Los comunistas Ernest Urtasun, Sira Rego y Pablo Bustinduy no tuvieron un solo acto en su agenda institucional durante el mes de agosto. ¿Yolanda Díaz y Mónica García?… testimonial
La inactividad de los ministros comunistas de Sumar
Los ministros comunistas de Sumar han demostrado en agosto lo que siempre han sido: parásitos políticos que viven del erario público sin dar un palo al agua. Mientras España ardía bajo los incendios provocados y la crisis migratoria desbordaba Canarias y Ceuta, los representantes de la casta comunista se dedicaban a lo suyo: nada.
Tres nombres destacan por su completa inactividad: Ernest Urtasun, ministro de Cultura; Pablo Bustinduy, ministro de Derechos Sociales; y Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia. Entre el 1 y el 25 de agosto, no tuvieron un solo acto en su agenda institucional. Ni entrevistas, ni comparecencias, ni siquiera un gesto mínimo de responsabilidad. Nada.
El caso de Sira Rego resulta especialmente grave. Durante semanas, la presión migratoria sobre Canarias, Ceuta y Baleares ha alcanzado niveles insostenibles. Miles de menores extranjeros han llegado a centros saturados. Sin embargo, la ministra responsable de la materia brilló por su ausencia. No movió un dedo.
Esta es la radiografía de un Gobierno de vagos comunistas que desprecia el sacrificio de los españoles que trabajan, pagan impuestos y sufren las consecuencias de la nefasta gestión socialista-comunista.
Yolanda Díaz y Mónica García: agenda testimonial
La segunda vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, redujo su “actividad” de agosto a dos entrevistas en radio y a su participación en una manifestación en Pontevedra a favor de Palestina. Poco más. Una ministra -vicepresidente que debería ocuparse del empleo, de la precariedad laboral y de los problemas de los autónomos, prefirió dedicar su tiempo al activismo ideológico.
En el caso de Mónica García, ministra de Sanidad, la agenda fue igualmente raquítica. Dio una entrevista en radio y se reunió con médicos europeos relacionados con la Franja de Gaza. Mientras tanto, el sistema sanitario español sufría listas de espera récord y una atención primaria desbordada.
La conclusión es clara: los ministros comunistas de Sumar convirtieron agosto en un mes de vacaciones pagadas, a costa del bolsillo de los ciudadanos. Una vergüenza nacional.
Un Gobierno sin rumbo, sostenido por parásitos
El problema no es solo agosto. Lo que hemos visto es un reflejo de cómo entienden el poder los comunistas: ocupar sillones, recibir sueldos astronómicos y hacer cero trabajo real.
Los ministros comunistas de Sumar representan lo peor de la política española: funcionarios del marxismo que no producen nada útil. La izquierda se ha convertido en una casta privilegiada que predica la igualdad pero vive rodeada de privilegios.
El contraste con la vida real de las familias españolas no puede ser más sangrante. Mientras ellos se reparten ministerios inútiles, los trabajadores hacen malabares para llegar a fin de mes y los agricultores sufren incendios, sequías y abandono institucional.
La agenda oculta: ideología y activismo
No es que los comunistas de Sumar no hagan nada. Hacen lo único que saben hacer: activismo ideológico. El caso de Yolanda Díaz participando en manifestaciones propalestinas lo demuestra. Usan sus cargos para promover causas que nada tienen que ver con las necesidades reales de España.
Su “trabajo” consiste en impulsar la agenda 2030, la ideología de género y las políticas globalistas dictadas desde Bruselas. Por eso su inactividad institucional es tan clamorosa: no están para gobernar, están para obedecer consignas externas.
La inactividad oficial es la máscara. Detrás se oculta un activismo que busca destruir los pilares de España: la familia, la soberanía nacional y la unidad de la nación.
Los ministros comunistas de Sumar simbolizan el fracaso del modelo socialista-comunista: improductivo, parasitario y hostil hacia los intereses de la nación española.
La inactividad de los ministros comunistas de Sumar durante agosto no es un detalle menor. Es la prueba de que estamos gobernados por una élite desconectada de la realidad, que desprecia las necesidades del pueblo y solo se preocupa por mantener sus privilegios.
España arde, la inmigración ilegal se dispara, la sanidad colapsa y la economía se tambalea. Pero para Urtasun, Bustinduy, Rego, Díaz y García, todo eso es irrelevante. Prefieren vacaciones, entrevistas de propaganda o manifestaciones ideológicas. Son parásitos.