Lo que nunca muere | Takashi Nagai

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El 9 de agosto de 1954 explotó sobre Nagasaki la segunda bomba atómica de la historia, tan solo tres días después de la de Hiroshima. En un instante toda la zona norte de la ciudad se vio reducida a cenizas. De los cerca de doscientos cincuenta mil habitantes que poblaban Nagasaki, murieron cuarenta mil de golpe y otros tantos en los días siguientes. De los cerca de doce mil cristianos que vivían en la zona de Urakami, ocho mil quinientos murieron en el momento.  Takashi Nagai es el personaje de este libro. Esa mañana se encontraba a 700 metros del epicentro de la explosión y esa mañana se encontraba en el hospital universitario, pues era médico radiólogo. Se salvó porque quedó protegido por la estructura de cemento armado del edificio. En cambio, la bomba se llevó a su esposa. Precisamente, gracias a ella había encontrado la fe católica, movido por el testimonio de la comunidad de Urakami y, sobre todo, por el de una mujer, Midori Marina, que luego se convertiría en su mujer.

El 1 de mayo se celebró el aniversario de la muerte de Takashi Nagai. Con la autobiografía «Con lo que no muere nunca» (1948) este radiólogo japonés conmovió al mundo entero con su testimonio como superviviente de la bomba atómica en Nagasaki. Por primera vez se traduce y se publica en español. El tema de fondo es la esperanza porque se trata de un viaje guiado a lo largo del curso y la trayectoria turbulenta de una vida en la que el drama humano de una persona llega a entrelazarse con el drama de toda la humanidad. «Los barrios, las fábricas, las escuelas, la iglesia, los bosques, los campos, todo lo que existía había desaparecido (…) todo eso no era más que un manto de cenizas blancas (…) ¡No podía soportar una vida sin sentido! Tenía que encontrar lo que no perece. Tenía que aferrarse a lo que no muere nunca». Una sucesión de acontecimientos narrados en tercera persona tan sensacionales que merecen, aunque solo sea por sí mismos, ser el argumento contundente de una obra literaria, pero que en este relato adquieren un horizonte aún más amplio, al ser las huellas de un camino hacia el descubrimiento de la Verdad que nunca muere. Asombra la sencillez de este hombre de ciencia cuya razón se abrió a los signos de vida y muerte que marcaron su camino. En esta novela se cuenta cómo se dejó guiar hasta el bautismo tras su encuentro con Midori, un ejemplo de virginidad, de quien más tarde se convertirá en su mujer. La obra consta de dos partes y cuenta con un álbum de fotografías de los personajes y de sus ambientes.

Confinado en una cama por leucemia, en la más absoluta pobreza, continuó su vida dando testimonio de que la fe y la esperanza cristianas son capaces de devolver la paz a un mundo que parecía aniquilado para siempre. Escribió numerosos libros que se han convertido en éxitos de ventas en Japón y el resto del mundo. Mucha gente fue a visitarle y finalmente murió en mayo de 1951.Takashi supo que la razón y la fe le impedían seguir viviendo sin buscar un sentido: había que separarse de lo efímero para aferrarse a algo que nunca muere. En marzo de 2021 se creó la Asociación de Amigos de Takashi y Midori Nagai (www.amicinagai.com), una iniciativa de amigos que quedaron profundamente impresionados y marcados por el testimonio de la vida de este matrimonio.

(Gabriel Cortina)

Ficha técnica:
Lo que nunca muere
Takashi Nagai
Ediciones Encuentro
343 páginas

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