima de los demás con una ética totalmente insana y que solo desparraman acciones nocivas.

Lo malo es cuando estas manzanas podridas, no solo son mayoría, sino que la estructura favorece su existencia. Es más, la estructura se crea para éstas.

Por ejemplo, la estructura de los partidos políticos, las estructuras de la administración del estado y las estructuras de las instituciones públicas, ¿se han creado como servicio destinado a gestionar lo público para el bien común? Es decir, sin buscar un bien o beneficio personal.

Es bastante fácil representar esto gráficamente. Yo puedo montar un negocio de hacer tartas. Las hago y las vendo. Hago cuentas para ver lo que gasto en hacerlas y cual es el precio de venta para sacar un beneficio. Esto es un negocio totalmente lícito y ético.

Sin embargo, si lo que quieres es emprender una ONG sin ánimo de lucro, no hay beneficio ni personal ni de la ONG, entonces no puedes sacar beneficio, nada más que la satisfacción de hacer el bien, de servir al bien común.

Y las tartas serán para que ningún niño se quede sin una fiesta de cumpleaños, por ejemplo. No se venden. Se donan, se regalan. Y lo que lleva implícito, es decir, el tiempo dedicado y el dinero gastado.

¿La política que es? ¿Un negocio o servicio al bien común?

En el papel, diríamos que lo segundo. Personas que se ofrecen para gestionar lo público y buscar así lo mejor para todos. Promover lo bueno.

Pero en la práctica vemos que cada vez está más claro que es lo primero. Un negocio y de lo más rentable.

Y analizando este panorama cada vez más extendido de lucro personal en lo público, vemos que no solo hay aprovechados, listillos, sino que se ha montado toda una estructura política para pervivir en el poder y beneficiarse de forma personal. Y, claro, como esto no es muy ético, los beneficios no son tampoco éticos.

Comilonas, viajes, compras carísimas, bacanales, drogas, alcohol, comisiones, mordidas, trapicheos, privilegios, poder… Vicios insaciables e inconfesables, que tienen nombres propios: los ERES, las fiestas del tito Berni, Ábalos, Roldán, Filesa, los Guerra, los Koldo, Gámez, los cursos de formación, Faffe, Invercaria, Mercasevilla, Ibercorp, Mariano Rubio, Time Export, los GAL, Cruz Roja, Urralburu, Flick, los AVE y el BOE, las maletas en las gasolineras y aeropuertos, … Todo esto y más, concentrado en el PSOE, “el partido del obrero español”.

Pero este bochorno deshonesto y amoral no es solo del PSOE. Es culpable la misma estructura del bipartidismo. Esta falsa democracia organizada para beneficio de unos pocos.

La prueba es que cada vez que sale un caso de corrupción, todos sin excepción le ponen nombre y apellido, como al caso Koldo. Así que todos, o casi todos, son culpables, en esa trama o en cualquier otra.

Y así, le ponen el nombre del chivo expiatorio que se ha designado para que la opinión pública y los medios de comunicación le señalen como último responsable y culpable de todo. Y el resto señalan con el dedo. Por eso, NO LO LLAMES KOLDO, LLÁMALO CORRUPSOE. No es un único culpable en cada caso de corrupción. Es el señalado para ser el responsable y mientras los otros siguen en sus negocios.

Lo malo es que entre malotes no hay buenas intenciones y en cualquier momento pasas de señalador a señalado. Porque todos esconden algo. Todos tapan algo. Bien porque son los incitadores, los causantes o los que exigen “algo” para no hablar. Y los poquitos que hay con buena intención, duran menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Se lo comen con patatas, siendo expulsados del sistema.

“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, como escribió Lord Acton. También decía que “No hay peor herejía que el hecho de que el oficio santifique a quien lo posee”.

El cargo no escuda al político corrupto, ni sus subordinados. Al contrario, el cargo exige un mínimo de decoro, que debe llevar a la renuncia si es injustificable lo realizado o permitido.

Como decía Séneca, “lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad”. ¿Hay honestidad que prohíba la corrupción? ¿Es honesto el PSOE para castigar a Koldo o hay que llamarlo CORRUPSOE?

 

María Menéndez | Historiadora. 

3 comentarios en «No lo llames Koldo, llámalo #Corrupsoe | María Menéndez»

  1. todos los nombres que señala son aprendices de la corrupción! El profesor se llama PEDRO SANCHEZ el que manda y sus discípulos actúan! y hay otro que casi nadie habla es FELIPE VI!! EL que calla otorga!

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