Más control y recaudación: La DGT compra más radares con la excusa de «reducir la siniestralidad» pese a que lleva años sin bajar

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El organismo sí ha logrado aumentar su recaudación y el número de vehículos multados, aunque fracasa en la tarea de reducir el número de accidentes mortales. Desde 2013 no hay una reducción significativa

La presión de la DGT sobre los conductores sigue en aumento. La DGT ha sacado a concurso la inversión de 1,2 millones de euros para comprar 15 radares móviles nuevos. Según el pliego publicado en el BOE esta semana, estos dispositivos tendrán que poder colocarse de forma estática y también ir anclados a vehículos, además de tener la capacidad de cubrir hasta seis carriles.

Parece más una excusa ya que no baja la siniestralidad

Se trata de una compra que forma parte del plan de la DGT: la entidad instalará nuevos cinemómetros durante los próximos tres años bajo la justificación de reducir la siniestralidad. Una situación que, de nuevo, es objeto de polémica, ya que siguen sin priorizarse los puntos negros. Tampoco se está logrando reducir el número de fallecidos, ya que en 2023 hubo exactamente el mismo número de muertos (1.145) que en 2022, una cifra creciente (1.004) respecto a 2021.

La política de comprar radares demuestra ser poco útil para combatir la siniestralidad, ya que en estos momentos hay 223 radares fijos más que hace una década (de 557 a 780). Además, los radares móviles se han disparado: en 2013 eran excepcionales (8 en toda España) mientras que ahora hay 1.325 cinemómetros de estas características. Pese a ello, la cifra de fallecidos no baja de manera significativa.

Pese al aumento gradual del control de la velocidad en carretera, las cifras se mantienen estables desde hace una década: en 2013 se rebajaron los fallecidos de 1.301 a 1.134 y desde entonces, las cifras siempre han oscilado entre los 1.100 y los 1.200 muertos por año.

Los radares no reducen la siniestralidad sino que aumentan la recaudación

Además, la DGT no está imponiendo un esfuerzo extra en poner radares en los puntos negros: la mitad de estos tramos no están vigilados, mientras que los tramos más seguros -en los que hay más sensación de seguridad y por tanto, más se pisa el acelerador- sí lo están. En 2024, la situación no ha cambiado, lo que genera ciertas dudas sobre el uso de los radares: ¿buscan recaudar? Eso parece por los datos.

Mientras tanto, el foco está puesto sobre el estado de las carreteras. Tal y como contó este diario mediante fuentes de EuroRap, España cuenta con 1.836 kilómetros de «riesgo elevado de accidentes». Desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ya han licitado varios contratos para la restauración y conservación de carreteras en varias provincias españolas para tratar de poner solución a este problema.

La DGT pone más multas y recauda más que nunca

La recaudación de la DGT crece año tras año. A falta de conocer los datos de 2023, la DGT logró una facturación récord en 2022: puso más multas que nunca –un total de 5,5 millones de denuncias, un 15,6% más que el año anterior- y alcanzó los 507,4 millones de euros. Los radares, de esta forma, se convierten en dispositivos muy rentables, ya que dos de cada tres multas son por exceso de velocidad.

La cifra de 2023 viene a consolidar una tendencia al alza: la DGT impone nuevos récords históricos año tras año: 2021, 2019 y 2018 son, respectivamente, el segundo, tercero y cuarto año con más facturación tras el año 2022.

En definitiva, si los radares no logran disminuir la siniestralidad pero sí aumentar la recaudación por multas, es fácil deducir el objetivo real, y no el que te dicen, de su implementación.

Y eso sin hablar del componente creciente de control poblacional que tienen. Pero de eso hablaremos otro día. Merece un capítulo aparte.

(Con información de VozPopuli)

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