Milei | Luis Antequera

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La gran sorpresa de los últimos años en el escenario mundial. El que parecía un auténtico outsider de la política ha llegado a la presidencia de la Argentina no sólo de una manera sorpresiva, sino también arrolladora, con un resultado que no admite discusión.

Parece estar loco; no se aviene a las formas impuestas en la política ni casi, casi, en la educación convencional de una persona media; su mensaje se presenta completamente directo, claro, sin el menor adorno, se diría descarnadamente “desnudo”, y desde luego, completamente alejado de la terminología y la temática que viene imponiendo el avieso discurso político desde hace ya demasiados años. Por transmitir, incluso parece transmitir que no tuviera apego alguno a la política, adonde hubiera llegado como por causalidad, y que está dispuesto a inmolarse en el intento.

Una cosa es segura: como quiera que sea, sólo una persona de sus características, un auténtico “aventado”, puede acabar con el enmarañado entramado construido por el Nuevo Orden Mundial en casi todos los países de occidente, Hispanoamérica incluida, (ojo, sólo en occidente, ni China ni el mundo islámico se han creído la basura mundialista). Aunque sólo sea por eso, ¡bienvenido Javier!

Milei se va a encontrar con cuatro enemigos, a cual más encarado.

El primero tiene que ver con el sistema constitucional argentino. A diferencia de lo que estamos acostumbrados a ver en España, donde el poder ejecutivo sale del legislativo y luego se vale de éste para su acción de gobierno, en Argentina rige una auténtica separación de poderes, y alcanzar el control del poder ejecutivo no tiene por qué venir acompañado del control del poder legislativo. Tal es el caso de nuestro protagonista de hoy. Para sacar leyes adelante, más allá de las alianzas que pueda alcanzar con otros partidos, el partido de Milei, “La libertad avanza”, sólo dispone de 38 de 257 diputados, y de siete de 72 senadores.

El segundo tiene que ver con las numerosas resistencias de “cuerpos enquistados y acomodados” que se va a encontrar en el aparato estatal que pretende reformar. El gasto público argentino “apenas” asciende al 40% (en España hemos llegado a superar el 50% y aún anda en esas cifras). Suficiente, sin embargo, para que se hayan “instalado” en las ociosas poltronas del estado argentino miles y miles de paniaguados que viven de las castigadas cuentas públicas argentinas.

Muchos de ellos son los llamados “gnochis”, o “ñoquis” (los argentinos siempre escriben “ñoquis”). El nombre tiene su curiosa historia. Existe en el país rioplatense una divertida costumbre que consiste en comer ñoquis (una pasta hecha de patata, y en consecuencia, muy barata) el día 29 de cada mes, aquél día en el que “la platita” del sueldo se ha acabado y al siguiente se recibe el nuevo salario mensual. Si uno circula por las calles de las distintas ciudades argentinas con un mínimo de atención, se puede encontrar carteles en los restaurantes donde cada día 29 está escrito: “tenemos ñoquis del 29”. La costumbre rioplatense impone poner un billete debajo del plato de comida, y eso debería atraer la suerte y una mejor fortuna. Pues bien, se le llama, por extensión, “ñoquis”, a todos esos miles de funcionarios que no trabajan, generalmente provenientes de administraciones anteriores derrotadas en las urnas, y que sólo aparecen por la oficina a la que están asignados el día 30 para cobrar su sueldo. Se trata de un ejército enorme, infame, que evidentemente, ejercerá una férrea labor de defensa de sus abyectos privilegios y luchará denodadamente contra los planes del presidente.

El tercero tiene que ver con la resistencia proveniente del exterior. La deuda pública argentina, toda ella externa, hasta el punto de que en Argentina la llaman preferentemente “deuda externa” que “deuda pública”, no es, en realidad, excesiva, “apenas” un 80% del PIB nacional (en España estamos en el 111%, para que se hagan Vds. una idea). Pero para la economía argentina, esa deuda representa una carga mucho más pesada y condicionante que para los países europeos, entre los cuales España. De todos es conocido que el Nuevo Orden Mundial impone sus nefandas condiciones (leyes de aborto, leyes de eutanasia, leyes discriminatorias del varón, leyes contra “el cambio climático”, leyes de adoctrinamiento infantil, etc. etc. etc.) en los momentos en los que hay que renovar esa deuda. Y las renovaciones en Argentina llegan cada día. ¿Será capaz de negociar Milei contra los fondos que proveen esa deuda argentina en pie de igualdad, y en beneficio del que es su proyecto político de desmantelación del elefantiásico estado argentino (después de todo, mucho menos elefantiásico que el español, como hemos visto)?

Y el cuarto tiene que ver consigo mismo, no sé si el más peligroso. Es fácil acomodarse a una estructura “estatal” que lo encumbra a uno y lo enriquece sin límite (que se lo digan a la Kirschner), que le da la posibilidad de convertirse en una especie de rey mago que otorga coimas y prebendas a un amplio grupo de personajuchos, cuya única virtud es la de entonar las virtudes del “amado líder”, en este caso el propio Milei, pagando favores con el dinero público. “Si otros lo hicieron, ¿por qué no yo?”, parecen entonar todos los que llegan a donde ha llegado Milei, con un mensaje parecido al de Milei (no tan rotundo en todo caso, -en eso Milei ha sido muy innovador-, pero sí parecido).

Y bien, ¿conseguirá “el León”, como le llaman acertadamente en su país, afrontar esos cuatro terribles enemigos y derrotarlos a todos? Al tiempo. Ya hemos visto sucumbir a tantos antes que él, en la propia Argentina Mauricio Macri, qué decir en España, prefiero ni nombrarlos. Ojalá lo consiga Javier, quien ha dado un paso adelante importante, pero no, ni mucho menos, el más difícil.

Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

©Luis Antequera | Escritor

Si desea ponerse en contacto con el autor, puede hacerlo en luiss.antequera@gmail.com

1 comentario en «Milei | Luis Antequera»

  1. … le va a ser difícil sustraerse al Globalismo -es partícipe de las teorías del FEM (foro económico mundial) o sea agenda 20230- y de los plutócratas, si se opusiera le cortarían el flujo de «plata»

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