Lo peor del PSOE: García-Page | Javier Toledano

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Lo peor del PSC es el PSOE. Y digo bien, pues el PSOE, desde el aterrizaje de Zapatero en la Secretaría General, es su franquicia madrileña (por nacional, o en su caso “plurinacional”). El PSC marca el rumbo al PSOE, y no al revés, en una relación asimétrica, como la del “federalismo” de Maragall. El PSC manda y el PSOE obedece. Y lo peor del PSOE es, con diferencia, García-Page. ¿Peor que Pedro Sánchez? Sin la menor duda.

 ¿Cómo? Sorprenderá a algunos esta afirmación. Pero apenas requiere un par de sencillos argumentos. A menudo los medios nos pintan al interfecto (García-Page) como un barón rebelde, la voz de la conciencia que nos remite al genuino igualitarismo que se pretende socialista y que afea los pactos de “Pinganillo” Sánchez con los golpistas fugados y con los terroristas jamás arrepentidos. Pactos que tacha de oportunistas y contrarios a la identidad misma del partido. A otro perro con ese hueso. No es más que un mero reparto de papeles: poli bueno-poli malo. García-Page sirve para mantener la ficción de que aún existe un PSOE nacional, un PSOE español que pondrá pies en pared y barrará el paso a las desaforadas pretensiones nacionalistas, cuando el PSOE ya no tiene redención posible. García-Page, desde esa perspectiva, sería el guardián de las esencias, el paladín que defiende el reducto. 

Tanto como lo defendió in illo tempore Alfonso Guerra con el bodrio de Estatuto de Cataluña que pactaron en La Moncloa, fumándose un puro, Zapatero y Artur Mas (Arturo en los papeles de Liechtenstein). Eso después de que Maragall les dijera a los convergentes (ahora Junts, pizca más o menos) aquello de que “ustedes tienen un problema que se llama 3%”. A lo que Mas replicó que, o retiraba esa insinuación (Maragall se quedó corto en el porcentaje), o no habría nuevo Estatuto. ¿Recuerdan entonces las declaraciones de Guerra en plan “última línea de defensa”… la “línea Maginot” del socialismo español? Con cuarenta diputados por él capitaneados pararía el Estatuto en el parlamento. ¿Qué fue de ese aguerrido batallón de diputados inflamados por el ardor patriótico? Ubi sunt.

La notación fue, hay que decirlo, muy bien traída, pues nos recuerda el número exacto de los secuaces de Alí Babá, analogía que casa a las mil maravillas con la ejecutoria histórica del PSOE, sea la época en que Prieto y Negrín andaban a la rebatiña por el tesoro expoliado del yate Vita o la más reciente de los ERE de Andalucía. Cuarenta son también los fieles chiíes necesarios para decaer la figura de la taqiyya (“kitman”) u ocultación. Esto es, los chiíes están autorizados a disimular su condición de tales cuando viven rodeados de contrarios, sean suníes o gentiles. Ahora bien, si alcanzan el umbral consignado, cuarenta individuos, han de proclamar a los cuatro vientos su obediencia sectaria. Sólo que los diputados “guerristas”, arrea, no dieron el paso al frente. Acaso les faltó uno para alcanzar el umbral requerido. 

El PSOE se sitúa en el extrarradio de la Constitución, dice García-Page y el aparato oficialista le reprocha que es él quien deambula por la periferia del partido. Oropeles, fanfarrias, escenificación, puro teatro. Una riña de opereta. Se trata de pescar en todos los caladeros, de fidelizar para el PSOE a los partidarios de la amnistía de marras, tanto a los convencidos, los más politizados, como a quienes carecen de criterio sobre la materia, legiones enteras que repiten en las cafeterías el repertorio de eslóganes de los noticieros favorables a este gobierno inicuo. Y, gracias a García-Page, de captar a los contrarios también. La monserga de las distintas sensibilidades. Y con eso cubrimos todo el espectro de reacciones posibles en el paisanaje ante la amnistía: partidarios, indiferentes y detractores, y ya podrán votarle indistintamente quienes están a favor de esa componenda e incluso algunos despistados de los que están en contra.

De modo que la figura de García-Page es fundamental para mantener una plausible ficción de dignidad en ese segmento del electorado de izquierdas abochornado por la conducta lacayuna del PSOE, enfeudado al capricho de los nacionalismos periféricos. Que nadie se engañe. Lasciate ogni speranza. Forma parte, García-Page, de la dinámica de tan burdo engaño. Se rumoreó que el “héroe” manchego, que es más Sancho Panza que Quijote, se exponía a una sanción por esa apariencia de impostada discrepancia. Ni hablar del peluquín, pues Castilla-La Mancha es una de las pocas regiones que conservan un ejecutivo socialista y eso le blinda ante una hipotética apertura de expediente disciplinario.

La disidencia retórica de García-Page, pues los diputados de su circunscripción en el parlamento nacional votan, a fin de cuentas, a favor de las consignas auspiciadas por la dirección, apuntala, gracias a su “antagonismo controlado”, la mayordomía, el vasallaje del PSOE al partido nodriza, que es el PSC. Acabáramos, García-Page no es más que el “tonto útil” de la función.

Javier Toledano | escritor

3 comentarios en «Lo peor del PSOE: García-Page | Javier Toledano»

  1. Que no señores que no! que la PSOE SAQUEADORA es igual al PP. Quítense de la cabeza que este país no avanzará, hasta que no venga un MILEI.
    Con lo cual, a pasar hambre todos, muy lamentable, pero esto lleva ese camino.
    Saludos.

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  2. Lo que no es de recibo es el pasotismo del pueblo español en su conjunto. Nos da todo igual. Así entró Napoleon en nuestro pais. El español solo reacciona en el último minuto.

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