Midazolam y propofol, el cóctel para inducir la muerte de los pacientes

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Sanidad propone incluir ambos medicamentos en el kit de eutanasia de los hospitales

El Ministerio de Sanidad ha elaborado un «manual de buenas prácticas en eutanasia» que sometió ayer a debate en el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS). El texto establece un conjunto de recomendaciones dirigidas a los sanitarios y a las administraciones para practicar el también llamado «suicidio inducido», garantizando la correcta puesta en práctica de la nueva ley.

Sanidad dedica uno de sus anexos –el segundo– a los medicamentos que se deben administrar «durante la realización de la prestación de ayuda para morir». En él se establece que dicha prestación se puede producir mediante «la administración directa al paciente de una sustancia por parte del profesional sanitario competente», así como mediante «la prescripción o suministro al paciente por parte del profesional sanitario de una sustancia, de manera que la pueda tomar o autoadministrar para causar su propia muerte».

En la primera modalidad, Sanidad apunta que la vía intravenosa puede tener ventajas e inconvenientes tanto para los sanitarios como para el paciente. Como ventajas cita la facilidad de administración y la «eficacia para lograr el fallecimiento en un corto espacio de tiempo». Como inconveniente, reseña la dificultad para canalizar por vía venosa en el domicilio, por profesionales no habituados a realizar dicho procedimiento o por tratarse de pacientes frágiles y debilitados con dificultad habitual para acceder a una vía intravenosa.

Sanidad aconseja en esta modalidad administrar premedicación intravenosa para disminuir el nivel de consciencia previamente a la inducción del coma. «El medicamento recomendado es midazolam 5m-20 mg IV. La dosis de midazolam dependerá de la situación clínica del enfermo y de la toma habitual de benzodiacepinas». Añade que «los medicamentos inductores del coma pueden causar dolor cuando se administran por vía intravenosa. Para evitar este dolor se recomienda la administración previa de 40 mg. de lidocaína de forma lenta, en 30 segundos, «para asegurar una adecuada impregnación de la vía venosa».

El documento aconseja administrarla de forma previa a la de un inductor del coma como el propofol, «como mezclada con éste». Este producto se propone usar «en emulsión, con triglicéridos de cadena media. La administración debe realizarse mediante inyección lenta durante 2,5-5 minutos».

Como alternativa, en caso de no tener propofol, se recomienda utilizar tiopental 2000 mg, mediante inyección lenta durante 25-5 minutos. Tras comprobar que el paciente está en un coma profundo, se administra el medicamento bloqueante neuromuscular, incluso si ha muerto tras la administración de la medicación de inducción al coma». Los medicamentos que deben emplearse para ello son atracurio, cisatracurio o rocuronio. Con el fin de evitar errores de medicación, el documento propone confeccionar kits de eutanasia para cada paciente por los servicios de farmacia hospitalaria.

En lo que respecta a la duración del proceso, asegura que la medicación de inducción del coma se administra en no más de cinco minutos. La pérdida de conciencia se produce en 1-2 minutos tras su administración. Tras comprobar que el enfermo está en un coma profundo se administra el bloqueante neuromuscular de forma rápida. En pocos minutos, «la administración de la medicación inductora del coma puede inducir directamente a la parada respiratoria y a una posible parada cardiaca».

El texto también elabora un protocolo para la autoadministración oral. Recomienda tomar motoclopramida y ondasetrón y del primero advierte que puede provocar «reacciones extrapiramidales: espasmos en los músculos de la cara, del cuello y de la lengua, incoordinación de los movimientos voluntarios y dificultar para mantenerse quieto». «Opcionalmente, en caso de que el paciente lo requiera, 30-45 minutos antes de la administración del medicamento inductor del coma se podría administrar un ansiolítico. También puede valorarse pautarlos 24-48 horas antes de la eutanasia para disminuir la ansiedad en los días previos».

(Sergio Alonso. Diario La Razón)

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