Los efectos negativos de la «Cultura de la Cancelación»: Desafíos para la libertad de expresión y la diversidad de opiniones | Albert Mesa Rey

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La cultura de la cancelación, aunque nacida con la intención de promover la rendición de cuentas y la justicia social, ha generado una serie de efectos negativos en la sociedad contemporánea. Este artículo explora críticamente cómo esta cultura ha impactado la libertad de expresión, la diversidad de opiniones y las relaciones sociales.

La censura, la inquisición, la caza de brujas y el ostracismo son sólo algunas de las formas de cancelación que demuestran que esta ha existido siempre. Sin embargo, la cultura de la cancelaciónentendida esta como la anulación o la exclusión de alguien (que puede ser una persona, una entidad o una marca) que ha dicho o hecho algo que se considera inaceptable— es hoy un signo de identidad de la izquierda y muy en especial del «mundillo de la Kultura» patrio, donde como viene siendo desde hace algo más de una década, o se es de la «Banda de la Ceja» o es muy difícil salir adelante con una producción artístico-cultural.

Cancelar la cultura y la corrección política tienen mucho en común, ya que ambos se derivan de la hostilidad hacia ciertos puntos de vista. Y esta última también tiene su origen en el pensamiento marxista.

La erosión de la libertad de expresión

Una de las consecuencias más evidentes de la cultura de la cancelación es la erosión de la libertad de expresión. El temor a represalias sociales ha llevado a la autocensura, con individuos y artistas restringiendo sus expresiones por miedo a ser señalados y cancelados. Esto plantea interrogantes sobre la vitalidad de un entorno donde las ideas puedan ser debatidas libremente.

La reducción de la diversidad de opiniones

La cancelación tiende a favorecer la homogeneidad de pensamiento al marginar o silenciar voces disidentes. La consecuencia es la reducción de la diversidad de opiniones, esencial para un diálogo enriquecedor y una sociedad equitativa. La cancelación pretende generar una «ortodoxia del pensamiento» que limita la exploración de perspectivas divergentes.

La ausencia de un proceso justo

La cancelación normalmente carece de un proceso justo y de la debida diligencia. La rapidez con la que se difunden acusaciones en los medios audiovisuales, internet y las redes sociales suele resultar en juicios públicos sin considerar adecuadamente las evidencias y las circunstancias. Es lo que se viene a llamar la «pena del telediario«, una condena popular sin la más mínima garantía a la presunción de inocencia y que plantea muy serias preocupaciones éticas sobre la justicia y la proporcionalidad en el acto de cancelar.

La estigmatización y dificultades de rehabilitación

Los individuos cancelados se enfrentan no solo la pérdida de oportunidades profesionales y sociales, sino también una estigmatización duradera. Esta estigmatización dificultar de modo determinante la rehabilitación y el aprendizaje. La cultura de la cancelación tiende sistemáticamente a carecer de mecanismos para la reconciliación y la reparación adecuados.

La polarización y la fragmentación social

La cancelación contribuye a la polarización y fragmentación social al dividir a la sociedad en campos opuestos. La intolerancia hacia opiniones contrarias puede dificultar la construcción de puentes y el entendimiento mutuo, creando un ambiente hostil y polarizado que obstaculiza la coexistencia pacífica.

El impacto en la creatividad y la innovación

La cultura de la cancelación tiene un impacto negativo en la creatividad y la innovación. La autoexpresión y la experimentación son coartadas cuando los individuos temen consecuencias negativas por explorar ideas que podrían no estar en línea con las tendencias dominantes.

Las alternativas constructivas

Se deberían explorar enfoques alternativos para abordar comportamientos inapropiados o discutibles, fomentando el diálogo constructivo, la educación y la reconciliación en lugar de la exclusión. La promoción de un ambiente que permita la discusión abierta y la diversidad de pensamiento emerge como una alternativa más equitativa y enriquecedora.

En resumen

La cancelación es a menudo justificada por quienes la ejercen como una herramienta para responsabilizar a los «incorrectos». La cultura de la cancelación, unida al movimiento wokebusca establecer una «verdad única», la de quienes se erigen en «víctimas» de cualquier supuesta injusticia o discriminación.

Desafortunadamente, en la última década hemos asistido a la irrupción de unas corrientes ideológicas, supuestamente progresistas, que se caracterizan por la radicalidad. Aunque la cultura de la cancelación pretende haber surgido como una respuesta a injusticias sociales, sus efectos negativos plantean desafíos importantes para la salud de la sociedad.

Este artículo aboga por un equilibrio entre la rendición de cuentas y la preservación de la libertad de expresión y la diversidad de opiniones. La construcción de un espacio público que fomente el diálogo, la comprensión mutua y la reconciliación emerge como una necesidad apremiante en la búsqueda de una sociedad justa y equitativa. Gracias una vez más por leerme.

Albert Mesa Rey es de formación Diplomado en Enfermería y Diplomado Executive por C1b3rwall Academy en 2022 y en 2023. Soldado Enfermero de 1ª (rvh) del Grupo de Regulares de Ceuta Nº 54 y Clinical Research Associate (jubilado). Escritor y divulgador. 

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