Los talibanes no han cambiado. Y son incluso peores, porque son más astutos, el lobo solo cambia la piel
«Sí, también hay cristianos en Afganistán», titula Le Figaro, uno de los pocos grandes periódicos europeos que ha hablado sobre la única minoría afgana, que parece que no exista, y sobre la que la mayoría no dice una palabra.
En Italia vive un escritor afgano que de esta persecución sabe bastante. «Como la mayoría del país es musulmana, en Occidente se piensa que todos somos musulmanes, así que nunca se habla de los cristianos afganos», explica a Il Foglio Ali Ehsani, cuyas obras ha publicado Feltrinelli y cuyos padres fueron asesinados por los talibanes durante el primer Emirato islámico (1996-2001) por el hecho de ser cristianos. «En mi familia todos eran cristianos ocultos, no iban nunca a rezar a la iglesia, porque la única que hay en Afganistán estaba dentro de la embajada italiana.
Rezaban en secreto
Rezaban en secreto y yo descubrí que eran cristianos en la escuela. Un amigo me preguntó: ‘¿Por qué tu padre no viene nunca a la mezquita?’. Y ahí me entró la duda. Se lo pregunté a mi padre. ‘Nunca le digas a nadie que somos cristianos’, me respondió. ‘¿Cómo son?¿Dónde van los cristianos?’, le pregunté. ‘Nos matarán si lo descubren’. Y no hablé de ello con nadie.
Cuando comíamos, a menudo mi padre ponía un plato de más. ‘Somos pobres, ¿quién más va a venir?’, le preguntaba. ‘No te preocupes, Jesús compartía la comida’, me respondía. Cuando peleaba con alguien, mi padre perdonaba. ‘Jesús perdonaba siempre’. Decía que cada vez que Jesús pasaba debajo de una casa, un hombre le tiraba agua y él rezaba por ese hombre. Cuando un día no le tiraron agua encima, Jesús se preocupó, entró en la casa y preguntó por qué. Descubrió que el hombre estaba mal, así Jesús salió a su encuentro y desde ese día no le tiró más agua. Por desgracia, mis padres fueron asesinados durante el primer régimen de los talibanes».
Exilio en Roma
Ehsani volvería a encontrarse con el terror de los cristianos afganos una vez llegado a Roma. «Estaba en la universidad y en el comedor había un chico afgano que se sentaba conmigo. Antes de comer, recé. ‘¿Pero tú eres cristiano? Yo tenía miedo de rezar delante de ti’, me dijo. Y así descubrí que hay otros cristianos en Afganistán, pero que también están aterrorizados».
Ehsani acaba de conseguir llevar a Italia a una familia cristiana afgana. «El gobierno italiano se ha esforzado, con Silvia Costa, para traer a esta familia aquí. Cuando fuimos a misa juntos por primera vez hace unos días lloraban: ‘Nosotros no hemos ido nunca a misa’. Para ellos era una gran alegría. No habían conocido nunca esta libertad».
Caída de Kabul
El escritor está aterrorizado por el final de Occidente en Kabul. «En estos días he pensado que hemos tirado por la borda veinte años de Occidente, de sacrificio, de gastos, de vidas humanas, de libertad, de democracia. Tengo miedo del futuro que tendrán los jóvenes. En estos veinte años muchos jóvenes tenían proyectos, habían cambiado de mentalidad, ahora todo ha acabado. Los talibanes no han cambiado. Y son incluso peores, porque son más astutos, el lobo solo cambia la piel… La política occidental ha fracasado también con respecto a Rusia, Irán, China, Pakistán, porque para estos países la presencia occidental no funcionaba. Con el tiempo será un riesgo para Occidente. La televisión afgana Tolo News antes ponía música, transmitía imágenes de chicas en el colegio, pero ahora todo ha acabado, los talibanes cerrarán todas las televisiones. Están asesinando a músicos, poetas y cómicos.
Ahora es mucho peor que en 1996
En 1996 no controlaban todo el país, aún existía resistencia en el norte, ahora será mucho peor. ¿Cómo puede un país funcionar sin mujeres y respetando solo la sharía? ¿Cómo puede existir una sociedad que se preocupa del maquillaje de las mujeres? El mundo no debe reconocer a los talibanes y debe sancionar a Irán, Pakistán, a todos los países que apoyan a este régimen del horror. Erdogan ha llevado a Turquía hacia la islamización y hoy dialoga con los talibanes. Es obvio que reconocerá al nuevo régimen de Kabul. El progreso afgano ha sido posible solo gracias a la presencia occidental. Hay mujeres que han empezado a trabajar como peluqueras, que se han convertido en médicos, que han estudiado. Ahora están cerrando todos los salones de belleza. Los talibanes matarán también a las peluqueras. No tendrían que haber salido de Afganistán. ¿Quién se volverá a fiar de Estados Unidos? Muchos afganos me dicen que se sienten abandonados. Los jóvenes estaban contentos con la presencia occidental».
(Giulio Meotti en Il Foglio| InfoVaticana)