Destruido el régimen del 78 por la amnistía al golpismo, el gobierno emprendió una marcha hacia un régimen a la bolivariana, tratando de anular la libertad de expresión y los restos de independencia judicial, con la complicidad del PP. La situación ha cambiado de pronto por las denuncias de corrupción que están llevando al PSOE a una posición insostenible: sus jefes pueden acabar en prisión, y por eso mismo están replicando con la radicalización de sus proyectos y demagogias. La corrupción es el menor de los delitos cometidos por el actual gobierno, pero puede hacer que este caiga, como cayó Al Capone por el delito menor de no pagar impuestos.
Nos hallamos, pues, ante un cambio de régimen, y ya no puede volverse a la Constitución del 78, sistemáticamente vulnerada desde apenas promulgada. Y ese cambio puede resultar caótico si no presenta un proyecto alternativo al del gobierno actual. Propongo que ese proyecto debe basarse en tres principios: unidad nacional contra el golpismo y el separatismo; democracia contra la oligarquía PPSOE; y neutralidad contra la gibraltarización de España.
Recuérdese: el régimen del 78, en lo que tenía de democrático, empezó a disolverse con el ataque de Felipe González y Guerra a la independencia judicial, pero fue Aznar quien emprendió una involución a fondo al condenar el franquismo. Después, los ataques consiguientes a las libertades, y las leyes totalitarias de Zapatero, Rajoy y Sánchez, han terminado por derrumbarlo en golpes sucesivos.
Pío Moa | Escritor | https://www.piomoa.es/
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