La perversa estrategia de Sánchez: la promoción de la inmigración marroquí y musulmana le garantiza votos y destruye la identidad de España

Los nacidos en Marruecos con derecho a voto se identifican mayoritariamente con la izquierda. La encuesta señala que el 12,2 % de ellos se posiciona en la izquierda, seguido por un 10,9 % en el centroderecha, un 3,4 % en la derecha y apenas un 1,2 % en el centro. De este modo, la formación política con mayor apoyo entre los votantes marroquíes es el PSOE, seguido por Sumar y el PP.

Inmigración masiva ilegal: un cálculo electoral premeditado

Estos datos confirman lo que ya era evidente: la izquierda en España está promoviendo una política de puertas abiertas con un doble objetivo. En primer lugar, asegurarse un nicho estable de votos, ya que la mayoría de los inmigrantes marroquíes y otros colectivos musulmanes tienden a apoyar a partidos como el PSOE y Sumar. En segundo lugar, desdibujar la identidad cultural, religiosa y lingüística de España, imponiendo un modelo que elimina las raíces históricas y religiosas de España.

El crecimiento de la población inmigrante en España ha sido exponencial en las últimas décadas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 había más de 900.000 marroquíes residiendo en España, siendo la mayor comunidad extranjera en el país. Este aumento ha sido impulsado por una política migratoria permisiva, en la que el gobierno de Pedro Sánchez ha evitado aplicar medidas contundentes contra la inmigración ilegal.

El objetivo final: eliminar la esencia de España

El respaldo electoral que la izquierda recibe de la inmigración masiva no es casualidad, sino un plan diseñado para perpetuarse en el poder. La estrategia del PSOE y de Sumar se basa en promocionar la llegada de inmigrantes que no comparten la identidad, la religión, la cultura ni la lengua española. Se trata de un modelo importado de la izquierda globalista que busca destruir la esencia de España y diluir su identidad histórica en favor de un modelo multicultural impuesto desde Bruselas.

Mientras otros países europeos han comenzado a endurecer sus políticas migratorias para proteger su soberanía, España sigue el camino contrario, facilitando la llegada masiva de extranjeros que, en muchos casos, no comparten ni respetan los valores del país que los acoge.