La OTAN, capitaneada por Usa e Inglaterra, hizo unos cálculos muy racionales: su abrumadora fuerza militar después de la implosión de la URSS, debía permitirle imponerse de modo fácil e indiscutible sobre cualquier país que desafiara sus intereses. Así ocurrió en Serbia en 1999, cuyas infraestructuras fueron demolidas sistemáticamente, sin declaración de guerra, mediante ataques aéreos sin apenas posibilidad de oposición, hasta provocar la rendición del país. En 2001 comenzó la invasión de Afganistán, que triunfó también fácilmente… en apariencia, dando lugar a una costosa campaña de veinte años, en que la OTAN terminó finalmente derrotada. Y en 2003, la OTAN invadió Irak, ya derrotada en 1991, también con éxito rápido… transformado nuevamente en un costoso fracaso hasta terminar en retirada, debido al coste de mantener una ocupación efectiva, dejando un país en el caos, el terrorismo y la guerra civil.
Estos fracasos obligaron a sustituir la invasión directa por el contrato o dirección de agentes que derrocasen a los regímenes desafectos mediante las llamadas “primaveras árabes”, protestas al principio pacíficas inducidas desde el exterior en las que se concentraba la activa atención de los medios de masas de todo el mundo. Así, en 2011 la víctima designada, por razones mal conocidas, fue el régimen de Gadafi en Libia, un país próspero gracias al petróleo y que no amenazaba a nadie. Grupos de protesta seguramente pagados se transformaron pronto en pequeños ejércitos que, protegidos por la aviación y el dinero de la OTAN, asesinaron a Gadafi. De ahí una guerra civil permanente que ha dividido al país en dos, aunque, al revés de los dos casos anteriores, el coste económico para la OTAN ha sido mínimo, y nulo en sangre propia.
En el mismo año, otra “primavera” derrocó en Egipto al presidente Mubarak exigiendo, como siempre, libertades democráticas. El resultado fue doble: un primer triunfo democrático de los Hermanos Musulmanes, un grupos extremadamente integrista, y a continuación un golpe militar más al gusto de la OTAN
También en 2011 comenzó otra “primavera” en Siria, un régimen laico y bastante próspero, con el mismo proceso: manifestaciones “pacíficas” transformadas rápidamente en guerra civil, amparada por la OTAN para derrocar al régimen de El Asad. Solo que en esta ocasión El Asad resistió, con ayuda rusa, mientras el país ha quedado devastado y en guerra permanente hasta hoy.
Ucrania ha seguido la misma dinámica: una “primavera”, en 2014, logró derrocar al gobierno prorruso salido de las urnas, imponiéndose otro en extremo agresivo hacia Rusia y hacia la propia población ucraniana de origen y lengua rusa (en torno al 20% de la población) En este caso, el objetivo claro, perseguido con engaños (falsa firma de los acuerdos de Minsk) ha sido utilizar a Ucrania para desgastar a Rusia, debilitarla y probablemente fragmentarla. Tanto la OTAN como la UE están interviniendo activamente a través de su agente Zelenski, aunque, una vez más, con poco éxito hasta el momento. Esta es la guerra más peligrosa de las emprendidas por la OTAN hasta la fecha, por razones obvias.
Algunas observaciones:
a) La agresión a Serbia tuvo éxito militar y político. Las invasiones de Irak y Afganistán, tras su aparente facilidad militar, se convirtieron en operaciones muy largas y costosas, finalmente fracasadas tanto militar como políticamente, generando fenómenos como el Estado islámico. Las operación de Libia puede considerarse un éxito de la OTAN, y la de Siria un nuevo fracaso. En la de Ucrania el problema se complica extraordinariamente no solo para la OTAN-UE, sino como amenaza al mundo en general.
b) Salta a la vista que la aplastante superioridad bélica material adquirida por la OTAN-UE tras la implosión de la URSS ha resultado mucho menos determinante de lo calculado, incluso contra países económica y militarmente débiles.
c) Las operaciones de la OTAN llevan causados ya cientos de miles de muertos, en su mayoría civiles, millones de desplazados y refugiados –con procesos de desestabilización para la propia UE–, caos social y económico, y guerras civiles. No se ha visto hasta ahora que los jefes de la OTAN y la UE hayan sacado ninguna conclusión, ni política ni humanitaria de todo ello.
d) Las operaciones se han hecho siempre en nombre de una presunta democracia y contra regímenes tildados de dictatoriales y genocidas, incluso poseedores de “armas de destrucción masiva”. En ninguno de los casos ha avanzado la democracia , y a cambio han quedado destrozados países enteros.
e) Las acciones bélicas de la OTAN-UE tampoco han hecho avanzar la democracia en sus países miembros, donde, por el contrario, se marcha hacia un nuevo totalitarismo que aspira a manipular e imponer desde el poder los sentimientos de las personas, y proyecta “hacerlas felices” en una distopía por gobierno mundial ya parcialmente existente.
f) España, empujada por sus gobiernos PP y PSOE, ha participado directa o indirectamente en esa serie de operaciones al servicio de intereses ajenos, mientras la OTAN invade permanentemente su territorio, lo coloniza culturalmente y apoya a la agresiva “democracia” marroquí. Obviamente, esos gobiernos de ningún modo representan o defienden los intereses más elementales de España, sino que buscan deliberadamente la pérdida de su independencia o soberanía.
Pio Moa | Escritor | https://www.piomoa.es/
1 comentario en «Los cálculos de la OTAN | Pío Moa»
Un resumen muy acertado.