Todo comenzó cuando su hija empezó a sufrir bullying en el colegio, que le hizo caer en un cuadro de anorexia y bulimia. Llegó al punto de tener que ingresar varias veces en la planta de psiquiatría del Hospital Niño Jesús de Madrid. En uno de sus pasos por el Hospital conoció a una chica trans y comenzó a asegurar que había nacido en un cuerpo equivocado porque se sentía hombre.

Derivada a la unidad de género sin consentimiento 

Esto hizo que la derivaran a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal, donde tuvo una cita con la endocrina: “Me preguntaron y yo le dije que no me lo creía, que el problema de mi hija era otro y que era muy precipitado. Le puse delante de ella todo el historial clínico de Elena, pero le dio igual y siguió adelante con el proceso. La niña tenía solo 15 años”.

La doctora les presentó “dos juegos de consentimientos informados para comenzar el proceso de hormonación y amputación” de su hija. La madre leyó los efectos adversos: “problemas cardiovasculares, casos de cáncer, depresión, roturas de huesos… «, fue entonces cuando se negó a iniciar el proceso. Pero los doctores decidieron continuar con el proceso. La segunda cita fue con la psicóloga: “Me dicen que aunque yo no firme, han hablado con el padre y va a conseguir una autorización del juzgado de familia, por lo que el tratamiento de hormonas iba a comenzar en tan solo unos meses.

«Ahí es cuando decido denunciar a la Sanidad pública madrileña y a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal”, esto hizo que el proceso de transición de su hija quedara paralizado hasta que hubiese una sentencia. Tiempo suficiente para que su hija cambiara de opinión y asegurara en sus redes sociales que «ella realmente es mujer, pero que se había confundido».

Con la nefasta y aberrante ley Trans el resultado hubiera sido distinto

Con la nueva Ley Trans de Irene Montero, las decisiones de esta madre podrían haber tenido un final muy distinto: servicios sociales hubiera intervenido, la hormonación hubiera seguido adelante, probablemente había perdido la custodia de su hija y ésta hubiera tomado decisiones irreversibles como someterse a una mastectomía: “es una ley que destroza familias, sobre todo si no hay acuerdo entre los padres. Yo he pasado por una depresión.

Cuando en toda Europa se está dando cuenta de esta aberración, los efectos adversos irreversibles que trae consigo y, por tanto, están derogando las legislaciones trans, en España seguimos promocionándola. Esta es una de las consecuencia de tener un gobierno ideológicamente sectario. No buscan la verdad, solo la dictadura de su pensamiento único,

Fuente: Rocío Orizaola | Hispanidad

 

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