La utopía hecha presupuestos | Luis Losada

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Dinero para ancianos, jóvenes y funcionarios. ¿Quién paga la fiesta?

Ya tenemos acuerdo presupuestario PSOE-Podemos. Se trata de unas cuentas que más parecieran cuentos. ‘Cuéntame un cuento y verás que contento me voy a la cama y tengo lindos sueños’, que dirían los Celtas Cortos… Es lo que parece haber hecho el gobierno con los ciudadanos. Nos ha contado un sueño para que nos fuéramos contentos a la cama.

¿Qué cumples 18 años? 400 eurazos para que te culturices. ¿Qué eres joven? Te independizo de tus padres para que dependas de mi con 250€ mensuales que pagarán tus padres. ¿A que el círculo es estupendo?

¿Qué eres anciano? No pasa nada. Tu pensión se revalorizará un 3,5%. ¿Quién lo pagará? Tus hijos. O sea, la solidaridad intergeneracional de toda la vida. Sólo que ahora me lo agradecerás a mi. Y Son 9 millones de pensionistas. Y votan más que la media. Y sólo les importa su pensión. Voilá.

Y todo esto mientras el sistema está quebrado y en números rojos sin colchón alguno. ¿Qué opina de esto el Pacto de Toledo? Nada. Porque ni se ha reunido. Si Sánchez desprecia el control parlamentario, presume de teledirigir la Fiscalía y abusa de la autoridad con la Abogacía del Estado, ¿qué no hará con el Pacto de Toledo? Minucias cuando nos jugamos las elecciones…

¿Y quién paga la fiesta? Por una parte, los ahorradores. La bonificación fiscal para los planes de pensiones queda reducida a las aportaciones de hasta 1500€. ¿De verdad que esto es incentivar los planes de pensiones privados? Por otra parte, el impuesto de Sociedades al 15% aportará otros 400 millones de euros. Pero una gran parte del presupuesto expansivo proviene de Bruselas. Se trata de 27.000 millones de euros que el gobierno ya ha presupuestado aunque todavía no hayan sido concretados. Soñad y os quedareis cortos.

Porque para la izquierda, los presupuestos no son una herramienta de gestión, sino pura poesía. Un papel que permite soñar en una sociedad más justa y más feliz. Como el 30% de reserva de suelo para vivienda protegida. Belarra dice que permite hacer sociedades más felices. ¡Qué belleza!

Lo que quizás no se ha enterado Belarra es que ese tipo de ensoñaciones felices recortan la inversión en vivienda encareciendo un producto básico al conjunto de la población. Lo que no quieren entender estos soñadores del papel es que topar el mercado del alquiler es reducirlo y por lo tanto dispararlo en el mercado negro.

Lo que estos ‘infelices’ no entienden es que la realidad es la realidad y que los círculos nunca serán cuadrados. El problema es que estando en el gobierno drenan muchos recursos necesarios para sus sueños húmedos imposibles.

Luis Losada | Periodista

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