Las mentiras del sectario Sánchez: la policía investiga a 100 pirómanos mientras que él culpa al «cambio climático»

Las mentiras de Sánchez frente al cuento climático

Sánchez quema la verdad: los incendios no los provoca el clima, sino los pirómanos y su dejadez forestal

El gobierno continua imponiendo el fanatismo ecologista que impide limpiar los montes.

Las mentiras de Sánchez frente a la realidad de los incendios

Las mentiras de Sánchez se derrumban cuando los propios datos oficiales revelan la verdad. Mientras el presidente insiste en culpar al «cambio climático» de los incendios, la Policía y la Guardia Civil han detenido ya a 27 personas e investigan a otras 92 por provocar fuegos forestales. En total, más de cien actuaciones contra presuntos pirómanos desde junio hasta mediados de agosto.

La estrategia de Sánchez es clara: utilizar el fanatismo ecologista como excusa para seguir imponiendo políticas globalistas que impiden limpiar montes, prevenir fuegos y proteger a las poblaciones rurales. Mientras tanto, miles de hectáreas arden y miles de familias pierden sus hogares. ¿Y después? «Casualmente» en esa tierra quemada florecerán negocios o se levantarán megaparques fotovoltaicos.

Incendios devastadores: cifras que desmontan el discurso oficial

El fuego arrasa con fuerza el noroeste de la península. Galicia, León, Zamora y Cáceres sufren la peor oleada de incendios en décadas. Mientras España sufre, Sánchez improvisa un supuesto pacto de Estado por el clima. Lo vende como una medida “neutral”, pero todos sabemos que busca blindar la ideología climática de su gobierno, culpando al CO₂ en lugar de a los pirómanos.

«Un pacto de Estado que deje la emergencia climática fuera de la lucha partidista, fuera de las cuestiones ideológicas», dijo Sánchez el pasado domingo.

Pero los hechos son testarudos. No se trata de ideología, sino de personas concretas que provocan los incendios.

Las fuerzas de seguridad contra el fuego

La magnitud de los incendios ha obligado a un despliegue masivo de efectivos. La Guardia Civil ha detenido a 20 personas e investigado a 85, mientras que la Policía Nacional suma 7 arrestos y 7 investigaciones abiertas.

Las mentiras de Sánchez: el cambio climático como coartada

En lugar de asumir su responsabilidad, Sánchez culpa al cambio climático. Repite una y otra vez la consigna globalista para justificar la inacción y ocultar el verdadero origen de los incendios: la acción criminal de pirómanos.

Los datos oficiales lo prueban: 27 detenidos y 92 investigados. Más de cien actuaciones policiales desde junio. ¿De verdad el cambio climático detiene, interroga y pone a disposición judicial a sospechosos? No. Son personas concretas, con nombres y apellidos, las que provocan las llamas.

La simultaneidad de focos y la magnitud de los daños evidencian que no hablamos de fenómenos naturales, sino de acciones criminales multiplicadas por la negligencia política.

Pero el Gobierno prefiere hablar de “emergencia climática” porque así justifica políticas restrictivas que arruinan al campo español. El fanatismo ecologista que imponen desde Moncloa impide limpiar los montes, mantener cortafuegos y gestionar de forma racional los bosques. Eso sí provoca incendios devastadores.

Un gobierno sectario que juega con el dolor de la gente

El gobierno socialista y comunista de Pedro Sánchez no aprende. Prefiere usar el dolor de miles de familias para reforzar su agenda climática antes que reconocer su fracaso.

Cada hectárea calcinada, cada hogar destruido y cada brigadista herido son pruebas de las mentiras de Sánchez. Los incendios tienen responsables concretos y políticas fallidas detrás, no un cambio climático etéreo.

Más allá de los pirómanos: ¿quién paga los incendios?

No debemos detenernos únicamente en los pirómanos. La verdadera pregunta es: ¿quién financia estas acciones y a quién benefician los incendios en España? Como siempre se dice, “sigue el dinero”.

Detrás de muchos de estos fuegos aparece un patrón repetido: pelotazos urbanísticos, recalificaciones de suelo y construcción de megaparques fotovoltaicos. No resulta casualidad que se quemen zonas estratégicas que, poco después, terminan en manos de grandes empresas energéticas o de promotores urbanísticos.

La realidad es que existen intereses económicos y políticos vinculados a estas operaciones. Y en algunos casos, además de beneficios urbanísticos, entra en juego un factor todavía más inquietante: los incendios afectan a áreas ricas en tierras raras, minerales clave para la tecnología y la transición energética. ¿Se incendian esas zonas por azar o porque hay manos ocultas que buscan sacar tajada?

El gobierno de Pedro Sánchez calla ante estas evidencias. Prefiere acusar a “olas de calor” o al «cambio climático» antes que investigar los verdaderos intereses detrás de las llamas. Una vez más, el relato oficial tapa la verdad y protege a los poderosos, no a los ciudadanos.

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